Sergio Borrero. Un día como el de ayer pero retrocediendo 75 años en el tiempo. En aquel año de 1939 era Lunes Santo. Aquel día se bendijo junto a su hijo de la Expiración y el discípulo amado, una de las imágenes marianas que más devoción despierta entre la población onubense. Aquel día la Virgen de la Esperanza llegaba al corazón de la vieja Huelva para reponer el patrimonio perdido por la Hermandad de San Francisco en la contienda civil y para llenar los corazones de todos sus vecinos y devotos.
Cabe resaltar que antes del conflicto bélico, era la antigua Virgen del Mayor Dolor la que presidía el paso de palio de la Hermandad de San Francisco, no siendo hasta después de la guerra cuando se añade a la hermandad la advocación de Nuestra Señora de la Esperanza para pasar a presidir el palio e incorporar a la nueva Virgen del Mayor Dolor bajo los pies de su hijo en el paso de misterio. La preciosa imagen salió de las gubias del taller del onubense Joaquín Gómez del Castillo.
Con los años, la devoción fue creciendo fuertemente entorno a la Virgen de la Esperanza, teniendo en su barrio y feligresía los momentos cúlmenes de su estación de Penitencia, con su llegada al Brasil Grande y su discurrir por la calle San Francisco y Miguel Redondo. Allí la recibían los antiguos vecinos del populoso barrio, entre saetas, vivas y flores para su Virgen. Destacaba entre todas las saetas que año tras año, desde el balcón de Miguel Redondo le brindaba la Niña de Huelva, ferviente devota de la Esperanza.
Han sido 75 años de altibajos donde pese a la gran devoción, la hermandad también tuvo que atravesar por momentos muy difíciles desde que en 1963 tuvo que abandonar su templo fundacional de San Francisco para no regresar más. Tras salir durante quince años desde la Santa Iglesia Catedral, de nuevo se vio en la calle al ser obligada a abandonar el templo catedralicio. Esa Semana Santa la Hermandad se recoge en un almacén en la calle Santa María y es entonces cuando en el seno de la hermandad y sus devotos se comenzó a planear la idea de la construcción de una capilla propia que se haría realidad el 24 de marzo de 1979, cuando las imágenes de la Hermandad hacían su entrada en su nueva sede.
Ya asentada en su capilla en el corazón del barrio de San Francisco, la Hermandad experimentó un periodo de crecimiento y esplendor en todos los sentidos que hizo que rápidamente esa primitiva capilla se quedara pequeña. Diferentes ampliaciones han venido sucediéndose hasta dar con la Iglesia Santa María de la Esperanza de la que hoy pueden disfrutar sus hermanos y toda la Huelva cofrade. Han sido unos años de esplendor que tuvo su momento más álgido con la Coronación Canónica de la Virgen de la Esperanza en un solemne acto desarrollado en la plaza de las Monjas el 3 de junio del año 2000. Fue la primera imagen dolorosa de la provincia en ser coronada canónicamente.
Además de la Coronación, durante estos 75 años muchas han sido las distinciones entregadas a la Santísima Virgen como muestra de la devoción que Huelva entera le profesa. Sirva como ejemplo la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad bajo petición popular el 4 de junio de 1994 con motivo del I Centenario Fundacional de la Hermandad. También cabe destacar la entrega de la Cruz al Mérito Naval, concedida por Su Majestad el Rey Juan Carlos I a la Hermandad el 2 de enero de 1997, como reconocimiento a sus importantísimos vínculos con la Armada. Unos vínculos que se pueden remontar a los propios inicios de la cofradía y que aun hoy en día se puede ver de manifiesto en los diferentes actos organizados por la hermandad donde suele figurar un representante de la Armada y en las salidas procesionales donde Nuestra Señora de la Esperanza es escoltada por infantes de marina.
Ayer se cumplieron los primeros 75 años de Nuestra Señora de la Esperanza Coronada. Una celebración que se inició semanas atrás y que se prolongará durante todo el año, destacando la procesión extraordinaria de la Santísima Virgen el 4 de octubre.
