Ana Rodríguez. Carlos Cordero tiene 33 años, es médico y puede presumir de impartir clase en uno de los cursos que organiza una de las universidades prestigiosas del mundo, la Universidad de Harvard.
Cordero es licenciado en Medicina, siendo especialista en Medicina Física y Rehabilitación, área de la que es facultativo en el Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva capital, además de coordinador de la Unidad de Neurorehabilitación. Fue en este centro donde el joven realizó su residencia (MIR) entre 2006 y 2010, pasando a formar parte de su plantilla al término de la misma.
Cuando acabó la especialidad, Cordero encontró una interesante convocatoria de una beca a nivel mundial de la Sociedad Internacional de Rehabilitación y Medicina Física (ISPRM) para un Curso de Investigación Clínica (Principles and Practice of Clinical Research Course) en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard que se extendía de febrero a noviembre. La metodología era a través de Internet, mediante una plataforma en la que el alumno disponía de diversas herramientas (videoconferencia, foros de discusión, contenidos, calendario de tareas semanales, etc.) para desarrollar la acción formativa. «Solicité la beca, sin mucha fe en que me la concedieran, porque había unas cinco plazas para gente de todo el mundo con muy buenos expedientes», recuerda el doctor.
Sin embargo, una de esas becas fue para él, obteniendo así la matriculación gratuita en el curso -la cual asciende a 8.000 dólares, unos 6.000 euros-. Le exigieron, eso sí, una calificación mínima de siete para seguir manteniendo la ayuda, algo que el joven cumplió a rajatabla, obteniendo muy buenos resultados y recibiendo, incluso, un premio final por el excelente aprovechamiento.
Fue entonces cuando le propusieron seguir vinculado a la Universidad de Harvard, aunque esta vez como docente. Su papel sería el de Teaching Assistant, algo así como profesor de apoyo, quedando tan satisfechos los estadounidenses con su trabajo que al año siguiente, en 2013, volvieron a llamarlo. «En esta ocasión fui Teaching Assistant de segundo año y tenía más responsabilidades, estando entre mis funciones coordinar un grupo, dirigir su proyecto de investigación, lo que sería el diseño de un ensayo clínico, resolver dudas en las tutorías, ponerles tareas semanales y corregirlas», explica Cordero.
Tras dos ediciones, este 2014 el doctor ha subido de categoría en la escala docente del curso y ha alcanzado el rango de Senior Teaching Assistant, que le permite impartir clases (además de mantener las funciones anteriores), siendo éste el máximo nivel al que podía aspirar, motivo por el cual está muy contento. Como indica Cordero, «el curso tiene 24 materias de asistencia obligatoria y otras 24 opcionales u optativas, en las que las clases corren a cargo de perfiles de profesores como el que tengo ahora. En estas asignaturas no se penaliza al alumno si no acude a clase, pero el nivel de competitividad de estos estudiantes es muy alto y nadie se pierde ninguna».
Curiosidades de la vida, hace varios años, cuando aún era residente, el doctor hizo varias rotaciones o estancias en otros hospitales, que le permitieron ejercer en varios centros nacionales como el Hospital Universitario Vall D’Hebron y el Institut Guttmann, ambos en Barcelona; el Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga y el Hospital FREMAP de Sevilla; pero también en uno de Estados Unidos, el Burke Rehabilitation Hospital de Nueva York, donde durante dos meses en 2009 trabajó en la Unidad de Rehabilitación Neurológica. «Aprovechando mi estancia allí, visité Harvard, pero nunca me imaginé que acabaría siendo uno de sus docentes», afirma el médico rehabilitador.
En este curso de Investigación Clínica participan profesores y alumnos de 25 países y supone un aprendizaje global de dicha materia. En este sentido, Cordero señala que no imparte los contenidos o conocimientos que él aplica a diario como médico rehabilitador, es decir, que no tiene una asignatura concreta de su especialidad, sino que el temario del curso es dinámico y el sistema de organización que utiliza la Universidad consiste en asignar a los profesores unos contenidos con suficiente antelación para que se los preparen, pero que pueden ser de cualquier materia que se englobe en el ámbito de la Investigación Clínica. De hecho, el doctor está esperando a que le llegue en estos días la planificación final del curso, que se iniciará en las próximas semanas.
Sobre el postgrado, Carlos señala que es completo e innovador y en él se enseña desde los pasos para elaborar un ensayo clínico hasta estadística a nivel médico o cómo publicar un artículo científico. La actividad formativa no sólo pone el índice en la puntuación de los exámenes, sino que aplica un sistema colaborativo de aprendizaje, en el que se valora la participación. Por ejemplo, cada semana se proporcionan una serie de lecturas para que el estudiante las discuta en los foros de la plataforma, potenciando así el discurso y buscando que los alumnos saquen sus propias conclusiones.
De todo esto, lo que más le gusta a Cordero es el poder conocer a profesionales de distintos ámbitos y lugares del mundo, lo cual le está permitiendo, según destaca, «crear una red social de contactos de tu misma área de interés alrededor del planeta y eso luego te da opciones para hacer, por ejemplo, estudios multicéntricos y abrir el abanico de posibilidades para colaborar con otras personas a nivel profesional».
A pesar de tener que compaginar su trabajo en el Hospital de la capital onubense con su faceta de profesor, a la que asegura dedica entre ocho y 10 horas a la semana, Carlos dice organizarse muy bien, cuadrando siempre el horario español con el de Boston, donde son seis horas menos.
Por otro lado, un factor importante y que le ha permitido optar tanto a la beca como a incorporarse al cuerpo docente de este curso ha sido su dominio del inglés. Aunque ha recibido clases de este idioma, el médico se preocupó de perfeccionarlo, sobre todo el habla, viendo películas en versión original, promoviendo encuentros con amigos extranjeros y también desenvolviéndose y perdiendo el miedo durante su estancia en Nueva York. Además, el inglés es una importante herramienta para los médicos, puesto que gran parte de los descubrimientos, estudios e investigaciones que se generan cada año están escritos en la lengua de Shakespeare. En esta línea, Cordero precisa que «el curso se puede hacer con un nivel alto de inglés, sin llegar a ser bilingüe, pero si eres profesor ya sí necesitas manejar la lengua a la perfección».
De cara al futuro, Carlos se ha marcado una meta, conseguir que una de las sedes físicas del postgrado -hay varias repartidas por todo el mundo pero ninguna en España- estuviera en Huelva. «Aunque aún no he empezado a moverme, tengo pensado hablar con el SAS, la Universidad de Huelva, el Hospital Juan Ramón Jiménez y la Universidad de Harvard para ver si es factible que Huelva sea una sede del curso. Creo que ello sería muy positivo para los profesionales onubenses», comenta el doctor lleno de ilusión.
Inmerso en los preparativos del comienzo de curso, Cordero se muestra satisfecho y afortunado. Es un gran profesional que está consiguiendo hacer sonar el nombre de Huelva en la Universidad de Harvard.
11 comentarios en «Carlos Cordero, un médico rehabilitador del Hospital Juan Ramón Jiménez, docente de la Universidad de Harvard»
Impresionante gracias a gente como él vamos a mejor
impresionante huelva necesita medicos como este . estamos mejorando gracias a dios . viva el doctor .
enhorabuena por estos progresos…..sigue así.
Seguimos creciendo en nuestra tierra, Felicidades. Tenemos muy buenos profesionales que a veces no valoramos, pero están aquí, en Huelva.
Tengo q decir q este artículo m ha dejado un poco alucinada per a mi personalmente m ha demostrado ser un buen profesionaly sobre todo humano con los pacientes yo tenido después d una desgracia la gran suerte d q sea mi médico rehabilitador
Es un gran médico y muy profesional. Enhorabuena.
Excelente profesional y mejor persona.
Enhorabuena Carlos,sigue asi!!!
Que alegría leer estos comentarios de un profesional nuestro
Lo que tienen que hacer es que a los médicos/as buenos/as que trabajan en los hospitales de Huelva es no llevárselos a otros hospitales y dejen ……………………piensen lo que quieran.
Es un médico excelente, se preocupa mucho por los pacientes. Enhorabuena.
He sido paciente de este doctor hace menos de un mes, ignorando sus méritos academicos/profesionales.
Mi opiniòn inmejorable como médico en su especialidad, me ayudó mucho y espero pueda seguir haciéndolo; esto unido a su exquisito trato, algo de tanto valor para los enfermos.
Para evitar equívocos, entro en Google por si tenía consulta privada.
Enhorabuena y gracias por luchar en favor dela servicio médico en Huelva, bien necesitada está.