Mari Paz Díaz. Bernardo Romero es un onubense que ha hecho de todo, por lo que no es extraño que se defina a sí mismo como «funambulista». Ilustración, pintura, periodismo, crítica gastronómica, profesor de historia, diseño gráfico…, son sólo algunas de las actividades que ha realizado Bernardo Romero a lo largo de su vida, pues incluso llegó a tener bares de copas y chiringuitos de playa.
A pesar de ello, Bernardo confiesa que «realmente lo que me ha dado de comer de una manera más o menos estable ha sido el teclado de un ordenador, lo que antes se llamaba la pluma», por lo que no es extraño que ahora vuelva a ser noticia por la publicación de un nuevo libro, La Vida Fácil, que se presenta este jueves 30 de mayo en la Casa Colón de Huelva. La cita, a la que invita a todos los onubenses, es las 20.00 horas.
De hecho, Romero cuenta ya con unos quince libros publicados, casi todos sobre naturaleza o guías para viajeros inquietos, aunque también tiene dos libros de historietas, las biografías oficiales de artistas tan conocidas como Kiti Mánver y Loles León y, sobre todo, dos libros de gastronomía, que son los que más rédito económico le han aportado: La Cocina de Huelva, el libro de la provincia con más ejemplares vendidos –siete ediciones y cerca de cincuenta mil ejemplares-, que se publicó hace 33 años, o el más reciente, Huelva en su Salsa. 1000 Recetas de Cocina, que también cuenta con muchas ventas. Del mismo modo, ha colaborado en alguna enciclopedia y en alguna obra colectiva, pero siempre en un ámbito científico o técnico.
Ahora, este conocido onubense ha decidido volver a la ficción después de su anterior novela Veintitantos Onubenses Inexistentes (1995), sin olvidar la historia de La Higuera, que fue publicada por el periódico Huelva Información por entregas. Reconoce que, a pesar de las dificultades para publicar, se decidió a escribir La Vida Fácil porque «me lo pedía el cuerpo». De hecho, promete no parar en este ámbito, puesto que ya tiene otra novela muy avanzada y ha entregado hace poco dos piezas teatrales a una compañía teatral.
-¿Cuál es el argumento de La Vida Fácil?
-Se trata de la historia de unos jóvenes veinteañeros que dejan pasar el tiempo tumbados en la playa. No trabajan y no estudian, no hacen otra cosa que observar el mundo desde el burladero. Algo que no es nada nuevo, por cierto. Ya los clásicos, desde Grecia o Roma hasta el siglo de Oro, por no hablar de nuestro complicado siglo XIX, ponían el grito en el cielo despotricando de la juventud, que no ha sido siempre y necesariamente un divino tesoro.
-El título es muy sugerente…
– Puede, pero realmente es un tremendo sarcasmo. Ahí está el meollo de la cuestión.
-¿Por qué ha elegido Punta Umbría como el escenario de la ficción?
-Me inspiro en lo que me ha rodeado y en lo que he vivido y observado. Soy un escritor de la experiencia. Creo que estoy bastante alejado del surrealismo. No hay nada onírico ni maravilloso en mi literatura, sino apuntes del natural, pura descripción de la realidad. Intento describir el mundo tal y como es o, al menos, como yo lo percibo. Sin más adornos que los que uno pueda conseguir con las puras palabras.
– ¿Se puede decir que es una novela autobiográfica?
– Es novela en el sentido primigenio de la palabra, novela como novella, novedad… Son noticias de un mundo vivido, pero en modo alguno es autobiográfica, por mucho que alguna experiencia personal se haya podido colar en el argumento o en la narración. Pero eso es normal. Cuento lo que he vivido, lo que he podido observar, más o menos deformado, pues cuando escribes, como cuando pintas un cuadro, tú no eres dueño ni de las palabras ni de la paleta o el pincel. Las obras de arte terminan siempre construyéndose ellas solas. Tú eres el mero transmisor.
Algunos llaman a eso inspiración, pero no hay más musa que el trabajo bien hecho. He contrastado esto con otros escritores y otros pintores y todos han coincidido conmigo. Uno empieza el trabajo, pero la pieza que intentas conformar, sea una novela, una escultura o una pintura, termina siendo como ella quiere. A veces sin darte cuenta te pasas dos o tres horas escribiendo sin parar y cuando vuelves a la realidad no eres consciente ni del tiempo transcurrido ni siquiera de lo que has escrito. Tienes que volver a leerlo para no perder el hilo y poder seguir trabajando.
– ¿Por qué ha tardado tanto en volver a editar una obra literaria?
– Todos sabemos que el mundo editorial es bastante complicado. Para que una novela se venda tiene que haber una importante promoción detrás, sobre todo si el autor no es conocido. Yo puedo ser algo conocido en un ámbito puramente local, pero, para el público español, soy un perfecto desconocido. A ninguna editorial grande, de esas que te pueden promocionar a nivel nacional, se le va a ocurrir arriesgar su dinero en una inversión que no sea absolutamente fiable. Prefieren editar una novela de cualquiera que haya salido dos tardes en un programa de cotilleos, que haya defraudado a la hacienda pública o que haya sido absuelto del asesinato y descuartizamiento de su primo hermano. Eso vende y la inversión, por lo tanto, puede ser muy rentable. Pero meter dinero en un tipo que no ha asesinado a nadie, ni es un defraudador o un cotilla de campeonato, es perder el tiempo y, lo que es peor, el dinero. Hoy no se busca calidad literaria, ni obras que emocionen en cualquier campo. Se busca rentabilidad.
– La edición ha sido realizada por una empresa andaluza. ¿Publicar en la actualidad es casi un milagro?
-Los lectores no se lo pueden ni imaginar. Y más ahora, que han sido retiradas las ayudas a la edición y a la distribución, algo que mantenía animado el mundo editorial. La Vida Fácil había interesado a alguna editorial y una agencia literaria la tenía en espera de que volvieran tiempos mejores. Pero llevaba dos años en el cajón y me dolía esa situación. Por eso opté por una pequeña editorial de la tierra. Al menos soy consciente de que en Huelva puede funcionar, puede tener unas ventas mínimas que permitan que, al menos, no haya pérdidas. Entre tenerla en el cajón y realizar este pequeña edición, preferí esto último.
– ¿Qué le gustaría conseguir con esta obra?
– Encontrarme con quienes me han animado a volver a la literatura de ficción, a quienes me leían antes asiduamente en las páginas de opinión de la prensa onubense, a mis amigos… No busco la fama, de ahí que la sacara del cajón y aceptara una edición muy corta y poco arriesgada. Espero que pueda salir del ámbito puramente onubense. Me gustaría que se conociera fuera de Huelva, porque aunque los paisajes por los que transita sean mayoritariamente onubenses, ofrece un lenguaje absolutamente universal. Se puede leer aquí y en las Chimbabas. Es inteligible para cualquier persona y en cualquier lugar.
– ¿Cómo surge su afición por la literatura? Es curiosa su evolución desde el dibujo a la escritura.
– He sido siempre un lector compulsivo. Me he criado en un entorno muy lector. Mis padres leían una barbaridad y contaban con una buena biblioteca. No hice otra cosa que lo que veía en casa. Incluso en todos aquellos años en que me dedicaba más a la fiesta y al rock&roll que a la meditación trascendental encontraba huecos para satisfacer mi necesidad de leer. Los libros siempre me han acompañado. Lo del dibujo ha sido una habilidad que me ha permitido vivir holgadamente en alguna etapa de mi vida. La pintura, por el contrario, no. Por eso me dediqué más al dibujo.
He ilustrado libros técnicos y científicos y estuve mucho tiempo haciendo diseño gráfico. Creo que tuve el primer Mac para hacer diseño asistido por ordenador. La tinta tenía que pedirla a Madrid hasta que abrieron en Virgen de Luján, en Sevilla, una tienda de Apple. Después se generalizó lo del diseño por ordenador y lo abandoné. Como en la prensa siempre encontraba un hueco, pues me dediqué al periodismo. Entre una cosa y otra, treinta años viviendo de la profesión, que no está mal.
– Tras la presentación de la novela este jueves en la Casa Colón, ¿tiene preparado algún otro acto?
-Fernando Serrano me ha invitado a hacer una presentación en su galería de Trigueros, lo que es bastante interesante por la repercusión que pueda tener porque esta prestigiosa galería mantiene una web que es toda una referencia en el mundo de la pintura, en el que he ejercido la crítica con bastante aceptación. De ahí la invitación de un galerista con el que he llegado a participar en el encuentro de arte actual ‘Entremundos’.
– Para terminar, ¿le gustaría invitar a los onubenses a la presentación de su libro de este jueves 30 a las ocho de la tarde en la Sala Roja de la Casa Colón?
– A los onubenses, en general, claro que hay que invitarlos a que estén conmigo el jueves. Un acto de este tipo con poco público es terrorífico. A los onubenses que además son mis amigos, los obligo a que estén allí. Al resto, les ruego encarecidamente que acudan a la convocatoria: pero los amigos, en momentos como estos, no pueden faltar. No te pueden fallar.
1 comentario en «Bernardo Romero: «Con ‘La Vida Fácil’ he decidido volver a la ficción porque me lo pedía el cuerpo»»
¡¡Suerte, maestro !! si puedo estaré allí. Ahora mismo estoy preparando mi propia «salida a la palestra» con el segundo volumen del RECETARIO GASTRONOMICO TRADICIONAL Y POPULAR DE HUELVA… así que ya te puedes imaginar, pero vamos que voy a procurar ir por todos los medios. Un saludo