Elisabeth Méndez. El 26 de abril de 2013 es una fecha que Lucena del Puerto siempre conservará en el recuerdo. Es el día en el que un pueblo se echó a la calle deseoso de recibir un tesoro conseguido con el esfuerzo de grandes rocieros. El día en el que un brillo especial inundó las calles de esta localidad al paso de la recién llegada Carreta del Simpecado de la Hermandad del Rocío de Lucena del Puerto, carreta que tras ser sometida a un proceso de restauración, lucía una belleza espléndida que encandilaba a los rocieros que le acompañaban es su recorrido por el pueblo, hermosura que tampoco pasaba desapercibida entre los curiosos vecinos que se arremolinaban en las calles para contemplar su diseño.
Eran las 10:30 de la mañana cuando un estallido de cohetes alertaban a los luceneros de la llegada, quienes fueron acercándose hasta el lugar donde la estaban preparando para su salida al atardecer por el pueblo. Aún sin flores todavía, y sin portar a su valiosa reliquia -el Simpecado de la Hermandad del Rocío de Lucena- su hermosura ya dejaba estupefacto a todo aquel que la contemplaba.
Entre rostros emocionados de felicidad, “está preciosa” era la expresión más sonada durante toda la mañana, semblante que fue creciendo conforme la carreta se engalanaba.
Flanqueada en su frontispicio por el patrón del pueblo, San Vicente Mártir, y por la patrona, la Virgen de la Luz, a su espalda, separados ambos por una grandiosa candeleria y varias jarras, unas columnas bañadas en plata separan esta base de la cubierta, coronada en su interior por una paloma plateada sobre destellos dorados, y portando a sus pies la Cruz que abandera el Simpecado.
Unos lilios rojos, helechos, y margaritas iban aportando color a un Simpecado negro, bordado en oro, y en el que la Reina sobresalía en una bella estampa, Simpecado cuya belleza se intensificaba más que nunca entre la reluciente plata, decoración que crecía a la paz que se le colocaban las guirnaldas y las campanas que colgaban sobre su techo, y entre las que se encuentran algunas procedentes de la carreta antigua y que fueron donadas por ilustres hermanos.
Donaciones que no han cesado con los años, y de ahí que entre sus estrenos se encontraran grabados los nombres de quienes los habían regalado, y entre los que se podía leer uno muy especial, ‘Antonio Molina Ojuelos’, un joven hermano rociero al más no poder al que la vida no le ha permitido conocer tan hermosa estampa.
Una vez ornamentada, el actual carretero, Romualdo Macías, quien se ha encargado de capitanear ese barco rociero desde Lucena hasta la aldea almonteña durante muchos años, orgulloso enganchaba los mulos que tirarían de la carreta, y que él iba a tener el placer de guiar en su primer día de estancia en Lucena del Puerto.
Eran las 19:30 horas cuando Romualdo comenzó a tirar de los mulos dirigiendo la carreta por las calles de Lucena hasta llegar a la puerta de la Iglesia, donde hizo una parada para ser bendecida, y tras este acto, diversos componentes del Coro Rociero de la localidad le regalaban unas letras compuestas para la ocasión, robándoles a los asistentes un aplauso al final de cada canción.
Consagrada, nuevos pasos la acompañaban en su recorrido por las principales calles que aún le quedaba por visitar, y a través de las cuales se encaminaba, tras siete meses fuera de la localidad, de nuevo a su casa, donde feliz y agradecida al pueblo por tan grata bienvenida, se dispuso a descansar hasta el próximo 15 de mayo, momento en el que se echará a los caminos acompañada por cientos de peregrinos, quienes orgullosos de tan bella joya, llegarán con ella a la aldea de El Rocío para disfrutar de la romería que ya todos preparan.