Ramón Llanes. Para decirte que te estoy pensando. He vaciado el pensamiento de otras devociones, he saltado los espacios repletos de inquietud y me he puesto, -ya ves- a pensarte. Y todo cuanto soy se me ha vuelto presencia: el primer suspiro contigo, la primera piedra a nuestra eternidad de besos, la última tarde, la idea de amarnos, todo se me ha puesto en los ojos. Y te observo la certeza en la boca y la gloria en el gesto; quien te hiciera supo perfilar la dulzura con esa calma profunda y crecida que se te escurre por la dócil sabiduría de la verdad.
He dejado de conocerte por haber llegado a tu infinito, más allá eres la misma, tu piel me enseña tu alma, los tiempos se nos hacen insuficientes para atendernos, son muchos los sueños hilados y las soledades vencidas. He llegado a tu fin de conocerte y nunca me llevarás al fin del gozo, cada calor es una sorpresa, cada día un premio. Aprisionar tu mano en la mano mía, con el fuego de la garantía y el respeto, con la pulcritud de todas las palabras que decimos para acercarnos.
Ahora, amada, tú, mujer, las esferas tan ensimismadas en nuestros demás que nos completan la felicidad y tú, mujer, tan especial, con tantos esfuerzos, con tantas demasías en el órdago de vivirnos y con tanto sentido en la sensatez, ahora es un pensamiento único el que nos crece, una sola devoción a nosotros, al universo de todos y a los colores que espacian nuestra noble realidad. Este hombre que te ama, mujer de mis títeres y de mis versos, de mis letras y de mis risas, este hombre, mujer, se ha donado a la voluntad que hemos dibujado en aquella madera de amor que nos dejó la luz una mañana única en nosotros y extensa en deseos.
Escribo, te pienso, porque alguien ha de saber lo nuestro, con toda la intensidad, con el más íntimo deber. Has de ser tú, amada, quien engrandecerá mi valor; tú, quien vestirás de sueños estas páginas que nos quedan por llenar y tú quien me abrazarás hasta el trayecto que nos conduzca al mismo lugar donde ahora estamos, a este mismo sitio donde no es preciso el tiempo.
Sé que no te mereces estas pasiones tan escritas en la luz pero así me reinvento otra felicidad y volvemos a aprisionarnos el alma, para nosotros.
2 comentarios en «A propósito de tí»
Hoy, todas las mujeres estamos felices porque sabemos que hay hombres que piensan como tu. !!!!!! Gracias, gracias, gracias!!!!!!
Te pido, querido mestro, tu sombrero prestado, para quitarmelo y reverenciar ante este comestible sentimiento.
Feliz día a todos «los hombres», por tener cerca, en este día, a una mujer feliz.