Ana Rodríguez. El director del Festival Internacional de Fotografía de Huelva Latitudes 2013, José Luis Ruiz, junto a la fotógrafa bilbaína Marisa González y al concejal de Cultura del Ayuntamiento de Huelva, Manuel Remesal, han inaugurado los dos primeras exposiciones que la muestra exhibe en la Casa Colón de la capital onubense. ‘Otras miradas’, de Ramón Masats y ‘Ellas, filipinas’, de la propia Marisa González, pueden visitarse ya en las salas Vázquez Díaz y de los Brazos, respectivamente, hasta el próximo 31 de marzo.
Ruiz destacó que la muestra de Marisa González es, junto con la que se inaugurará el próximo viernes y que lleva por título ‘Tres países, tres miradas’, la de mayor contenido social de las que se pueden contemplar este año en Huelva, una exposición “que quedará en nuestras retinas y en nuestro recuerdo”.
El concejal de Cultura recordó que, al final de la presente semana, más de un centenar de fotos colgarán de las paredes de la Casa Colón, donde además este año se proyectarán las películas del ya tradicional ciclo de cine que forma parte de las actividades paralelas de Latitudes. Asimismo, alabó la labor de Marisa González, a la que calificó como “una pionera de las nuevas tecnologías de la comunicación al servicio de la fotografía”.
Por su parte, la autora de la muestra ‘Ellas, filipinas’, que cuenta con el patrocinio de Casa África, guió al público en relación a cómo debían ver su exposición, empezando por la esquina izquierda de la sala, donde una cartela explicativa sitúa al observador en la actual Filipinas. Una joven mira en Manila los anuncios de las agencias que buscan mujeres para trabajar como empleadas del hogar internas en Hong Kong. En los anuncios se piden requisitos como medir más de 1,53 metros o tener un nivel de formación alto y hablar y escribir en inglés.
González narró que, una vez en la ciudad china, las inmigrantes filipinas se reúnen los domingos, su único día libre de la semana, en el centro neurálgico de Hong Kong, donde inundan espacios públicos con prácticas privadas como darse masajes, depilarse o jugar a las cartas. “Las autoridades cortan hasta el tráfico para que los coches no las atropellen. Es el único lugar en el mundo donde algo así está consentido por el Ayuntamiento y lo está porque la mayor fuente de divisas del Gobierno filipino son estas inmigrantes”.
Estas 150.000 mujeres que dedican los domingos a realizar gestiones personales, ir al banco para mandar el dinero que ganan a sus familias en Filipinas y enviar paquetes, también construyen en las calles, como comentaba la autora, pequeños cubículos con cartones, a modo de casitas, en las que tener intimidad y relacionarse con las demás féminas.
Finalmente, la presentación culminó con la proyección de un documental, elaborado por la propia Marisa González, en el que recoge testimonios tanto de las inmigrantes en Hong Kong como de sus familiares en Filipinas, éstos últimos, fruto de un segundo viaje al país asiático.