Miguel Velasco Márquez. Hay ocasiones que una película puede aunar la capacidad de deslumbrar narrativamente al espectador con la engrasada maquinaria de la taquilla. Spielberg es todo un maestro en estas lides, fue el primero en conseguirlo con, la que más de treinta años después, sigue siendo su obra maestra, Tiburón, y por el camino ha sabido contentar a un público ávido de diversión (Indiana Jones, E.T., Jurassic Park) a la misma vez que demostraba a la Academia de Cine que era capaz de ponerse serio (La lista de Schindler, Salvar al soldado Ryan).
En este Lincoln la seriedad es absoluta. Tras el sonoro fracaso que supuso la blandengue War horse. Spielberg hace suya la frase de Sam Mendes “el mejor efecto especial es un buen guión” y, aquí, cuenta con uno extraordinario de Tony Kushner que, aunque con deslices históricos, rebosa cine por los cuatro costados.
A través de casi tres horas de metraje Spielberg nos sitúa en el proceso que vivió el presidente para la aprobación de la décimo tercera enmienda que aboliría la esclavitud. Las trampas y tejemanejes están permitidos (eliminando así, en parte, el edulcoramiento al que el director nos tenía acostumbrados en anteriores obras) y, como telón de fondo, la Guerra Civil y el desmoronamiento de la vida familiar del presidente.
Hay tics del patriotismo rancio que venera Spielberg (el soldado negro que se marcha recitando sus palabras) e incluso, en algunos momentos del metraje, una sobredosis de información que exige una concentración absoluta por parte del espectador para no perder el hilo de lo narrado, pero todo bajo una capa de solemnidad jamás vista en su cine. Nos tendríamos que remontar a 1997, el año de su soldado Ryan, para encontrar un punto álgido similar en su irregular carrera. En ése film, Spielberg conseguía hincar de rodillas al espectador en pleno apogeo bélico, aquí nos sitúa en pleno Senado. Somos uno más en todo el proceso burocrático gracias al pulso narrativo del director.
Ante una película tan meditada y analítica el reparto es esencial para dar alma al film, y ¡vaya si lo consiguen! Daniel Day-Lewis no interpreta a Lincoln, es Lincoln. No sé hasta qué punto un actor puede perderse y mimetizarse en un personaje, pero Lewis consigue que desde el primer minuto veamos al presidente. Y esa tarea es titánica. El Oscar ya lo tiene en el bolsillo.
Sally Field, como la atormentada esposa, pone todo el fulgor posible a su personaje, realmente esencial para conocer los claroscuros de la personalidad de Lincoln. Y Tommy Lee Jones remata el que probablemente sea el mejor papel que ha hecho en quince años. Su interpretación, llena de matices, silencios y miradas, es estremecedora.
Spielberg siempre ha sido un director cuya filmografía se divide en películas para los Oscar y películas para la taquilla. Ésta pertenece al primer caso. Tanto que a veces uno tiene la sensación de que es una película brillantemente planificada para arrasar en esta ceremonia. Aunque la carrera por los galardones se le presenta complicada compitiendo con el film de culto que Tarantino nos ha regalado en Django y con la mejor película del pasado año, esa obra maestra inmortal, que Haneke nos brinda con su Amour. Pero, si de algo puede presumir la cinta que nos ocupa es del gran punto de inflexión que supone para la carrera del Rey Midas de Hollywood. Un Spielberg que se muestra más desnudo que nunca, despojado de artificios y hallando, por fin, el camino más sencillo para obtener cine en estado de gracia. Del de verdad, del que nace de la madurez y la inteligencia de un realizador en plenas facultades de genio.
Ficha técnica
Película: Lincoln. Dirección: Steven Spielberg. País: USA. Año: 2012. Duración: 150 min. Género: biopic, drama, histórico. Interpretación:Daniel Day-Lewis (Abraham Lincoln), Tommy Lee Jones (Thaddeus Stevens), Sally Field (Mary Todd Lincoln), Joseph Gordon-Levitt (Robert Lincoln), David Strathairn (William H. Seward), Tim Blake Nelson (Richard Schell Guion:Tony Kushner, John Logan y Paul Webb; basada en el libro Team of rivals: The political genius of Abraham Lincoln, de Doris Kearns Goodwin. Producción: Kathleen Kennedy y Steven Spielberg. Música: John Williams. Fotografía: Janusz Kaminski. Montaje: Michael Kahn.
1 comentario en «‘Lincoln’, Objetivo: Oscar»
Nítida,preciosista y sabrosamente cultural crítica cinematográfica sobre la mencionada película. Enhorabuena