Juan Antonio Ruiz / San Juan del Puerto. Los vecinos del municipio de San Juan del Puerto se han aglutinado en torno a unas grandes estructuras realizadas con diversos materiales como madera, cartón, textil y papel: las candelarias. Los días previos, en la mayoría de los casos, los niños y niñas han sido los encargados de ir en busca de dichos materiales que prenden en la tarde-noche de cada 2 de febrero, la mayoría de ellas han sido construidas con palés de madera.
Es una fiesta popular que une a la familia, a los amigos, a los vecinos y a los curiosos. En San Juan se han contabilizado este año más de una docena de candelarias. Las que por su tamaño han destacado son las que se han levantado en la avenida de las Marismas, calle Los Chirris, Parque de los Olivos, barriada de la Chicharra, barriada Juan Carlos I, Huertos Familiares, barriada Sagrado Corazón y algunas de menor tamaño repartidas por el resto del casco urbano.
La fiesta no tiene hora fija de comienzo. Algunas prenden antes que otras, todas al caer la tarde. La mayoría lo han hecho entre las ocho y las nueve de la noche. Tras prender fuego a las estructuras, los vecinos preparan sus viandas y colocan las brasas donde asan la carne, las costillas, chorizos, lomos y chuletas. Sin que falte el vino, la cerveza o los refrescos. El cante, la convivencia y la simple charla o el departir entre los asistentes se suceden hasta altas horas.
En esta edición, por su participación, hay que resaltar la candelaria que han realizado de forma conjunta los vecinos de las barriadas de Los Escritores, Pintores y Poetas, donde también han preparado actividades para los más pequeños.
Historia de ‘La Candelaria’. A mediados del siglo V esta fiesta se conocía como ‘La Candelaria’ o ‘Fiesta de las Luces’. Según las escrituras «la Virgen María ha dado luz a la Luz del Mundo, Jesucristo y en esta fiesta Él se manifiesta a Simeón y Ana». Hasta el siglo VI se celebraba a los 40 días de la Epifanía, el 15 de febrero. Y ahora se celebra el 2 de febrero por ser a los 40 días de la Navidad.
De origen oriental, esta fiesta no se introdujo en la liturgia de Occidente hasta el siglo VII. Al final de este siglo ya estaba extendida en toda Roma y en casi todo Occidente. En un principio, al igual que en Oriente, se celebraba la presentación de Jesús más que la Purificación de María. El Concilio Vaticano II restaura esta fiesta a su origen primariamente cristológico, celebrándose como la presentación de Jesús en el templo.
Otras acepciones encontradas sobre la fiesta hablan de la Purificación de María «como era costumbre, María, su madre, se sometió a la vez al rito de la purificación»; de la procesión con las candelas, «luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel donde la procesión con velas nos recuerda que la Virgen da Luz a Jesucristo, Luz del Mundo, quien se manifiesta a su pueblo por medio de Simeón y Ana»; o de la propia presentación «40 días después del nacimiento de Jesús, María y José llevaron al Niño al templo, a fin de presentarlo al Señor, según la ley de Moisés».
