De la Cueva: destacado linaje palmerino y onubense

Nueva colaboración del catedrático Manuel Ramírez, centrada esta vez en un linaje que llegó a ser todo un referente en la Huelva de la época

De la Cueva

Manuel Ramírez Cepeda. A mediados del siglo XIX se estableció en Huelva un letrado palmerino perteneciente a una distinguida familia de la villa. Era Fernando de la Cueva Cáceres, quien en 1868 iba a ser uno de los cabecillas que -en la capital- secundaron la revolución de “la Gloriosa” que destronó a la reina Isabel II. Su tendencia esparterista y liberal le venía de herencia.

Pronto Fernando se convirtió en todo un personaje en su Huelva adoptiva como alcalde, presidente de la Diputación y gobernador civil. Aquí casó con la olontense Manuela de Camporredondo.

El matrimonio poseía gran parte de la amplia y cercana finca de Peguerillas, donde se instalaría una estación-apeadero del ferrocarril de Zafra. Precisamente una de sus hijas, Justa, estaba casada en la propia Huelva con Guillermo Sundheim:  promotor y constructor de dicho camino de hierro. A su exquisito gusto se decoró el suntuoso Hotel Colón. Un hijo suyo sería co-fundador del Huelva Recreation-Club.

La otra hija de Fernando de la Cueva, llamada Concepción, también estaba casada con otro influyente empresario alemán afincado en Huelva (Jorge Riecken) y venía desarrollando una intensa labor de caridad pública.



El hermano de ellas (Manuel) se estableció en principio en su solar paterno, La Palma, donde abrió bufete de abogado y se dedicó a administrar fincas y una bodega, anexa a la solariega vivienda familiar. Pero con su mujer (la sevillana Rosario Orejuela) y toda su prole regresó a Huelva en 1892, coincidiendo con los ilusionantes preparativos que estaba viviendo la ciudad para conmemorar el IV Centenario del Descubrimiento del Nuevo Mundo. Aquí co-fundó y presidió la rama masculina de la asociación benéfica San Vicente de Paúl (establecida en la iglesia de la Concepción), reactivó la hermandad rociera y fomentó las populares cruces de mayo, con especial predilección por la de la Cinta.

Por diversos motivos en 1905 la numerosa familia de Manuel de la Cueva Camporredondo se afincó definitivamente en Madrid, donde dos de sus hijos pronto comenzaron a ser conocidos por sus comedias, escritas en colaboración. Eran Jorge y José de la Cueva Orejuela, nacidos en La Palma en 1884 y 1887 respectivamente. Años antes habían estudiado Comercio en Sevilla, donde desde muy antiguo residían componentes del mismo linaje.

Algunas de las piezas teatrales de Jorge y José cosecharon gran éxito de público y crítica como -por ejemplo- María del Valle, estrenada en 1934 y totalmente ambientada en La Palma:  su “patria chica”, como los autores recalcaron en la dedicatoria del texto, publicado por una editorial. Todo lo cual potenció en los madriles el nombre de La Palma y el de Huelva en general. Por ello, poco después el Liceo Andaluz de Madrid les organizó un homenaje y el Ayuntamiento palmerino les dedicó una calle.

En cualquier caso, la gestación de María del Valle tuvo su contexto. Transcurría una época en la que interesaba muy mucho que el nombre de La Palma del Condado sonase fuerte en los foros culturales y políticos de Madrid, pues su Ayuntamiento se hallaba inmerso en una intensa campaña para proyectar la mejor imagen posible del municipio con un directo objetivo:  la declaración oficial de ciudad a favor de la aún villa. Incluso había nombrado a un agente domiciliado en la capital para avivar esa iniciativa, crear un clima favorable en la prensa y agilizar trámites.

Gracias a la obra literaria María del Valle, tanto Huelva como La Palma se pusieron de moda en Madrid y en otros muchos lugares. Al mismo tiempo y dada la creciente relevancia que iban alcanzando ambos comediógrafos (también prestigiosos periodistas), el diario onubense Odiel comenzó a divulgar nuevos estrenos suyos y por supuesto se haría eco de sus respectivos fallecimientos, ocurridos en los años cincuenta.

En el archivo de la revista de La Palma, Corumbel, existe una amplia e inédita documentación textual y fotográfica sobre esta destacada familia. Además en uno de sus primeros números, allá por 1978, se publicó el curioso dato (desconocido por aquí hasta entonces) de que José de la Cueva Orejuela era ascendiente directo del famoso cantante Julio Iglesias de la Cueva… Desde las últimas décadas y cada vez que recala en estas tierras del sur, el artista siempre tiene emotivas palabras de recuerdo hacia “el abuelo Pepe”.


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