S. D. “Es fácil decirlo, pero difícil conseguirlo. Estoy muy feliz, está aquí mi familia, mi madre, y quiero dar las gracias a todos los espectadores. Me siento muy muy feliz”. Palabras de Carolina Marín tras lograr su séptima medalla de oro en un Campeonato de Europa –octavo título continental después de ganar el año pasado en los Juegos Europeos– al vencer en dos sets, 21-11 y 21-18, a la escocesa Kirsty Gilmour en 47 minutos,
Carolina sigue siendo reina de Europa. Y eso que, como reconoció “tuve unos en la rodilla y me asusté porque sentí algo raro”. Pero al mismo tiempo se consideró “afortunada porque tengo un gran equipo alrededor, que ha cuidado de mí y de mi rodilla”.
Rachel Sugden, Kaloyana Nalbantova, Léonice Huet y Julie Dawall Jakobsen habían sido sus rivales en este torneo, en el que quedaba la guinda, su amiga la escocesa Kirsty Gilmour, a quien ya había batido en otras tres finales continentales. Esta fue la cuarta.
La onubense impuso su ley dando continuidad a sus triunfos en el All England y en Suiza. Más claro fue su dominio en el primer set. No tuvo apenas rival. Carolina no lo permitió. Desde el 5-1 con el que comenzó hasta el final, pasando por un claro 11-5 al intervalo, que se transformó en 21-11 en el cierre de la manga.
Más equilibrado fue el segundo set. Gilmour plantó cara, quedó patente tras el 4-4 inicial y el 11-8 -a favo de Carolina, eso sí- en el intervalo. Pero fue una manga complicada para la de Huelva que encontró mucha respuesta en Gilmour, llegando a igualar a 15, 17 y 18. Fue en el momento del set que se iba a decidir por pequeños detalles cuando apareció el oficio, la clase y la calidad de Carolina para, con un parcial de 3-0, cerrar el juego y el partido (21-18). La séptima medalla de oro en un Campeonato de Europa ya era de Carolina Marín. Un paso más… espera París.