Redacción. El rector de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) y presidente del Grupo de Universidades Iberoamericanas La Rábida (GUILR), José Ignacio García, acompañado la rectora de la Universidad Nacional de Colombia, Dolly Montoya, y el rector de la Pontificia Universidad Católica del Perú y vicepresidente del GUILR, Carlos Garatea; han realizado un balance del Encuentro de rectores españoles e iberoamericanos “La Rábida: 80 años generando espacio iberoamericano del conocimiento”.
En dicho encuentro, celebrado en la Sede Santa María de la Rábida de la UNIA en Huelva y organizado dentro del 80 Aniversario de los Cursos de Verano de esta sede; han participado más de 25 rectores y rectoras de sendas instituciones académicas, tanto de Andalucía y España, como de universidades de varios países latinoamericanos.
Entre las conclusiones expresadas por el rector de la UNIA está haber dialogado sobre cómo poner en valor todo lo que ya se está haciendo en el espacio iberoamericano del conocimiento para movilizar estudiantes, profesorado e investigadores. “Es mucho lo que se está haciendo, desde distintos ámbitos, instituciones, redes, pero a veces no ponemos en contexto, no lo ponemos en común”, señaló.
“Yo creo que una primera conclusión es que necesitamos impulsar una plataforma común donde estén disponibles todos los recursos, todas las convocatorias y todas las posibilidades que hay de intercambio académico, que no son pocas”, afirmó.
Asimismo, comentó que este encuentro ha servido para que universidades de ambos lados del Atlántico compartan experiencias e iniciativas, “para que veamos que, en algunos casos, no somos tan distintos; pero, en otros, necesitamos profundizar en el trabajo conjunto de conocernos, `para desarrollar módulos de formación del profesorado”.
El rector quiso enfatizar en la necesidad que se ha puesto de manifiesto de generar redes de investigación de calidad. “Tenemos una gran calidad en nuestras universidades de investigadores de referencia mundial, pero no nos conocemos suficientemente. En la universidad quizá estamos a veces encerrados en nuestra torre de marfil, en nuestros procedimientos de acreditación, en nuestras publicaciones científicas, pero necesitamos trasladar y hacer ver a la para qué sirve la Universidad, porque tenemos que ayudar a resolver problemas, añadió el rector, que concluyó, realizando autocrítica, que “en la universidad no estamos acostumbrados a desarrollar lo que viene detrás de un descubrimiento o un avance científico, y tenemos que hacer útiles esos avances científicos”.
La rectora Montoya manifestó que “los gobiernos agitan la bandera de la educación, pero, la verdad, no militan con la causa” y agregó que “todavía falta que nuestra clase política entienda qué es la educación, porque la gestión del conocimiento en ciencia, tecnología e innovación, es la que hace posible que podamos ser una sociedad desarrollada”.
Según indicó, en referencia a la financiación, “a pesar del apoyo, las universidades públicas conseguimos por la gestión que hacemos en la comunidad, en eso somos un poco diferentes a Europa; tenemos que ir a la comunidad a aprender, para eso se necesita humildad para gobernar con el otro y sumar con la comunidad”.
“Cuando logramos hacer eso –manifestó–, empoderamos a las comunidades del conocimiento. Esa necesidad de buscar el recurso nos ha llevado también a empoderar comunidades y a hacer empresas de base tecnológica en dichas comunidades, contribuyendo a subir su producción. Hay que llevar el conocimiento a la forma de vida cotidiana de os ciudadanos”.
Por su parte, el rector Garatea opinó que “en América Latina y en Europa hay un consenso; las universidades y la educación son agente de cambio social, pero, sin embargo, muchas veces estas declaraciones se quedan en papel y no se traducen en la práctica”. “Hay una enorme brecha entre las declaraciones formales de juntas de gobierno, ministros, etc. y los respaldos que efectivamente necesitamos las universidades para cumplir con nuestras propias misiones”, declaró.
Asimismo, y analizando lo acontecido en las jornadas del encuentro, apuntó que “se hace evidente que hay un espacio con muchas diferencias, que nos obligan a conocernos y a no caer en una mirada homogénea ni de los países, ni de las universidades”. “Tenemos que continuar en un acercamiento recíproco, dejando de lado todos los prejuicios que a veces, históricamente, se han instalado entre uno y el otro lado; escucharnos más y, sobre todo, aprender a conocernos, a descubrir que podemos complementarnos entre las universidades y profesores y estudiantes, para que puedan hacer que este espacio iberoamericano sea una realidad”.
El rector peruano finalizó afirmando que el espacio iberoamericano del conocimiento “tiene que servir para que los jóvenes que confíen en estudiar en nuestras universidades puedan vivir en un mundo mejor que el que nos ha tocado a nosotros, donde haya más libertad, pluralidad y se aseguren unas cuotas de equidad, de respeto al derecho de la mujer y consolidación de los valores democráticos, y, también, una clara conciencia de los problemas medioambientales que estamos viviendo en el mundo. Si ese le damos ese impulso a ese espacio, habremos contribuido a formar a nuestros jóvenes como mejores personas y buenos ciudadanos”.
Grupo de universidades La Rábida
Por otra parte, los responsables del GUILR coincidieron al afirmar que esta asociación universitaria, conformada por más de cien universidades españolas y e iberoamericanas, tiene que seguir creciendo.
Para Garatea, “falta que estén presentes otros espacios iberoamericanos, como las universidades centroamericanas, las de la zona del Caribe, las del mundo Andino; lo último que podemos hacer es contentarnos con crear una nueva burbuja; tenemos que acercarnos más a nuevas universidades y a las nuevas experiencias de desarrollo educativo de formación universitaria que hay en el mundo iberoamericano, donde incluyo a Brasil y Portugal”.
García incidió en los cursos que se impartirán en tres semanas en las ciudades de Lima y Cuzco, “cuatro encuentros internacionales de la Pontificia y la UNIA, en los que ya hay matriculados más de 100 alumnos, lo que demuestra cómo tenemos que hacer el viaje continuamente de allá para acá y de acá para allá”. “La actividad de la Internacional y del Grupo La Rábida va a ir a más –terminó–, vamos a trabajar conjuntamente y a echar a andar sin necesidad de que nadie nos ponga por delante el proyecto; nosotros tendremos que irlo diseñando juntos, ya que es un proyecto interuniversitario de integración y así queremos que siga siendo”.