C.M. El refugio de Manuel Carrasco. Todos tenemos un lugar que significa casa y al que siempre necesitamos volver para no perder nuestra esencia y recordarnos quiénes somos y por qué luchamos. El cantante isleño Manuel Carrasco lo tiene claro. Recientemente ha confesado en una entrevista algo que nunca había ocultado y que demuestra con sus incontables viajes a su tierra: Isla Cristina y sus amigos de toda la vida son su refugio y su lugar seguro. Un oasis frente a lo estresante que puede ser el mundo de la fama y lo exigente que es en particular la industria musical.
Manuel Carrasco se ha convertido en un cantante capaz de llegar a miles de personas con sus letras, con el mensaje que encierra y, por supuesto, con sus conciertos. Cada vez que lanza una gira, las entradas vuelan. Y eso no quiere decir otra cosa que hay un buen trabajo detrás. El cantante se encuentra en lo mejor de toda su carrera y la revista ‘Esquire’ ha querido hacerle una entrevista en profundidad. Una charla profunda y extensa en la que, entre otras muchas cosas, se sincera sobre cómo ha sido capaz de tener los pies en la tierra, a pesar de ese tremendo ‘boom’ que ha experimentado y en el que ha sabido mantenerse.
Porque al onubense le preguntan sobre esa tendencia al aislamiento del cantante o a verse superado por la burbuja que se genera cuando se es una estrella. Reconoce que es habitual, pero él prefiere seguir otro camino. «Yo intento abstraerme de ciertas cosas y no quedarme en el halago. Y cuando me bajo del escenario, me voy a todo lo contrario. Porque ahí es donde encuentro la verdad y me siento cómodo. Y luego, eso sí, me hago fuerte. Digamos que hay una parte en mí que se enciende cuando lo hacen las luces y los focos del escenario, pero que luego apago, porque me gusta volver. Me gusta descansar de ese traje que me pongo para esto. Tiene que ver conmigo, con mi persona, pero entiendo que haya gente que se sienta muy a gusto en ese traje y se pierda un poquito más».
Una parte importante es saber tener los pies en la tierra. No solo rodearse de gente que se lo haga ver, sino remar a favor de objetivo él mismo. ¿Cómo? La respuesta es sencilla y, a la vez, compleja: «Incluso estando de gira, conservo mi parcelita con la gente que quiero estar: mi familia y mis amigos de siempre. Te hablo de mis amigos del pueblo, donde yo vuelvo a coger aire. Además me encanta, porque con ellos no hablo de mi carrera ni de mis cosas de trabajo. El otro día vinieron al concierto y cuando terminó estuve con ellos y no hablamos del concierto. Y eso me encanta porque me ayuda a bajar esa presión de la que hablamos. Porque yo ya soy una persona bastante exigente con mi carrera, si no no habría conseguido tantas cosas. Pero me crea una presión que de alguna manera hay que liberar y por eso yo me evado, me voy de esa otra vida y hago las cosas normales que hacemos todo continuamente. Llevo a mis niños al colegio como cualquier otro padre, por ejemplo».
Sus amigos de siempre y su pueblo, Isla Cristina, son sin duda el refugio de Manuel Carrasco y esperemos que siempre sea así y nos regale infinitas visitas a su tierra y a toda la provincia de Huelva, que tanto le quiere.