Las luces del Puerto de Huelva, claves para la seguridad desde la mar

Boya remolcada en el Puerto de Huelva. / Foto: Edith-HBN.

HBN. Buscando las luces del Puerto de Huelva, sobre todo en la navegación nocturna. Zona de abrigo desde tiempo inmemorial, siempre iluminó el horizonte para dar cobijo a los marinos, para ser destino y partida de infinidad de singladuras que forjaron una historia con mayúsculas. Y ha sido un puerto especial, combinando elementos fluviales con una apertura directa al mar a través del Canal del Padre Santo, espacio de cierto calado que da entrada al puerto natural desde el siglo XIX.

Los barcos que venían de poniente, desde el Cabo San Vicente, podían guiarse por el Faro del Rompido (1861), que marcaba la posición que situaba la proximidad del puerto onubense, recibiendo desde 1923 el testigo en el costeo del Faro de Vila Real de Santo Antonio. La luz que se buscaba navegando en dirección Oeste-Este era la del Faro del Picacho en Mazagón (1901), enfrente del canal referido.

Plano de Puerto de Huelva. Memoria 1913.

Desde Levante, o mejor desde el SE, el esbelto Faro de Chipiona (1869) era la referencia previa que marcaba la derrota hacia Huelva cuando se costeaba. Las señales específicas de entrada en el Puerto de Huelva son anteriores, de 1861. Entonces se fijaron dos faroles alimentados de aceite de oliva para iluminar la enfilación.

Hemos podido comprobar que en 1913, por ejemplo, la señalización de la bocana onubense era similar a 1953 y a la de la actualidad, 2023. Boyas verdes 1, 3 y 5, y boyas rojas, a babor según se entra, 2, 4, y 6 (la 6 no estuvo siempre). Los faros y luces de enfilación tienen uso en la navegación desde muchos siglos atrás.



Antigua boya de recalada.

Aunque impere hoy en día el automatismo de sofisticados sistemas electrónicos de navegación en los buques, las luces de la costa y los sistemas portuarios siguen siendo elementos claves en la seguridad.

Respecto a los colores hay dos sistemas internacionales, inversos. El A, supone que la entrada se hace coincidiendo la luz de navegación del buque con el color de la boyas de cada uno de los laterales del canal. Este sistema se aplica en Europa, África, Oceanía y Asia excluyendo Japón, Corea y Filipinas. El sistema B es el contrario, y se aplica en el conjunto del continente americano y en estos países asiáticos señalados.

Es una imagen muy llamativa la de esta serie de boyas, a un lado y otro del canal, que encienden de forma intermitente esas luces rojas y verdes. Para generar la luz de los faros e indicadores costeros en tierra se han utilizado todo tipo de combustibles, en particular leña, carbón y aceite. Sin embargo para señales luminosas a través de boyas con esos materiales era muy complicado. La situación cambió cuando pudo empezarse a utilizar gas.

Canal del Padre Santo en la actualidad.

En concreto la popularización del sistema se produce por medio de la casa alemana Pintsch. Richard Pintsch patentó en 1877 un modelo de linterna de gas que perfectamente podía usarse para boyas y balizas marinas. Este modelo fue mejorado paulatinamente e incluso fue incorporado un sistema de destellos. Las eficaces boyas Pintsch tuvieron uso hasta mediados del siglo XX.

Hoy en día boyas como la de la ría de Huelva que aparece remolcada en la fotografía destacada de este artículo, se nutren de energía a través de baterías y paneles solares. Ocasionalmente hay que trasladarlas para labores de mantenimiento o, en el caso accidental de un desplazamiento, volverlas a situar en su sitio.

En el conjunto de la ría onubense hay fondeadas cuarenta boyas luminosas, además de numerosas balizas y de amarre y señalización de pantalanes. En la línea marítima de costa hay las correspondientes boyas de recalada (blancas) de cada entrada (Guadiana, Isla Cristina, Rompido, Punta Umbría y Huelva).

Antigua imagen de operarios actuando sobre una boya Pintsch.

Ahora mismo el sistema portuario onubense consta de cuatro faros. El del Rompido (el nuevo), con un alcance de 24 millas; el del extremo del Espigón Juan Carlos I, con un alcance de 10 millas; el del Pichacho, cuya luz se ve desde 25 millas; y el de Matalascañas, con 20 millas de alcance. El de Chipiona (en la provincia marítima de Sevilla) tiene un alcance de 30 millas. Ello permite que se pueda observar con facilidad desde Matalascañas y con noche clara también desde Mazagón.

Las boyas de entrada de la ría onubense son un elemento de seguridad característico. Cumplen su función en el mismo lugar, tal como hemos indicado, desde hace muchísimo tiempo. Son testigos de miles de buques que pasaron y pasan con luces de navegación coincidentes al entrar (verde con verde, roja con roja) y divergentes (roja con verde y verde con roja) al salir del milenario puerto de Huelva.

 

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Puerto de Huelva

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