RFB. Había quedado en una de las calles de Huelva con un amigo para tomar unos mostos. El punto de encuentro era la calle del Peligro, y luego ya veríamos a donde íbamos. A la hora establecida salí de mi casa y bajé por la calle de los Tumbaos camino de la cita, por que me apetecía andar dirección sur. Al cruzar por la calle del Agua había saludado a mi primo, el que vive en la calle del Medio Almud, bastante lejos de la mía, que es la de las Señas. Me contó que el otro día, en la calle de la Horca se había encontrado una moneda romana medio enterrada cerquita de la ladera.
Se parece mucho a una que yo había visto en una obra de la calle del Badillo, pero esta suya tiene dos espigas en el reverso. Sabe que estas cosas me fascinan, pero le dije que iba mal de tiempo y proseguí al encuentro de mi amigo. Al fin llegué y Juan, que así se llama, me abrazó y me sugirió que fuésemos a un bodegón en la calle del Duende. Me gustaba la idea, pero yo había pensado que nos dirigiéramos mejor a la calle del Tío Cala o la del Peral, lugares donde hay quizá más ambiente.
Estas calles casi todas existen en Huelva, pero los nombres no son los actuales. Se denominaron así antaño y, la verdad, esta forma de llamarlas tiene su encanto. Nombres de sentido común y, en algunos casos, más acertados de los que hoy rotulan las vías. Y, por supuesto, más que aquellos que fueron intercambiando en función de los distintos vientos políticos que se fueron sucediendo.
Nuestra ciudad cuenta con 1.122 calles y plazas en la actualidad. Cuando estos nombres que aquí hemos señalado definían los orígenes de los trayectos, destinos y domicilios, la villa tendría algo más de cien. De aquel tiempo perduran algunas con su nombre antiguo, como Concepción, Berdigón, Miguel Redondo, Rascón o Palacio. Pero otras, como las que hemos comentado en el mini-relato de arriba, cambiaron de nombre, ocultando aquellas referencias tan simples, intuitivas y probablemente afortunadas.
La calle del Peligro o calle Peligros era el nombre de la actual calle del Carmen. Se llamaba así lo que era una pequeña transversal de la calle de la Calzada. Esta nacía en el Arco de la Estrella, la zona baluarte que era entrada en la ciudad desde la ría. Luego daría entrada desde esa arteria al antiguo Mercado del Carmen -hoy tristemente fenecido-. La razón de llamarse del Peligro podría encontrase en que era una pequeña calle que daba inicialmente a la propia zona más alta (más próxima a la villa) de marisma. O quizá no. Quizá el nombre se derivase de algún incidente que dejara huella en el imaginario colectivo.
La calle de los Tumbaos, que aún es denominada así por gente de aquí de siempre, es la actual Alonso Sánchez, la que desemboca en la Plaza Niña. Se llamaba popularmente con este nombre tan curioso porque los viejos marineros de la zona se tumbaban allí para remendar sus redes. Esta nomenclatura, al contrario de las otras nueve que aquí consideramos, nunca fue oficial.
El callejón o calle del Agua se corresponde con el primer tramo de la actual Alfonso XII, empezando por la esquina con la calle Pérez Carasa. Entonces acababa allí, dejando ver desde su inmediato final -unos veinte metros de calle- las marismas y la zona de varada en las proximidades de los esteros. Hay quien sugiere que su apelativo se corresponde con ser una zona de paso intenso de agua de las escorrentías que venían de la zona alta de la villa. Otra posibilidad sería entender el agua como la de los esteros próximos.
Medio Almud es el curioso nombre que tuvo antaño la actual calle Amado de Lázaro -también fue nombrada ‘Sixto Cámara’-. El Almud es una unidad de medida de origen árabe. Era usada sobre todo para volumen de áridos, que correspondía a entre 10 y 11 centímetros cúbicos. Desconocemos la razón de que esa calle se llamase así. Podemos pensar en muchas historias que dieran lugar a esa denominación. Es solo cuestión de imaginación.
Seña o calle de las Señas era el nombre del que hoy es el primer tramo, viniendo de Concepción, de la calle arquitecto Pérez Carasa. En realidad ‘Señas’ fue una derivación de ‘Aceña’. Este último también es un término árabe que correspondía a un artilugio para obtener agua de un curso. Se supone que en aquel lugar habría remotamente una corriente de agua y un sistema de obtención. Es curioso porque este nombre original y el de otras calles en principio se asocian a conceptos elementales que en realidad esconden otro origen más singular, como es el caso.
La calle de la Horca no debería generar muchas dudas ¿o quizá si?. En principio podíamos pensar que como este callejón, que era una prolongación hacia el sur de la calle Madre Ana que, cruzando la calle Nueva, la conectaba con el Cabezo de la Horca, y conducía al citado cabezo, esa era la razón. Ahora la cuestión es por qué se llamaba Cabezo de la Horca. ¿Podría ser porque allí se situase un cadalso para ajusticiar? Otra opción es más simple, ‘horca’ es también una herramienta agrícola.
La calle del Badillo era, así mismo, un callejón. Y se situaba cerca y en paralelo a la de la Horca. Desembocaba, como aquella, a la calle Nueva. La calle Nueva se emplazaba en lo que hoy es la avenida de Pablo Rada. Badillo, según la RAE, es una especie de azada, unas veces de madera y otras de hierro y en forma de casquete circular. Se usa para limpiar el abono de las cuadras. Habría por tanto un paralelismo con la Horca como herramienta agrícola a la que nos referíamos antes.
El Duende es el mágico nombre que tituló la calle o calleja que unía la calle de los Ricos -hoy calle Rico- con la calle Rascón. El nombre actual de esta vía es la calle Hernán Cortés. Su origen denominativo también se compartía con el de las Ánimas. La estrechez y oscuridad de la calle en su momento probablemente le daría ese aire fantasmagórico que la inspiración popular materializó en un nombre que fue oficial.
Cuando observamos el callejero actual una de las calles que parece que están rotulada en homenaje a uno de los pueblos de la provincia es la calle Cala. Pues bien, en su momento se fijó ese nombre, y quizá pensando en el pueblo serrano, pero el origen no es para nada atribuible a la localidad del norte la provincia. En realidad es una derivación de la calle del tío Cala, que era un callejón que conectaba la calle San José y la Vega Larga -estaba en el límite de ambas- con las marismas en la zona oeste de la villa. Era la prolongación de la calle de la Palma -hoy Palma-.
Por último, en esta lista de 10 rótulos curiosos de calles de Huelva, señalamos a la calle del Peral. Aquí sucedió algo parecido a lo de la calle Cala. El origen no tiene nada que ver con la denominación final, aunque se basa en ella. Nos referimos a la calle Isaac Peral, que un buen día el Consistorio decidió nombrar en homenaje al célebre inventor tomando como base que ya se llamaba como su apellido, Peral. El nombre de esta calle tiene como origen la existencia en su momento de un árbol notable, en este caso Peral. Igual sucedió con la calle La Palma, que no es en homenaje al pueblo condal, como podría parecer, si no al hecho que en su momento habría allí una palma o palmera destacada que marcaba el lugar.
Calles de Huelva. Nombres antiguos, curiosos y misteriosos.
5 comentarios en «10 calles de Huelva con llamativos o misteriosos nombres originales»
La calle Cala, efectivamente nunca se rotuló de manera oficial con el nombre del pueblo de la sierra onubense, sin embargo, existe documentación donde se recogen las calles de la capital con los nombres de pueblos de la provincia de Huelva y entre ellos, como bien se recoge en el libro CALLECEDARIO, está también el de Cala. Por otro lado, el25 de marzo de 1919, tanto a la calle Isaac Peral y La Palma, fueron aprovechas para darles los nombres del inventor del submarino, asi como el de dedicarle el de calle La Palma al pueblo onubense. Este mismo día, se dedicaron calles a Moguer, Aracena, Valverde del Camino y Ayamonte, ya que, junto a La Palma del Condado eran cabezas de partido. Y si no recuerdo mal, todas estas localidades, junto a otras, ostentan el título de ciudad.
Magnífico artículo. Me permito compartirlo en LAS CARAS DE HUELVA
Artículo muy interesante con el que he descubierto aspectos que no conocía de la ciudad. Enhorabuena.
Me ha encantado el artículo. En casa siempre se hablaba de la calle las Señas, la del Peligro, la callejilla el Duende, la calle La Palma (ahora me entero que le han quitado el artículo), o la calle el Peral, que mis padres recordaban el peral que le daba nombre, abajo de la calle y a mano izquierda
Simplemente maravilloso artículo, muy inteligente
Gracias por su publicación