Mariluz Bort: «El feminismo no es solo cosa de mujeres, es una cuestión de humanidad»

 

“No dividí mi vida en días, sino mis días en vidas”

Juan Ramón Jiménez.

 

Adolfo Morales. Es esperanzador saber que hay onubenses que dedican su tiempo profesional, además de a la docencia, a la investigación. La ciudad no sólo es ese ajetreo mundano, cómodo, consumista y jovial. Es una suerte que, aquí como en otras ciudades, haya este tipo de profesionales que, con el rigor de la historia, de la literatura, de la cultura y el respeto por sus protagonistas, ponen en valor páginas que, de otro modo, quedarían en el más absoluto de los silencios.

La Guerra Civil Española no es un capítulo menor. Arrastró al exterminio, al exilio o a la muerte a muchos españoles y españolas que fueron fieles a la República. En ese crudo contexto muchas vidas quedaron amordazadas. Este trabajo de dignificación, de reconocimiento, de constatación de los hechos, es el que el investigador o la investigadora consigue con su análisis pormenorizado. Devolvernos lo que estaba inevitablemente condenado a la proscripción.



Mariluz Bort Caballero proyecta luz sobre lo que se mantuvo velado, para devolver el reconocimiento a las intelectuales, el papel contemporáneo que tuvieron. Así, Bort manifiesta lo que efectivamente es “una deuda histórica, literaria y cultural”, y reclama que se comparta en la misma proporcionalidad e influencia, la “inclusión y el estudio de sus obras en los manuales de literatura”. Y añade que, por supuesto también, deben estar en los programas curriculares de lengua y literatura desde los niveles escolares básicos hasta los superiores universitarios donde aún predomina el estudio de ellos.

¿Qué decir del complejo y amplio currículum de Bort? Sería prolijo y no podríamos contener aquí tanto bagaje sin dejar fuera bastantes matices importantes. Al menos, comentar que la trayectoria de Bort es como un viaje de ida y de vuelta. De Huelva se fue a Harvard como docente de lengua y cultura española en 2011; posteriormente, siguió dando clases en la Universidad de Maryland y allí mismo se doctoró en lengua y literatura española en 2019. Volvió a España en 2020 y, fugazmente, pasó por Burgos como docente en la Universidad Isabel I.

Desde 2021, fue contratada como Doctora Investigadora en Literatura española en la Universidad de Huelva, plaza otorgada por la Junta de Andalucía y Fondos europeos (FEDER). La vuelta a su ciudad natal le ha llevado a la rutina de profesora e investigadora en la Facultad y en las aulas que, en otros tiempos, ocupaba como estudiante de Filología.

Bort comenta que, quizás, no es casualidad que se dedique al estudio de la poesía de las intelectuales. Que algo tendrían que ver los versos de Gloria Fuertes con los que empezó a leer y recitar de niña. Y que, luego, fue Zenobia Camprubí la que le abrió las puertas a otras generaciones de escritoras que, unido a la toma de conciencia sobre la importancia de la memoria, le hizo indagar en la Edad de Plata y aquel cruel episodio de la Guerra Civil española que cambió el devenir de muchas intelectuales.

A este tema dedicó su tesis doctoral y aún continúa con el estudio de este asunto desde otras perspectivas y otras autoras. Así lo ilustraba hace unos meses en su ponencia “De desterradas a trasplantadas: escritoras españolas en y del exilio mexicano”. Pudo ser escuchada en el Salón de Plenos de la Diputación de Huelva dentro del contexto de la exposición MIRADA Y PRESENCIA, obras del exilio republicano español en México.

No obstante, no ha soltado a su referente y antesala Zenobia Camprubí, sino que, al igual que su viaje de vuelta, la ha retomado con una nueva línea de investigación que se potencia desde la Cátedra Juan Ramón Jiménez: el estudio de esta figura desde sus vínculos intelectuales, de amistad, de sororidad y de compañerismo con otras escritoras y artistas que conformaron el panorama cultural del siglo XX. Y, efectivamente, así lo demuestra la activa agenda de Bort con la organización de jornadas y el desempeño de actividades en la UHU desde su llegada en 2021 hasta nuestros días.

Este espacio quiere llegar a conocer cómo siente, saber algo más de ella de manera más cercana. Conocer a esta mujer, sin más. Bajo la discreta compañía de algunos olivos en el Campus de la UHU, nos encontramos.

Encantado de tener esta charla amigable contigo Mariluz, un honor.

A nivel de investigación, querríamos conocer tus proyectos futuros. Lo que aún no está ni siquiera esquematizado, lo que está en desarrollo, y lo que más anhelas profesionalmente.

-Tengo dos proyectos que, espero que sean tangibles pronto, ojalá antes del final del año. Estos dos están ya esquematizados. Uno es la publicación de los resultados de las jornadas organizadas en torno a Zenobia Camprubí. Y el otro la publicación de mis estudios de doctorado sobre dos autoras exiliadas en México. Digamos que estos son mis dos anhelos de producción más inmediatos. El segundo proyecto del que te hablo, me he visto obligada a relegarlo en muchas ocasiones por otras ocupaciones y desempeños que requiere mi trabajo de docente y de otras cosas. Porque, además de enseñar y de investigar, en la universidad también tenemos otras cargas. Como por ejemplo de gestión, que no se ven pero que están.

-Quiero seguir con lo que para mí se ha convertido en un compromiso social y educativo: con el estudio de la estela intelectual y cultural de las autoras. Esto se ha convertido para mí como una especie de activismo intelectual y docente.

-Ahora bien, si me preguntas por lo que más anhelo profesionalmente es conseguir un puesto fijo, la continuidad indefinida de mi puesto de trabajo como docente e investigadora en la universidad española. Creo que, en mi caso, se repite ese recurrente deseo de la mayoría de la población joven de este país. La carrera investigadora es muy difícil y tiene que ver con la precariedad de los contratos temporales… Pero esto es un tema que daría para todo un dossier.

-Además, debe ser un trabajo solitario el del investigador, horas y horas de atención, apuntes, explorando documentos, reseñas, fotografías, rastreando registros…

-Personalmente, me parece bellísimo perseguir inquietudes y poder dedicarte a encontrar respuestas a preguntas aún no contestadas, pero sí, es muy solitario. Es un desempeño que no está del todo valorado y que no entiende mucha gente, pues no es fácil entender eso de estar en demanda constante de hacer, producir, investigar, publicar… Cuesta mucho conciliar esta dedicación con otros aspectos de la vida, aunque no lo creo imposible.

-Para la investigación, hace falta pasión, mucha fuerza mental y tesón.Y por supuesto, ayuda mucho estar en un buen ambiente de trabajo, crear una comunidad de compañerismo y tener a familiares, amigos, amigas, pareja o lo que sea que, al menos, lo intente entender y apoye. Y, aunque es difícil a veces, en estos tiempos tan competitivos y frenéticos de exigencia inmediata e insistente,es bueno también saber poner límites, descansar y no caer en el bucle de vivir para trabajar.

– ¿Cuándo no estás trabajando, si puedes desprenderte de esa piel, en qué ocupas tu tiempo, cómo recargas pilas?

-Reconozco que me ha costado muchas veces desprenderme, y no es porque no me supiera la teoría como acabo de mencionarte…

-A nivel individual, me gusta mucho escuchar podcasts de crítica social actual, una buena lectura por placer o pasear por la playa mientras pienso en otras cosas. Sin embargo, siento que recargo más las pilas compartiendo charlas, música, risas, cafés y viajes con las personas importantes para mí, a las que quiero a mi lado siempre. Cuando más desconecto, esen compañía.Y ya, el culmen de la desconexión para mí es salir espacialmente de los lugares que ocupo a diario y de la rutina. Creo que las personas como yo, que hemos vivido largas temporadas fuera, lo que más nos apacigua es salir de vez en cuando.Amí, me reinicia.

-El Tiempo es una magnitud que usamos para medir la duración de los acontecimientos. Tu trabajo tiene mucho que ver con el tiempo pero, a nivel personal, ¿Qué es el tiempo para ti?

-Es una pregunta difícil, pues no tiene una única respuesta válida.El tiempo se puede medir, definir o percibir desde los sentimientos, desde la reflexión o con el simple sonido del tic tac de un reloj. Creo que es muy complejo y difícil de gestionar.

-Así de primeras, me imagino al tiempo metafóricamente en nuestras vidas como un viento que pasa y que sentimos, pero que no tocamos. Como un río que navegamos a lo Jorge Manrique. Como un libro que vamos escribiendo con acciones y también con el silencio de lo no dicho y de lo no hecho como los sueños… como un intervalo, que a nivel individual, tiene comienzo y final, como una canción.

-Para mí, el tiempo es también mi objeto de estudio, la revisión del pasado que me lleva a un presente. Y quitando las metáforas, es el recordatorio de nuestra existencia. Por eso es tan importante valorar los momentos, aunque, muchas veces lo demos por sentado y le quitemos importancia, yo la primera.

-Es una obviedad, por lo mencionado antes, tu preocupación por la integración histórica y literaria de la mujer, un feminismo natural, basado en la igualdad. En estos días de tanta convulsión feminista, algo de lo que por otra parte nos alegramos todos, ¿Existe el riesgo de caer en el sectarismo y perder la oportunidad de construir juntos? ¿Cómo ves ese fenómeno y cuál es tu punto de vista?

-La igualdad es un tema -de y- para todas y todos y, la lucha por el feminismo debe ser una tarea compartida. Creo que el riesgo de sectarismo puede existir en cualquier movimiento que lucha por la justicia social. Pero es importante recordar que el feminismo, en su esencia, no busca separar, sino equiparar. Su objetivo no es poner a las mujeres por encima de los hombres, sino garantizar que todos tengamos las mismas oportunidades y derechos.

-La convulsión feminista de la que hablas y que, yo destaco positivamente, surge de la necesidad de hacer frente a siglos de desigualdad y opresión. Parece que estamos en un punto de inflexión en la historia donde las voces de las mujeres están siendo algo más escuchadas y, no quiero pensar en que pueda haber un retroceso… Sin embargo, esto genera incomodidad todavía en algunos sectores de la sociedad. Sentir esa incomodidad es también necesaria para el cambio;pues, cierto es que, si existen contrariedades y aquejamientos, todavía hay asuntos que cambiar.

-Me gustaría vivir en un mundo donde lleváramos de manera intrínseca el adjetivo feminista, como si se tratara de cualquier otro rasgo inherente que definiera nuestra identidad, pero todavía no estamos en ese punto. A nivel estructural, aún nos queda camino por recorrer. Hay cambios significativos que deben realizarse para garantizar que las mujeres y las niñas tengan las mismas oportunidades que los hombres y los niños en todos los aspectos de la vida. Estoy convencida de que, si seguimos luchando, y más importante aún, si trabajamos juntos, podemos hacer que estos cambios ocurran. El feminismo no es solo cosa de mujeres, es una cuestión de humanidad.


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