Redacción. Pilar Barroso expone con el título de ‘Paisajes’, desde el próximo lunes, día 6 de febrero, en la sala de exposiciones del Centro Cultural ‘José Luis García Palacios’ de la Fundación Caja Rural del Sur, en la calle Mora Claros, 6-8 (antigua calle Botica). El acto de inauguración de la muestra será a las 20.00 horas y forma parte del ciclo que desde Fundación Caja Rural del Sur se dedica a las artes plásticas. Estará abierta hasta el día 2 de marzo.
Formada en el taller del escultor León Ortega y el pintor Pedro Gómez, donde coincidió con alumnos como José María Franco o Juan Manuel Seisdedos, Pilar Barroso pudo aprender en ese espacio conocido como Academia San Cristóbal por la calle donde se emplazaba, una vez desaparecida la Escuela de Bellas Artes de Huelva en los años cuarenta. Allí conoció a maestros como Orduña Castellano, Martínez Coto o Manuel Moreno Díaz, e intelectuales como Adriano del Valle, Curro Garfias, Enrique Montenegro y Rogelio Buendía, de quienes pudo aprender además de las técnicas los rudimentos espirituales del arte.
Ya en Madrid, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando entablaría relación con artistas plásticos que serían fundamentales para entender su evolución pictórica, desde Waldo Aguiar, en cuyo estudio trabaja, hasta Daniel Vázquez Díaz, con quien mantiene una estrecha y larga relación en sus años matritenses. Regresa a Huelva y conoce la obra de Esperanza Abot, artista de ascendencia francesa nacida en esta ciudad y formada en Londres y París, donde se relaciona con los postimpresionistas e influida por Cezanne o Gauguin.
Poco tiempo permanece Pilar Barroso en Huelva, pues decide armarse de caballete, pinceles y pinturas para iniciar una aventura por Europa que le lleva a residir en Munich, desde donde se desplaza a los museos más importantes del viejo continente, ansiosa por conocer la obra de los grandes maestros. A finales de los años setenta regresa a una Huelva ya muy cambiada. Puede en consecuencia permanecer en Huelva y dedicada por completo a la pintura, tal como se atrevieran a hacer extraordinarios pintores como Esperanza Abot o su amigo Juan Manuel Seisdedos, lejos de galeristas, marchantes y otros condicionantes de la creación artística.
La última producción de Pilar Barroso, anticipada en la retrospectiva con la que el Museo de Huelva reconocía la trayectoria de la artista onubense en el invierno de 2013-2014, consta de una serie de paisajes que resumen la obra de una artista plenamente instalada en su tiempo. Diríase que recién salida Academia de Bellas Artes del madrileño palacio de Goyeneche. Una pincelada exacta y muy personal, composiciones medidas en el estudio, pero vividas en los paisajes de su tierra, y la intención de impresionar al espectador de su obra, quizás recordando sus inicios en un taller donde había llegado a principios del pasado siglo, algo tarde y desvanecido el impresionismo, un estilo artístico que luego Pilar Barroso pudo conocer y reconocer, tanto en sus años de formación universitaria como en su posterior y larga estada europea.
La obra que la artista onubense presenta en el Centro Cultual José Luis García Palacios está centrada en su producción de los últimos diez años. Son estampas vividas en pleno campo y luego pasadas al lienzo con la exactitud y la plenitud que pueden ejecutar aquellas personas con un dominio del lápiz sobresaliente. En esa habilidad, que le hizo sobresalir en su época de estudiante, fundamenta Pilar Barroso su pintura, su discurso, su visión de unos paisajes en los que el color es fuente de reflexión para la propia artista, pero también para quienes se atreven a observar más allá de lo puramente figurativo, las sensaciones, la impresión, que un momento de reflexión ante lo que nos rodea puede llegar a conmovernos.