Esperando al autobús en la Plaza de las Monjas de Huelva de toda la vida

JdB. Esperando al autobús en la Plaza de las Monjas de Huelva, enfrente de la oficina del Banco de España. Dos señoras mayores y una más joven, además de un señor, en la parada ‘de toda la vida’. Esta apreciación -la de toda la vida- es relativa, sin duda. Pero es una forma de señalar un espacio, una forma de desplazarse mayoritaria en las décadas de los sesenta y setenta del pasado siglo.

Esta fotografía que protagoniza el artículo corresponde a una postal de la época y es de la década de los sesenta. Su autor fue o bien Juan Andrés Puig Ferrán, o Antonio Campañá. Ambos eran unos muy acreditados profesionales en España, con importantes trayectorias individuales. Asociados en 1952, se dedicaron a realizar postales a color por todo el país. Fueron pioneros en ese sentido tras años de blanco y negro en las misivas ilustradas.


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Captaron en la Plaza de las Monjas una vista sencilla, cotidiana. Las sombras nos indican que era por la mañana, y la imagen comprende muchos elementos de un enclave que permanecían impertérritos si lo comparamos con la evolución de la plaza que se produjo después, de los ochenta para adelante. Esa parada era importante en el circuito del autobús, como la de la Placeta y, sobre todo, la de la Plaza Doce de Octubre, punto de inicio y final de las líneas.

Esa plaza que tantos nombre tuvo (Nueva, Abajo, San Juan, del Rey, Constitución, República, Constitución otra vez, José Antonio y Monjas) pero que la mayor parte del tiempo se llamó popularmente Monjas, por la proximidad del convento. Observamos la bella factura de los edificios de su cara noroeste. Ninguno de los que aparece en esta bonita imagen existe ya, lamentablemente. Y estaban allí como treinta o cuarenta años mínimo antes.


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El precioso templete de la música que se observa a la derecha también llevaba ahí cincuenta años. Luego, en ese afán remodelador de la plaza lo quitaron. Y más recientemente ocuparon ese espacio con un nuevo templete en el que nunca suena la música.

La cara oeste, la del edificio de la bola, tiene hoy en día dos de sus construcciones con sendas reproducciones de las fachadas antiguas. En ese lado de la plaza prevalece uno solo que, verdaderamente campeón, se resiste al derribo.

Una plaza que entonces estaba coronada de palmeras, tal como ahora, pero con más vegetación y menos loseta. Antes de la configuración de 1909, la que definía la estructura de esta imagen y, en cierta medida, la actual, la plaza contaba con naranjos y acacias. Un espacio que desbancó a la primera, la de San Pedro, como superficie abierta neurálgica en el centro de la ciudad.

En las fechas de esta fotografía eran dos bonitas plazas. La Plaza de San Pedro más ‘de pueblo’. La plaza de las Monjas de Huelva está hoy muy desvirtuada con respecto a esta imagen tradicional del siglo XX, mientras que hasta ahora la de San Pedro mantiene esa esencia… hasta ahora.

2 comentarios en «Esperando al autobús en la Plaza de las Monjas de Huelva de toda la vida»

  1. La verdad es que no se que tipo de beneficios tiene romper con lo estético de antes, hoy en día la plaza de las monjas es un lugar de tapas y tonterías sin ningún otro atractivo. Gracias Don Rodri y Don Gabi.

  2. El autobús acercaba a los ciudadanos de los barrios perifericos al corazón comercial de la ciudad.
    La peatonalizacion del centro está ocasionando que no podamos ir con la familia, si vivimos en barrios. Donde aparcas?.
    Gabi ponerte a destrozar la placeta en plena Navidad, con la consiguiente molestia al ciudadano, es una pu….da. Pero las elecciones mandan.

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