RFB. Le preguntábamos por un atributo destacado que considerara para un buen profesor y Mª Antonia Peña Guerrero, rectora de la Universidad de Huelva, nos señalaba la empatía. «En el momento -decía- en el que el profesor se convierte en algo distante, cuando no es capaz de comprender al estudiantado yo creo que el proceso de enseñanza-aprendizaje está perdido«.
Esta es una de las muy variadas cuestiones que la máxima regidora de la Onubense, catedrática de Historia Contemporánea, nos responde en una entrevista en formato audiovisual -de la serie ‘Piezas Clave‘- realizada en un lugar tan emblemático como el Cabezo de La Almagra, comprendido en el perímetro del Campus del Carmen.
Mª Antonia Peña tiene un perfil muy característico, que no ha alterado al llegar a la ‘política’ en su desempeño rectoral, donde lleva ya cinco años. Académica contrastada, goza de una claridad en la expresión de sus ideas que hace muy amena la conversación. Con un marcado criterio, basado en una equilibrada combinación racional y emocional, Mª Antonia es franca en sus manifestaciones y muestra una mente ágil que conexiona con rapidez escenarios y argumentos, análisis y conclusiones.
Además, en sus pronunciamientos subyace un espíritu crítico y comprometido con valores humanísticos. Su pasión por la historia la transmite con hechos y palabras, y es de las onubenses -nativa ‘llanita’, pero onubense total- que podrían sentarse en una mesa redonda y contribuir con su reflexión a enriquecer el proyecto común que debería guiar a esta ciudad, a esta provincia, en el complejo horizonte que tenemos por delante.
Para ella, como para muchos, la Universidad de Huelva es un antes y un después en el desarrollo de la provincia onubense. Entiende que ha sido decisiva en lo económico, lo cultural, lo social, incluso en la fijación de la población al territorio. «No quiero pensar -dice- que hubiera pasado con esta provincia, que sigue despoblándose, si no hubiera habido una universidad. Este proceso hubiera sido una cosa espantosa«. Entiende que «todo lo que sea fortalecer a la Uhu en cada momento repercutirá en la ciudad y en la provincia«.
Su condición de mujer ha marcado un hito en la Universidad de Huelva, al ser la primera rectora. Para ella es una señal de normalidad, de modernidad, de que «la Uhu está dentro de su tiempo«. Se ha avanzado en este sentido y ello es gratificante como nos transmite. Piensa que una mujer como cabeza visible también aporta algo a esa dinámica igualitaria en la que la universidad en general -antaño tan masculinizada en ámbitos de responsabilidad- sigue avanzando.
30 años de Universidad Independiente
Comentando sobre esos treinta años que al finalizar este curso cumple la Universidad de Huelva, apunta que para ella la etapa de nacimiento, de transición, en la que estuvo su primer rector, Ruíz Berraquero, fue muy ilusionante. Mª Antonia Peña había ‘bebido’ de los acontecimientos del 3 de marzo del 88 -entonces alumna implicada de últimos cursos- y la consecución definitiva de la independencia universitaria supuso un escenario muy especial. Por aquellas fechas de 1993 era una docente muy joven, con su primer contrato y enfrascada en su tesis doctoral.
El proceso para Mª Antonia Peña tuvo continuidad en los siguientes rectores, pero cree que la Universidad de Huelva tuvo muy mala suerte. Tan reciente su creación llegó la tremenda crisis económica que empezó en el 2007. A otras universidades también jóvenes, pero con dos décadas de mayor antigüedad, como Córdoba o Málaga, la crisis les llegó ya fortalecidas. Para la de Huelva supuso un frenazo en seco, un corte en su proyección. Señala que «aparecieron problemas económicos, limitaciones financieras, cierre de mapa de titulaciones… esto ha condicionado el cómo deberíamos estar al cumplir 30 años«.
El efecto en las titulaciones de este escenario adverso para Mª Antonia Peña supuso, según indica, que «perdimos la oportunidad de haber reforzado las titulaciones de carácter científico-tecnológico. Estas son las que impulsan de forma potente la investigación y la transferencia del conocimiento. En otras también se hace, pero estas son titulaciones tractoras. Perdimos el ritmo pero pienso que también es un ritmo recuperable«.
Añade que «tenemos unas titulaciones que se aprobaron en el año 2010 que todavía no se han podido implantar (no ha habido dinero). De ahí destacaría por su singularidad e importancia para el ecosistema universitario la de Medicina. Creo que Huelva tiene que luchar, no solo como universidad sino como sociedad, por tener la titulación de Medicina«.
El camino de las nuevas titulaciones sobre las que podría crecer la uhu para Mª Antonia tiene que sustentarse en propuestas modernas, innovadoras, que tengan demanda. Admite que se podría estudiar algo relacionado con el Mar, así como Matemáticas, alguna ingeniería que no tengamos y estudios vinculados con aspectos medioambientales. En todo caso cree que «tiene que ser un proyecto de comunidad. Debemos todos reflexionar sobre lo que es bueno… no para mi facultad, no para mi, … si no para la sociedad, para el conjunto de la Universidad de Huelva«.
La Almagra
Como escogimos el Cabezo de La Almagra para entrevistarla le preguntamos por él y el edificio que lo corona. «La Almagra es un sitio privilegiado para nuestro campus. Contiene un importante yacimiento arqueológico que está preservado. Hace poco se hizo una restauración llevada a cabo por grupos de investigación de la Uhu. Estamos en fase de darle destino al edificio. Este edificio, a pesar de lo que se dice por ahí, nunca tuvo un destino definido ni oficial. Se habló de que podría ser un centro de interpretación. Se habló de que podría ser un museo, pero realmente no hay nada documentado en tal sentido. Y realmente en la actual situación económica de la Uhu es un edificio muy difícil de sostener, muy caro«.
La rectora manifiesta su deseo de que «se convierta en un sitio vivo, al que la gente pueda llegar y tener información sobre la historia arqueológica de la provincia (cuenta con paneles interiores). Pero tenemos que darle viabilidad económica y que el edificio pueda estar abierto y sea disfrutado por la sociedad de Huelva. Por eso estamos tratando de compaginar un uso hostelero con un uso cultural «.
Huelva, Ayer y Hoy
Le preguntamos, dada su condición de experta en Historia Moderna, si cree que existen paralelismos, similitudes, entre la Huelva del XIX-principios del XX y la actual. Responde que «A veces hay hechos puntuales que me recuerdan a la Huelva del siglo XIX. Pero todo ha cambiado tanto que resultaría osado y un poquito desproporcionado establecer un paralelismo. Lo que si pienso es que la Huelva del siglo XIX era también una Huelva bastante olvidada por las autoridades y gobiernos de su época.
Pero entonces había una élite –que luego en algunas cosas era muy cuestionable también, no eran santos – que vincularon su propio progreso personal al de la ciudad. No es que fueran gente demasiado filantrópica, sino que entendieron que la ciudad tenía que avanzar para que ellos también avanzaran. Esas personas tiraron mucho de Huelva en aquella época. La defendieron mucho, a veces con enfrentamientos fuertes, y trajeron cosas a Huelva que básicamente es lo que seguimos teniendo, con alguna salvedad«.
Añade Mª Antonia que, en la actualidad, «no acabo de identificar en Huelva gente con esos perfiles. Falta liderazgo. Es mi visión personal. Confío en que esto cambie y nos sobrepongamos a ello«.
Concluye a este respecto que «hay que acaudillar un proceso de cambio estructural. Si hacemos un análisis… seguimos con la minería, exportando… capital extranjero, tecnología extranjera. Economía exportadora (mucho mejor en cuanto al plano social y medioambiental, por supuesto, ahora es otro mundo), un poco colonizada por el capital y la tecnología extranjera. En el plano agrario también una economía exportadora, con poca capacidad para crear un sector industrial agroalimentario… y un poco así ¿no? No veo que acabemos de dar ese salto de transformación que se necesitaría«.
Formación del alumnado en valores
Tiene claro, cuando le preguntamos hasta donde tiene que llegar el grado de compromiso de la universidad en la formación del alumno, que «no es una opción. O la universidad forma en valores, forma íntegramente al alumno, a la persona, o no es una verdadera universidad. En caso contrario sería una academia, que formaría buenos técnicos, buenos profesionales… pero creo que el concepto de universidad es mucho más amplio. Se trata de generar ciudadanos, ciudadanas, con juicio, con madurez, con capacidad crítica… con valores. La universidad –advierte- no debe ser doctrinal, no debe decirle a la persona lo que tiene que pensar, si no todo lo contrario. Tiene que ayudar a que la persona piense por sí misma y genere su propia visión del mundo«.
Considera que «si no lo conseguimos hacer creo que mal vamos, pero creo que estamos en el buen camino. Yo percibo que en la universidad, a veces sin apoyo, estamos trabajando mucho en ello. No solo en Huelva, si no en el ámbito del sistema universitario español y europeo. Formación para ciudadanos críticos, democráticos, críticos, con respeto a los derechos humanos, con compromiso con el planeta, con la vulnerabilidad… con muchos valores«.
Profesores modelo
Mª Antonia Peña como alumna tiene recuerdos de haber contado con muy buenos profesores. Recuerda con especial admiración Jesús Monteagudo, un gran didáctico, y a Aurora León, «La pasión de esta mujer por la historia del arte, la forma en la que lo explicaba todo y el enorme conocimiento que tenía del arte en el sentido más amplio de la palabra«. Otro de sus docentes destacados, Juan Márquez (que entonces era un jovencísimo profesor) hoy forma parte del equipo rectoral.
Dedicación personal actual
Ante la pregunta de si el desempeño de rectora le ha absorbido se ríe abiertamente. «Como un agujero negro» nos dice con gracia. En un principio se resistió a dejar completamente la investigación y la docencia. Quedó con pocas clases, pero al final ha decidido dejarlas en este curso, porque nos desvela que «me resultaba traumático, porque pensaba que no estaba rindiendo como profesora y al mismo tiempo le estaba restando dedicación al rectorado«. Sobre investigación trata de buscar fines de semana y días de vacaciones para seguir haciendo cosas. «A un ritmo muy lento -nos dice-, pero…»
Cuando finalice la etapa como rectora, y ante la pregunta que a qué ‘asignatura pendiente’ de va a dedicar, nos comenta que «tengo tantas cosas que pienso ‘pues luego tendré que decidirme por donde tiro’. Como ahora estoy en ese sentido tan limitada van acumulándose deseos de investigar temáticas y asuntos concretos.
Un tema que me tira muchísimo y que creo que hay que volver a recuperar para nuestra historia es la de la minería, nuestra historia minera. A mi es algo que me apasiona y que de alguna forma también he tocado. Me gustaría mucho trabajar en esa historia minera yéndome a Londres para consultar los fondos que están allí de la Compañía de Rio Tinto. Ya lo hice en una ocasión y ello me permitió darme cuenta de que lo que tenemos aquí es una parte ínfima y menor respecto a lo que se llevaron los británicos y está en Londres«.
Ilusiones
Finalizamos la amena charla preguntándole por cuales son los ‘impulsores’ actuales en su labor en el rectorado. ¿Cuales son las ilusiones que la motivan? Nos habla de tres principalmente, aunque hay muchas otras: Financiación, Titulaciones y Plantilla. Nos responde en el primer aspecto que «tengo muchas ganas de trabajar por el tema de nuestra financiación. Porque no me gustaría dejarle a la persona que venga detrás de mí una herencia financiera tan complicada como la que yo me encontré. Me gustaría conseguir una buena financiación para la Universidad de Huelva, una financiación limpia. Una financiación que ya se pueda utilizar para lo que se necesita y no para pagar deuda. Para mí eso sería fundamental«.
Respecto a las titulaciones añade que «El poder colocar Medicina en Huelva y otras nuevas titulaciones, buenas para la Universidad y para la Sociedad. Medicina ya la tenemos conseguida, pero necesitamos disponer de financiación para implantarla«.
Por último Mª Antonia Peña expresa su deseo de «que yo me fuera de aquí dejando una plantilla que tuviera lo que realmente merece. Tenemos una plantilla haciendo un esfuerzo extraordinario, con muchas dificultades de estabilización, con muchas dificultades para tener una carrera profesional despejada, tanto en el PDI como en el PAS. Me gustaría por lo menos haber sentado las bases para que nuestra plantilla trabajara feliz, en el sentido de la seguridad y tranquilidad que da la estabilización. Son tres aspectos de distinta naturaleza pero para mí son ilusionantes. Hay más, pero estas son quizá las tres principales ilusiones«.
