Cuellar: «Moguer es un monumento de pueblo con gente que es pura amabilidad»

Municipios Turísticos de Andalucía
Vista panorámica del pueblo, con título de ciudad, de Moguer. / Foto: Edith.

J.A. de Mora. Siempre es un placer pisar un pueblo como Moguer, con una identidad tan característica y un magnetismo tan indiscutible. Pudo ser capital política de la provincia de Huelva en los albores de la misma, a principios del XIX. No fue así pero, por méritos propios, podríamos atribuirle otras capitalidades en esta mágica miscelánea constituida por la riqueza de los ochenta municipios de nuestro territorio.

Gustavo Cuellar, alcalde de Moguer. / Foto: Edith.

Cruzamos el umbral del ayuntamiento que protagonizó aquel célebre reverso del billete de 2.000 pesetas de 1980. Coincide nuestra visita con la instalación de los primeros adornos navideños en la bellísima fachada y la plaza del Cabildo. Su alcalde, Gustavo Cuéllar, nos atiende amablemente, y optamos por dar un paseo por las calles de la ciudad, al tiempo que conversamos.


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Cuellar se siente cómodo hablando de su localidad y señalando detalles entre tanto atractivo. Define a Moguer como un monumento. «Un monumento como pueblo, con sus fachadas, enrejados, arquitectura, entramado de calles… es un monumento de pueblo» -destaca-. Y esa definición tan rotunda se complementa, para el primer edil del municipio, con una identificación de su gente como «pura amabilidad, pura cortesía«.

El pueblo de Moguer en su conjunto es, para Cuellar, un monumento. / Foto: Edith.

Establece un símil con una metafórica casa ocupada por el conjunto de la población moguereña, considerando que esa gente que la habita son los mejores anfitriones imaginables. Esa devoción que expresa por sus conciudadanos se mezcla con la admiración por sus lugares, tal como hemos señalado. Y en ese sentido le cuesta elegir un espacio concreto de su preferencia. Ante nuestra insistencia se decanta por la calle Duende, donde nació.


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Coincidiendo con el bicentenario de la Diputación Provincial onubense pulsamos las sensaciones de este enclave local sobre una percepción provincial. Y, naturalmente, empezamos por su ciudadano más representativo, el alcalde.

Calle Arcipreste Borrero. / Foto: Edith.

-¿Cómo definiría el papel de Moguer en el conjunto provincial?
-Sinceramente creo que Moguer ha sido y sigue siendo uno de los pueblos referentes en el
panorama provincial, un municipio que a lo largo de los siglos ha mantenido un liderazgo
histórico y cultural que le ha otorgado un papel relevante no sólo en Huelva, sino en todo el
territorio andaluz y nacional, un protagonismo vinculado especialmente a su historia colombina y a la figura de nuestro Nobel Juan Ramón Jiménez, pero también a su carácter pionero en el desarrollo agrícola de la provincia, en su decidida apuesta por la cultura y el deporte, o en el mantenimiento de las tradiciones y raíces culturales de nuestra tierra.

Gustavo Cuellar en la charla, con el Teatro Felipe Godínez a su espalda. / Foto: Edith.

-¿El moguereño tiene sentimiento de pertenencia provincial?
-Por supuesto. El moguereño se siente tremendamente orgulloso de su pueblo, pero también se siente parte importante de una provincia que lo tiene todo; una tierra que desde la sierra a la campiña, desde la costa al condado, desde el Andévalo a la cuenca minera, ha sabido mantener sus tradiciones milenarias, sus extraordinarios recursos naturales, su exquisita gastronomía y que, sobre todo, se ha caracterizado siempre por ser crisol de culturas y civilizaciones que han encontrado en Huelva un espacio de convivencia donde poner en común todas sus anhelos e inquietudes creando una provincia orgullosa de sus singularidades, pero también abierta al mundo.

La impresionante torre de la Iglesia dominando el horizonte en la conversación. / Foto: Edith.

-¿Y si Moguer hubiese sido capital de provincia en vez de Huelva?
-Lo cierto que es que pudo haberlo sido, porque en su momento fue la alternativa para
ostentar esa capitalidad, pero por distintas razones, al final se eligió a Huelva. Si se hubiese convertido en el centro administrativo de la provincia con seguridad el desarrollo
urbanístico de Moguer hubiese sido diferente, pero creo que en esencia nuestra ciudad no
hubiese sido muy distinta a la que tenemos hoy.

Espectacular vista aérea del Convento de Santa Clara y sus alrededores. / Foto: Edith.

Hubiésemos experimentado otro tipo de
crecimiento, pero manteniendo y acrecentando quizás esa vocación universal que siempre
tuvo y sigue teniendo Moguer.

-¿Cómo valora la vertebración real de la provincia?
-La verdad es que Huelva es un territorio con diferentes comarcas que se complementan de
manera admirable para crear un espacio común de progreso y convivencia que muy pocas zonas del mundo poseen.

Cuellar considera admirable la complementariedad de los pueblos de la provincia de Huelva. / Foto: Edith.

La singularidad de cada territorio enriquece la suma de todos ellos y convierten a Huelva en una tierra llena de posibilidades, donde un vecino de la sierra, de la costa o del condado siente que forma parte de algo que trasciende su espacio vital, por ello creo que la vertebración real de nuestra provincia es un valor añadido a todas las cosas buenas que tiene nuestra provincia.

Y en esa labor de acrecentar constantemente esa vertebración, hay que reconocer la figura
de la Diputación de Huelva que galvaniza las inquietudes de todos los municipios onubenses y trabaja con seriedad por el progreso sostenible y equilibrado de toda la provincia.

Casas en la fachada norte de la Plaza de Montemayor. / Foto: Edith.

-¿Cómo ha evolucionado esta provincia, vista desde Moguer, por ejemplo, en estos últimos 20 años?

-Sin duda han sido dos décadas de enorme desarrollo socioeconómico para toda la provincia, unos años en los que la Sierra se ha consolidado como un paraíso natural y gastronómico, en el que la agricultura de primor en Huelva se ha convertido en referente para otras muchas comarcas de España.

El alcalde de Moguer considera enorme el desarrollo socioeconómico de la provincia en estas últimas dos décadas. / Foto: Edith.

En ese tiempo nuestra costa se ha posicionado como una de las mejores ofertas turísticas de sol y playa, o en el que nuestra Universidad se ha convertido también en motor de desarrollo para la construcción de una sociedad cada día más formada y más responsable.

Hablamos por tanto de la evolución imparable de una provincia llena de recursos y posibilidades que, como decía antes, se complementan de manera perfecta para que toda Huelva pueda seguir avanzando en la construcción de un espacio de convivencia donde el progreso vaya siempre unido a la solidaridad.

Calle Juan Ramón Jiménez. / Foto: Edith.

-¿Cinco pueblos, aparte del suyo, que para usted sean singularmente atractivos en la provincia, representativos, característicos?
Es muy difícil poder elegir sólo 5 pueblos en una provincia tan rica como la nuestra, por
ello más que pueblos, yo hablaría de esas comarcas que conforman nuestra identidad.
Municipios como Ayamonte con esa vinculación transfronteriza que le otorga un valor
especial; como Aracena, la capital de nuestra hermosa sierra; como Valverde, uno de los pueblos más fabriles en la historia de la provincia; como Almonte, vinculado a dos elementos tan importantes para Huelva como Doñana y El Rocío; o como Lepe, que ha sabido reconvertirse en uno de los grandes centros agrícolas de la provincia.

Gustavo Cuellar en su mesa de trabajo. / Foto: Edith.

Son sin duda localidades que ocupan un destacado lugar en la provincia, pero también lo son La Palma, Nerva, Alosno, Palos de la Frontera o Castaño del Robledo, con su especial encanto serrano, municipios todos ellos que representan también esos valores de tradición y progreso que en esta tierra nuestra somos capaces de unir como en pocos lugares del
mundo.

 

Panorámica aérea de la Plaza de Montemayor y su entorno. / Foto: Edith.

La conversación se produce durante el pequeño paseo andando por las calles más céntricas del pueblo. Habíamos iniciado el camino por Reyes Católicos buscando la Plaza de Montemayor, la de la Iglesia. Increíble templo catedralicio que el templado desarrollo de la ciudad -y sin duda las espectaculares alturas de la torre y las bóvedas- ha permitido que afortunadamente siga siendo visto con todo su esplendor desde cualquier confín de los alrededores.

La emblemática Plaza del Cabildo vista desde arriba. / Foto: Edith.

Casas señoriales consustanciales con la imagen de Moguer enmarcan nuestro camino y subimos por Hernández Pinzón en dirección a la Plaza del Marqués. Allí el alcalde nos señala un inmueble muy antiguo, envuelto en blancura, a punto de finalizar su cuidada rehabilitación. Todo en consonancia con el tradicional respeto de esta ciudad a sus antiguas referencias edilicias.

Bajamos por Arcipreste Borrero en busca de la Plaza de las Monjas. Gustavo Cuéllar habla, ante las cuestiones que le planteamos, de la interesante integración multicultural que se ha producido en el pueblo. Destaca igualmente el dinamismo en el que el término está inmerso y su carácter emprendedor. «En esta calle por la que pasamos, por ejemplo, en menos de cincuenta metros en los últimos años se han afincado once establecimientos comerciales» -indica realizando el recuento visual-.

La calle Andalucía está en la mente del alcalde para futuras actuaciones. / Foto: Edith.

La animada charla se extiende a su experiencia personal, en los antecedentes juveniles y los objetivos marcados en el horizonte. Actuaciones muy definidas que tienen foco, por ejemplo, en la calle Andalucía y en el mítico espacio de La Ribera. Todo, según señala, encaminado a avanzar en la armonía de la ciudad y su amabilidad para el vecino, además de seguir resaltando sus incuestionables encantos.

Agradecemos su atención, nos despedimos y llega el momento de pasear a solas, buscando interlocutores a pie de calle, y al azar, que nos trasladen las sensaciones de más ciudadanos una vez recibidas las del alcalde.

 

Conchi Naranjo. / Foto: Edith.

Y en ese azar se nos cruza Conchi Naranjo, que está hablando con dos vecinas pero cortésmente acepta que le hagamos un par de preguntas. Moguereña de nacimiento, como curiosamente las cinco personas con las que departimos un momento en este pequeño periplo. Hablando del sentimiento provincial, del concepto provincial, nos comenta que le gusta lo primero su pueblo, Moguer, y luego los de alrededores, Palos, San Juan… hace poco estuvo en Escacena -no tan cerca-. Conchi y su familia son todos naturales de la tierra de Platero. Y se siente orgullosa. No obstante, a veces se desplaza a otros pueblos de la provincia buscando más tranquilidad, porque Moguer ha crecido mucho en población y determinados hábitos, como «dejar la puerta abierta sin preocuparse -como antaño-, ya no se pueden hacer«. Ya no es lo mismo.

Conchi destaca que en Moguer la gente es muy trabajadora y da mucho trabajo. / Foto: Edith.

Para Conchi la gente de Moguer es gente muy trabajadora y que da mucho trabajo. Sin que le preguntemos al respecto nos dice que le encanta su alcalde, comenta que «está haciendo muchas cosas«. La reunión de su hijo ostenta la mayordomía para la romería del año que viene. Cree que el resto de la gente de la provincia de Huelva tiene simpatía, agrado por la de Moguer. «Yo no me iría a ningún sitio. Yo quiero salir de aquí de Moguer …pa arriba«.

Manuela Rodríguez Márquez. / Foto: Edith.

Un poco más adelante Manuela Rodríguez Márquez resalta que Moguer es un pueblo emprendedor, con muchas ideas de renovar, de hacer… Le gustaría que Huelva capital hubiese progresado más, «no le he visto mucha evolución» -señala-. Le apena que «el centro de la capital haya perdido la vida de antes«. Si Moguer hubiese sido capital hubiese sido ideal, «mejor vivir en la capital, estaría encantada«. Se considera mucho más de Moguer que provinciana. Cree que desde fuera se ve bien a Moguer, «un pueblo fuerte, rico. Hablan bien de Moguer, es un pueblo bien mirado». Preguntada por el horizonte, no obstante, muestra un cierto escepticismo, dudas. Cree que tiene que haber cambios.

Antonio Rasco. / Foto: Edith.

Para Antonio Rasco Márquez, que ayuda a los inmigrantes en situaciones más precarias a través de su voluntariado en Cáritas en su pueblo, Moguer habría sido una gran capital. Nos lo encontramos en la Plaza de Montemayor junto a Rafael Gómez ‘el niño Dios’. Ambos son bastante coincidentes en sus puntos de vista respecto a lo que nos atañe en este ‘sondeo’ de opinión. Nativos también, se consideran muy moguereños… y aunque se sienten también comprovincianos, creen que Huelva ciudad estuvo «muy parada muchos años«. Pero actualmente si la ven como una gran capital.

Rafael Gómez, ‘el niño Dios’. / Foto: Edith.

Enumeran algunos ejemplos para argumentar que Moguer como pueblo «tiene más cosas que Huelva capital«. Y creen que la provincia reconoce a su ciudad ribereña del Tinto. Se sienten muy felices en Moguer, donde se constata una buena economía y mucho trabajo. Para ellos Moguer se identifica con el encanto, la solera, el señorío. Rasco afirma que «Moguer evoluciona a pasos agigantados, en este pueblo hay mucho trabajo, mucha riqueza«. Ambos manifiestan una gran ilusión por las celebraciones de la Navidad en Moguer y por a Feria 1900 en febrero, a parte de otras muchos hitos festivos.
Rafael Gómez recuerda la importancia de la Semana Santa moguereña, una «Semana Santa única«. Le preguntamos por el apelativo de ‘niño Dios’. Nos dice que cuando nació su abuelo era un bebé que se parecía mucho a esas figuras del niño jesús que se ponen en las casas. Por eso le pusieron ese sobrenombre que heredó su padre y posteriormente él mismo.

Antonia Cartes. / Foto: Edith.

Y un nuevo cruce nos encuentra con otra moguereña, Antonia Cartes Gómez. Ella, como los demás que hemos saludado, también sabe que hubo un tiempo en el que Moguer se postuló como capital de provincia. Tiene claro que todo habría sido diferente si hubiese sucedido. Se siente muy feliz de ser de Moguer y vivir en esta señera ciudad. Y comparte un sentimiento de pertenencia provincial. Le gusta mucho también Aracena, Ayamonte y Niebla.

Considera que Moguer ha sido un enclave muy especial. Por ejemplo «históricamente en el resto de los pueblos la mujer iba a trabajar al campo. En Moguer curiosamente no. Hacían determinadas labores, pero al campo no. Ahora tenemos muchísimo extranjero, imprescindible para la agricultura… pero es un escenario que se lleva bien«.

Esa monumentalidad del pueblo y la amabilidad de la gente en Moguer que señalaba el alcalde es algo que ya conocíamos. Y esta visita lo ha corroborado de nuevo.

 

 

 

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