Elena S. Balonga: «Me encanta inmortalizar el tiempo, detenerlo en ese instante en el que la belleza es plena. Su búsqueda es mi meta»

Miguel Ángel Velasco. Esta artista a la que le da miedo la idea del envejecimiento, del deterioro físico que produce inevitablemente el transcurrir del tiempo, encuentra en la búsqueda de la concepción de eternidad la causa principal de su trabajo. Su razón de ser.

Elena apareció en una calurosa tarde de verano. Me habían hablado mucho y bien de ella. De sus dotes, de su persona, de su obra ya abundante. Me saluda cálidamente, pero hay en ella, a pesar de su juventud, una pose que me sabe a clásica. Una seguridad fría, atrayente, que te hace pensar en los humanos como seres vivos. Se desenvuelve con soltura y humildemente sonríe sin reír. Sus ojos, inmensos, vivos, son como dos grandes espirales que se mueven en círculos sin parar, que te envuelven poco a poco, te embaucan y embeben. Su voz, con tono universal, es fresca y firme. Habla con soltura y propiedad. Tiene las ideas claras y sabe como expresarlas.

De igual forma que sabe lo que quiere, conoce lo que ama, lo que busca, hasta donde quiere llegar. La belleza, la belleza en su concepción más amplia , es su búsqueda interminable, su apoyo, el alimento básico de su felicidad. Es, en definitiva, Elena S. Bolonga, una persona atrayente y atractiva. Uno de esos seres que hacen, a través de la conversación, parar el tiempo de la misma forma y manera que ella lo eterniza con el objetivo de su cámara.

Elena Sánchez  nació en Huelva hace 33 años y desde muy pequeña se sintió atraída por la imagen, por plasmar la realidad. Al principio, a través de infantiles trazos de dibujo; luego, desde los 14 años, supo que su vida era la fotografía. Al cumplir los 18, a pesar del recelo familiar al conocer la temática que le interesaba,- la belleza a través del desnudo – consiguió el Grado Superior de Fotografía artística en la Escuela de Arte y Oficio León y Ortega. Tenía muy claro lo que quería ser.

Inquieta, muy inquieta, con esa vivacidad fresca que da la juventud y el amor por una profesión, pronto empieza a compaginar el trabajo para poder subsistir con la búsqueda constante de becas que le permitan ensanchar sus conocimientos, crecer como profesional y enriquecerse en las técnicas y temáticas más variadas. Fruto de ello es su fuerte formación y aprendizaje con Pedro Delgado, Fotógrafo de Reportajes social, Técnico de Laboratorio y con Francisco José Fernández Moreno, como Fotógrafo especializado en fotografías técnica y científica.

En la vertiente de Becas, su labor ha sido apabullante y por citar algunas podemos decir que el año 2005 fué becada pata taller de fotografía con Ouka Leele en la Universidad Rey Juan Carlos. En la misma universidad citada, obtuvo becas para diferentes talleres con profesores tan renombrados como Eva Lool (2006), Antonio Muntada (2007), Joan Fontenberta (2009) o Isabel Mujñoz (2013), todas ellas con el patrocinio de la Fundación Thysen-Bonsernizga.

En la actualidad con el nombre ‘Elena S. Balonga. Fotógrafa’, tiene abierto negocio propio, situado en calle Niebla de la capital onubense. Negocio que está en constante evolución, como ella misma, y que se está haciendo con un nombre propio, único y reconocido tanto a nivel provincial como de toda Andalucía.

– ¿Qué pretende plasmar en tus instantáneas?
– Depende -manifiesta con seguridad-. Me da mucho miedo envejecer. La fotografía plasma la búsqueda de la eternidad, plasma el deterioro del cuerpo. Muchos clientes vienen a verme y me piden que les ‘refresque’ fotos antiguas, donde estaba todo el apogeo de la juventud, la plenitud de la belleza. Las personas queremos inmortalizar esa belleza. Retenerla. Por ello me fascina el desnudo como un estudio objetivo del cuerpo, de la belleza, de la estética. Pero no con una carga erótica, que si sensual. Respeto mucho al o a la modelo. Y esto sí que es parte del tema puramente artístico. El cuerpo y sus significados le apasiona. Tratar al cuerpo como si fuese una arquitectura.

– ¿Puede haber belleza en la miseria?
– Si, porqué no. Sobre todo hay hermosura, mucha hermosura. El afán de supervivencia hace que muchos momentos sean hermosos. Captarlo depende del estado de ánimo del fotógrafo. Este no ve la imagen que tiene delante de sí, contempla lo que hay detrás de ella. Me encanta retratar toda las situaciones, no huir de la realidad, pero siempre con integridad. Amo esta profesión, siento que es mi forma de vida, mi compañera y no puedo permitirme captar lo escabroso o sucio, porque siempre hay un lado humano.

– ¿Que prefieres la movilidad de la imagen o la naturaleza muerta?
– Depende del estado de ánimo. Hay momentos en los que quieres abarcarlo todo como si tuvieras un objetivo enorme, y otros en los que deseas plasmar algo más concreto. Gráficamente es como si utilizas un objetivo grande u otro chico. Por otra parte, me encanta la noche, soy una noctámbula empedernida y todo lo que la rodea. En una época me dio por fotografiar los escaparates nocturnos de la ciudad dormida, como una luz que vela sus sueños. Tiene mucho alma la ciudad cuando duerme y mucha ternura y belleza cuando ha llovido y el suelo se esparce mojado y cristalino. Siempre he deseado congelar la vida, mi propia vida, en imágenes.

Esta es Elena Sánchez Balonga. Fotógrafa. Artista. Mujer y ante todo, persona.

Dirección:
Estudio de Fotografía ELENA S. BALONGA
Calle Niebla Nº6, Huelva.

Contacto:
[email protected]
636.20.83.32