José Manuel Alfaro/ Sección de ficción ‘El cuaderno de Muleman’. Cuatro días después de conocerse la noticia del estudio arqueológico realizado por la Universidades de Huelva y Alcalá de Henares que ha determinado la existencia en la provincia de una de las mayores concentraciones megalíticas de Europa en las proximidades de los márgenes del tramo inferior del Guadiana. Se ha conocido la noticia de que unos niños de San Bartolomé de la Torre han descubierto en una finca de la localidad, una asombrosa formación rocosa con la forma de Doraemon.
Un descubrimiento del que se ha hecho cargo un grupo de arqueólogos que comenzarán un estudio para ver si 526 menhires que se han hallado de pie o derrumbados y de formas variadas, lenticulares, ovoides, subtrapezoidales y rectangulares y de una que va desde 1 a 3,5 metros, guardan relación con esta formación que podría tratarse de una formación geológica casual o tener un origen humano. El estudio determinará la edad del mismo, en el caso de que el Doraemon prehistórico como ya se conoce en la localidad andevaleña, tuviera la misma edad que los menhires entre 6.500 y 4.000 años a. C. no se podría descartar la existencia de alguna relación entre ambos conjuntos.
A pesar del importantísimo hallazgo, el estudio aún se encuentra en una fase muy temprana como para afirmar que ambos conjuntos prehistóricos pudieran tener cierta relación, aunque si finalmente las conclusiones confirmaran la misma, estaríamos ante la hallazgo más insólito de la investigación arqueológica de todos los tiempos, que además corroboraría la idea de que Doraemon no sería una invención del dibujante y escritor japones Hiroshi Fujimoto en el año 1969 y cuyas historias han sido publicadas hasta abril de 1996. Sino que ese robot azul con forma de gato y sin orejas, habría viajado en el tiempo desde el siglo xxii, donde fue fabricado el 3 de septiembre de 2112, para cuidar a un niño llamado Nobita y conseguir un futuro mejor para él.
En los próximos meses se podrían conocer los resultados preliminares que podrían volver a poner en valor la disciplina de la arqueología translacional y temporal, una rama académica que se encarga de buscar conexiones en la arqueología de viajes en el tiempo y seres alienígenas. La veracidad de este hallazgo podría dar certidumbre a la teoría de que pirámides o Stonehenge fueron construidas por extraterrestres o que los fosfoyesos de la ciudad Huelva no existen, sino que son simplemente una invención mental de la gente, tal como nos cuenta uno de los más importantes arqueólogos japoneses y expertos en Doraemon que participan en una de las investigaciones más interesantes de los últimos años en la provincia, tal como nos cuenta en la siguiente entrevista.
– ¿Por qué se hizo arqueólogo y especialista en Doraemon?
– Desde que era muy niño he merendado viendo las tres temporadas de Doraemon, la primera de 1973 con 26 capítulos, las segunda de 1979 con 1047 y 30 especiales y la tercera del 2005 de 624 capítulos y 71 especiales, en total han sido más de 1798 meriendas que me ha permitido conocer a la perfección a este gato cósmico del futuro. Lo de mi pasión por la arqueología vino después cuando vi la primera película de Indiana Jones, que me inoculó la pasión por la arqueología y que fue la que me empujó a estudiar en la universidad más importante de Japón donde realicé un doctorado sobre la posible conexión de Doraemon con los gatos del antiguo Egipto. Un estudio que consolidó mi perfil investigador y que ha sido el que me ha traído hasta este impresionante hallazgo de San Bartolomé de la Torre.
– ¿Cúal es su teoría?
– Dentro del equipo que estamos haciendo este estudio hay varias teorías, yo tengo confianza en que la mía termine imponiéndose y que intenta demostrar que esa formación rocosa también conservada no es casual. Ya que se encuentra en una zona de la provincia que se podría decir que es un cruce de camino de civilizaciones, por lo que no sería extraño que Doraemon en uno de sus viajes en el tiempo eligiera San Bartolomé para una de sus aventuras y terminará dejando su huella en forma de una estatua o menhir más sofisticado, el cual podría tratarse de un regalo o un hermanamiento con la civilización que construyó los 526 menhires descubiertos y que se encuentran separado por unos pocos minutos en gorrocóptero.
– ¿Qué pasaría si se confirmara la veracidad del descubrimiento de los niños de San Bartolomé?
– Que estaríamos ante uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de la historia, que podría incluso suponer un cisma en la sociedad del conocimiento actual que avalaría muchas de las teorías sobre la intervención de los alienígenas en determinados hechos históricos que no se entienden sin la intervención de un ser superior y extraterrestre. El descubrimiento de los niños de San Bartolomé sería incluso equivalente al que sucedió el 13 de mayo de 1917 cuando tres niños que se encontraban cuidando el ganado en el campo fueron sorprendidos por una tormenta y fueron a resguardarse de la lluvia y, de pronto, comenzaron a ver una luz blanca entre los árboles, era una mujer vestida de blanco con un rosario en sus manos a la que identificaron rápidamente con la ¡Era la Virgen María!.
– ¿Cuándo se tendrán los primeros resultados?
– Comenzar el año con la confirmación de este hallazgo, sería un buen regalo de reyes. No obstante queda mucho trabajo por hacer, que tendrá que ser revisado por los investigadores más prestigiosos. Luego vendrá evidentemente la gestión de este espacio que deberá llevarse mediante un exhaustivo control de visitas. Incluso sería importante contemplar la construcción de un museo que podría estar dedicado no solo a la prehistoria, sino a la historia de Doraemon, en el que podrían estar representados todos sus inventos y sus amigos Nobita, Shizuka, Takeshi y Suneo.
– ¿Por qué Doraemon habría elegido San Bartolomé para unos de sus viajes en el tiempo?
– Aunque ya he dado algunas razones anteriormente, esa pregunta sólo podría responderla el propio Doraemon, al que podríamos invitar para que viniera desde el futuro para inaugurar su museo y convertir a San Bartolomé de la Torre en la capital mundial de Doraemon.