RFB. En Huelva hay gente conocida, popular, gente que despierta una común simpatía, amable, cariñosa… y está Juan Pérez Díaz, el de Los Cuartelillos. Hablamos de otra dimensión, una ‘división’ que solo ocupa él. Un auténtico personaje onubense, referencia de una época, un espacio y una forma de vivir. Alguien que suscita algo que no es tan sencillo: provocar una sonrisa rotunda, de las que dan la vuelta a la cara, en cualquiera que le conozca con tan solo nombrarlo o citarlo.
Juan Pérez, el de Los Cuartelillos, ha conseguido crear estilo. Ha definido en torno a su bar durante décadas un clima de buen rollo tan especial como único. El como lo ha conseguido es una incógnita en cuanto a receta, pero no en cuanto a percepciones. Llegar, ver y tocar ese ambiente mágico ha sido una experiencia global en nuestra Huelva.
Y algo que también parece claro es que su victoria sin paliativos contra el anonimato no ha sido una batalla buscada premeditadamente.
Juan, el de Los Cuartelillos, sencillamente lo que ha hecho ha sido trabajar, muchos años, e invitarse a ser amigo de la gente que ha conocido. Ganas tiene el personal de que termine ese libro de memorias, encaminado a ser un auténtico best seller en esta Huelva que tanto se identifica con él.
Para aproximarse a comprender lo que pasa con Juan solo hay que ponerse un rato a su lado y observar la reacción de la gente cuando le saluda o se entretiene con su conversación.
Sonrisas abiertas, francas, calurosas, prolongadas. Quizá lo vieron ayer, antes de ayer o esta misma mañana. Da igual, la expresión de alegría por el encuentro es una constante de todos en su proximidad, felices del instante. Y abrazos, sobre todo abrazos. A Juan le buscan los abrazos de la gente, el contacto humano que le señala de forma contundente como una gran fuente de cariño. ¿Cuantas veces lo habrán abrazado? ¿un millón?
Nuestro amigo, y vecino de todos, está nominado como Buena Gente de Huelva en la presente edición. Natural, ninguna sorpresa para nadie porque Juan generosamente se lo ha currado suscitando momentos felices de tantísima gente. El enfoque sistémico nos dice que no vale comprender una realidad de manera aislada. Y es evidente que Juan, como cada uno de nosotros, es el resultado de un proceso vital y las interacciones con otros que se han ido produciendo en su devenir.
Y él, con satisfacción y cariño, destaca en este sentido a sus hermanas Salomé y Manolita, como cómplices de esa andadura tan fructífera. Son, según nos señala, auténticos modelos por las que siente veneración. La cosecha de sus padres, José María y Salomé, fue mucho mayor que la de ese buen vino blanco de Bonares, punto de partida de aquella traspasada antigua tasca de Los Cuartelillos. No hay tesoro, sin duda, como el de la herencia de ser Buena Gente. Y quedó en el testamento genético de esta querida familia.
El nominado al premio Buena Gente de Huelva mira con buenos ojos a los demás, y destaca las virtudes de todos los compañeros de esta lista de ‘galácticos’ de la buena condición. Ante nuestra pregunta en particular señala que conoce mucho a Franky, Cinta Martos, El Pecas y José Julián. En menor medida a Ana Gil, a la que también considera buena gente, pero muy especialmente a Nico Capelo, tristemente fallecido hace poco.
Tantísimas conversaciones, tantísimas experiencias de cercanía hacen de nuestro protagonista un libro abierto y de una riqueza excepcional. Las papas aliñás, la ensaladilla, la carne mechá, los caracoles o las habas enzapatás han sido manjares extremos. Pero no es ni mucho menos el sabor de la excelencia culinaria de Juan -con inspiración en el arte de su madre-, la experiencia cuartelillera siempre ha ido mucho más allá de lo tangible, de lo material, casi de lo terrenal.
En relación al premio Buena Gente por el que está nominado, humildemente manifiesta su sorpresa y halago. «Me siento abrumado, la verdad«. Lo interpreta como un reconocimiento a su ‘activismo choquero’, últimamente más intenso al disponer de más tiempo por la jubilación. Fosfoyesos, Cabezos, derechos LGTBI y, muy fundamentalmente, promoción de la cultura y los artistas de Huelva.
Pero esa apreciación es, a nuestro juicio, resultado de su modestia. El cariño no tiene precio, y el que el ha desparramado a pie de calle durante tantos años solo puede terminar retornando. Y de ahí ese juicio inapelable a incontestable que hace que todo el mundo le considere un buena gente.
Hoy resulta muy difícil no encontrar a Juan, el de los Cuartelillos, en una inauguración expositiva, una conferencia o coloquio, o una presentación literaria que se lleve a cabo en Huelva. Con más tiempo, como decimos, se ha ‘especializado’ en asistir a eventos culturales. Y, fiel a sus principios, en el balcón de su casa tiene colgadas sendas pancartas relativas a la cuestión de fosfoyesos y a la defensa de los cabezos. Su colección de más de cuarenta camisetas alegóricas a la ‘defensa de Huelva‘ lo dice todo. Las tiene y se las pone, algo de lo que cualquiera puede dar fe.
Juan es un regalo para el barrio, como lo era la Macaca o Emilio Felices. Pero nuestro amigo traspasó las ‘fronteras’ del mismo hace muchísimos años, y se transformó en un rico patrimonio humano de Huelva entera. Una gran suerte para todos los que queremos seguir disfrutando de la vida y de la buena gente como él.
Gracias, Juan
Premios Buena Gente de Huelva, Fundación Cajasol.
3 comentarios en «Juan el de Los Cuartelillos, un millón de abrazos como mínimo»
Yo no había podido decirlo mejor: Juan es «un rico patrimonio humano de Huelva entera», es verdad, y yo me alegro mucho de tener Juan como amigo y compartir esta suerte de ser amigo de Juan con muchísima gente más, sea de Huelva, de Andalucía, de España o hasta de otros países.
Juan es unico! Amigo y Buena Gente con Mayusculas.
Espero que se lleve el premio.
Los.mejores momentos de mi promoción debenterme?ia eran cuando despues de un exámen nos ibamos a los cuartelillos,juan nos teniabque echar.
Gran juan¡