Elisabeth Méndez. Que el camino desde Madrid a El Rocío no se podía hacer con mulos era algo que Cristóbal Vega nunca consideró cierto. Para este bonariego, dedicado al sector de la construcción y actual carretero de la Hermandad del Rocío de su localidad, no hay nada imposible cuando de sus mulos se trata.
Aficionado al enganche tradicional de mulos desde pequeño, hobby que ha heredado de sus padres, a quienes ayudaba con entusiasmo a muy temprana edad en las labores del campo en las que estos animales eran el instrumento de trabajo, y afición que él ha traspasado a sus hijos, “principalmente a mi hija, Rocío, a quien le fascina este mundo del enganche”, este bonariego ha realizado el camino desde Madrid a El Rocío en 14 días y con un vehículo muy especial: un carro tirado por 10 mulos, animales con los que ha vivido una emocionante experiencia en la que ha tenido que enfrentarse a las más variadas adversidades del terreno y a los más diversos acontecimientos.
De esta forma, lo que surgió como una idea “en una noche de copas en el Rocío con unos amigos de Madrid”, según nos explica Cristóbal, comenzó a hacerse realidad el pasado 26 de julio, momento en el que este onubense, acompañado por tres amigos madrileños, Luis Ángel, José y Juan Carlos, emprendieron su camino desde la capital de España hacia la aldea almonteña de El Rocío, coincidiendo con el Año Jubilar Mariano de la Virgen del Rocío, y sin saber con exactitud lo que ese camino les podría deparar ni cuantos días tardarían en realizarlo.
“Nos hicimos con unos mapas de las zonas por las que podíamos pasar, iniciando nuestro camino por las Cañadas Reales de Madrid, una ruta histórica por la que desde la antigüedad han transitado los pastores desde Andalucía al Norte de España con su ganado para pastar”, comenta a Huelva Buenas Noticias este aventurero onubense, dándonos a conocer además el equipaje que llevaba para sus animales: “ocho sacos de piensos, uno por cada día”, pues, como hemos comentado anteriormente, desconocían la extensión del viaje, “viéndonos en la necesidad de comprar más en algunos de los pueblos por los que pasábamos”.
De esta forma, los cuatro amigos fueron avanzando a través de vías pecuarias y carreteras secundarias desde Moraleja de En Medio a Torrijos, Gálvez, Venta con Peñaguilera, Porzuna, Piedrabuena, Fontanosa, Alamillo, San benito, Pozoblanco, Posadas, Écija, Fuente de Andalucía, Dos Hermanas, Coria del Río, Villamanrique, Ralla Real y El Rocío, teniendo que hacer frente a todas las dificultades que conforme avanzaban se encontraban.
“El tramo más duro del camino fue cuando cruzamos Sierra Morena y el Valle de los Pedroches, por donde había trayectos muy estrechos en los que no cabía el carro y teníamos que bajarnos y hacer maniobras para pasar”, comenta Cristóbal, compartiendo además con nosotros una de las anécdotas acaecidas durante ese recorrido y que nunca olvidará, “en un paso canadiense, en el que había instalado un hierro para que el ganado no se escapase, pero que no vimos porque estaba oculto ente la hierba, uno de mis mulos se hirió”. Tras buscar un veterinario en el pueblo más cercano para que le curase la herida, Cristóbal tomó la decisión de seguir adelante con ocho mulos tirando del carro, llevando “de reata” al que estaba herido y al compañero de este en el camino.
Una vez en Andalucía, donde, según nos cuenta este onubense, han pasado encantadoras noches en Pozo Blanco (Córdoba) o Almadén de la Plata (Sevilla), entre otros muchos municipios en los que, durante todo su recorrido desde Madrid se han visto arropados por el calor de personas acogedoras que les han ofrecido, entre otras cosas, un lugar donde descansar tanto ellos como sus animales, estos cuatro peregrinos veían cada vez más cerca su objetivo.
Y tras cruzar el río Guadalquivir en barca, a la altura de Coria del Río, y adentrarse en tierras onubenses, donde este bonariego confiesa que se sentía más cómodo conforme iba pisando caminos que ya le resultaban conocidos, Cristóbal llegó con su carro, sus mulos, y sus tres amigos a El Rocío el pasado nueve de agosto, donde les esperaban familiares y amigos.
Y a pesar de las dificultades del terreno y de los acontecimientos a los que tuvieron que hacer frente, Cristóbal Vega, encargado de guiar con sus mulos la carreta de la Hermandad del Rocío de Bonares desde hace unos 15 años, manifiesta que esta ha sido “una experiencia preciosa, de las mejores que he vivido”, confesándonos además que ya tiene en mente cual será su próxima aventura, “hacer con mis mulos el Camino de Santiago”, un sueño que, desde Huelva Buenas Noticias, esperamos poder compartir de nuevo con nuestros lectores.
1 comentario en «La afición por el enganche tradicional lleva al bonariego Cristóbal Vega desde Madrid a El Rocío en un carro tirado por mulos»
Enhorabuena Cristóbal, como buen Bonarigo y de pura cepa que eres tu próximo objetivo lo verás cumplido, ánimo que el hijo de nuestra Santa patrona te guiará hasta esas tierras gallegas, y estará esperando tu llegada, tu camino tiene q ser historia para tus nieto@S.