Redacción. El Papa, Benedicto XVI ha anunciado que «desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la Sede de San Pedro, estará vacante y será convocado por aquellos a quienes compete el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice». La noticia se ha producido en el transcurso de un consistorio celebrado este lunes, en el que el mismo Papa ha argumentado que «he llegado a la certeza de que mis fuerzas, por mi edad avanzada, no son las más aptas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino».Tras conocer la confirmación oficial, nuestro obispo, José Vilaplana Blasco, ha expresado su «sorpresa», y ha reconocido que, «aunque la decisión me deja un poco triste por el aprecio que le tengo al Papa y a su aportación al servicio de la Iglesia, la comprendo y no me extraña, ya que lo había insinuado en alguna ocasión».
Además, Vilaplana ha señalado que «conociendo su sensibilidad intelectual y, como el mismo Papa dice en su comunicado («después de haber examinado repetidamente mi conciencia ante Dios»), es un acto cargado de humildad».
José Vilaplana ha resaltado, precisamente, esta virtud del Sumo Pontífice, como tuvo ocasión de experimentar en sus encuentros personales con él desde su etapa de cardenal, virtud que ha atravesado todo su pontificado, cuyas primeras palabras fueron: «no soy más que un humilde servidor de la viña del Señor».
El Obispo llama a los fieles de la Diócesis de Huelva a la oración agradecida por el servicio que ha prestado a la Iglesia y que ya comenzó en edad de jubilación, dato que aún hace más reconocible esa entrega. También alienta a que pidamos al Espíritu Santo para que siga iluminando a toda la Iglesia y, especialmente, para que el nuevo Obispo de Roma siga fiel a esta necesaria labor del ministerio petrino.
1 comentario en «Comunicado del obispo de Huelva con motivo de la marcha del Papa Benedicto XVI»
Muy de respetar el gesto del Papa, como decisión madurada ante Dios, buscando su voluntad y el bien de la Iglesia. Un gesto ejemplar y a imitar por quienes tienen autoridad en la Iglesia y fuera de ella. Sí, hace falta humildad, entendida como «andar en verdad», que decía Santa Teresa, y lucidez para asumir que todos somos necesarios pero nadie imprescindible. Y que lo más importante es servirnos unos a otros donde haga falta en cada momento.