Un milagro este domingo en la Playa de la Bota de Punta Umbría

Redacción. Ayer domingo tres vidas fueron salvadas de milagro en la Playa de la Bota de Punta Umbría. Una emotiva experiencia vivida por cientos de bañistas que este día tan caluroso trataban de disfrutar y aliviar la temperatura en la extensa y bonita playa de nuestra costa. Y que los milagros existen es algo que muchos tienen claro, pero lo que también es evidente es que a la Providencia hay que ayudarla, y así sucede con personas que en estas críticas circunstancias terminan, sin proponérselo, transformándose en verdaderos héroes.

La jornada del domingo en toda la costa onubense fue de afluencia total. Y entre ellas la popular Playa de la Bota y sus alrededores. Aunque el coeficiente de mareas era bajo, es una parte del litoral en la que hay que estar muy pendiente, dado que puede aparecer lo que llamamos en común corrientes de ‘resaca’. La normalidad festiva reinaba en el ‘Cruce’ pero en el agua había un riesgo cierto.

Sobre las cinco de la tarde algunos bañistas que se encontraban en la zona del Chiringuito Playa del Este observan a una niña que hace aspavientos extraños. Estaba en el agua, adentro, habiéndose distanciado de la zona más concurrida, situada en el lugar donde claramente se pierde el pie del fondo.

Los gestos de la niña no parecía que respondiesen a que se había introducido en ese nivel de profundidad voluntariamente, porque trataba de llamar la atención dando a entender que se estaba ahogando. La mama de la niña salió corriendo introduciéndose en el agua y detrás una joven que después se supo que era la hermana mayor de la pequeña.

La imagen era angustiosa porque se veía que la niña que la corriente había desplazado mar adentro, de unos trece años, no sabia nadar. Pero para mayor inquietud la madre y la hermana se lanzaron para salvar a la chica. La situación aumentó su dramatismo porque parecía que la madre y la hermana tampoco sabían nadar. De inmediato ángeles humanos que estaban en la playa no lo dudaron y se tiraron al agua para alcanzar a la pequeña. La resaca era muy fuerte y tres o cuatro bañistas consiguieron no obstante llegar a la pequeña y superando su nerviosismo trasladarla a la orilla.

Pero la corriente había dejado en una posición dramática a la madre y la hermana. La primera pudo rescatarse con la ayuda de una tabla a la que se pudo aferrar. La hermana mayor se encontraba ya sin fuerzas y muy nerviosa, desplazada más al fondo. Un policía nacional fuera de servicio, que afortunadamente se encontraba allí, culminó el milagro. Asumió la responsabilidad de luchar contra la resaca y el propio nerviosismo de la joven, que fue la ultima en ser salvada.

Las tres mujeres, sudamericanas, quedaron en estado de shock. Pálidas y sin palabras pero vivas, cuando se habían sentido a punto de morir. Una experiencia que dejó sobrecogidos a todos los testigos y frente a la que una decena de ellos actuaron con verdadera valentía y generosidad.

Tristemente está en nuestra memoria que en muchas otras ocasiones esta situación ha finalizado con el ahogamiento de jóvenes y mayores. Cuerpos sumergidos que tardan horas en localizarse o en la orilla inanimados tras el fatal desenlace. Escenas terribles que nunca se deberían producir y que este domingo no se dieron afortunadamente.

En este caso, aún con un tremendo susto, la alegría ha sido el feliz desenlace. Quince minutos angustiosos que parecieron una eternidad. Gracias a la Providencia y a los bañistas que han demostrado que la gente en su mayoría es buena y esta dispuesta, incluso, a arriesgar sus propias vidas por ayudar a los demás.