La pasión por los viajes y los idiomas lleva a Elisa Arias desde Bonares a Auckland, donde actualmente trabaja como intérprete y traductora en varias empresas

Elisa practicando Skydiving en Queenstown, la Isla del Sur de Nueva Zelanda.
Elisa practicando Skydiving en Queenstown, la Isla del Sur de Nueva Zelanda.
Elisa en uno de los volcanes de Auckland, Mt Eden, desde donde se puede ver la famosa Skytower al fondo
Elisa en uno de los volcanes de Auckland, Mt Eden. Se puede ver la famosa Skytower al fondo

Elisabeth Méndez. Con una actitud simpática y encantadora, y con una sonrisa que la define, esta onubense nos abre las puertas de su casa en Auckland, la segunda ciudad más grande de Nueva Zelanda, para compartir con Huelva Buenas Noticias su apasionante historia en el extranjero.

Una historia que comenzó a sus 16 años, momento en el que abandonó por primera vez la localidad onubense de Bonares para trasladarse a Inglaterra, país al que volvió en varias ocasiones,  contando además con experiencias en Francia y Estados Unidos, lugar este último que le abrió las puertas hacia Nueva Zelanda, donde reside desde hace casi tres años, siendo su mayor adición las pequeñas escapadas que la han llevado, por ejemplo, en los últimos meses, a Hong Kong o Bangkok, teniendo planeado una nueva salida a Seul en menos de un mes.



Durante un tour en un glaciar en la isla del sur llamado Fox Glacier
Durante un tour en un glaciar en la isla del sur llamado Fox Glacier

Apasionada a la lectura, los idiomas, la cocina, el jazz y, sobre todo, los viajes, Elisa Arias Castillo, licenciada en Traducción e Interpretación, es todo un ejemplo a seguir al contar, a sus 25 años, con un amplio currículum laboral labrado durante su estancia en Nueva Zelanda, y que ella misma nos da a conocer a través de esta entrevista, en la que además nos revela el motivo que la mantiene hoy día en la ciudad de Auckland, “el plan era volver a casa pronto pero…surgió el amor. Conocí a Thomas, mi ‘prometido’, y decidí buscar un trabajo y quedarme un año más”.

De esta forma, Huelva Buenas Noticias se traslada a Nueva Zelanda, donde esta encantadora y extrovertida onubense nos regala parte de su tiempo para compartir con nosotros momentos agradables en los que, entre risas y emociones, con un humor y una vitalidad que por instantes se tiñe de ternura, nos da a conocer su interesante aventura en el extranjero, no sin olvidar las añoranzas de su tierra, de la que tiene muy buenos recuerdos y a la que espera volver algún día con Thomas, con quien ya tiene planes de boda.


Puerto de Huelva

Elisa practicando Skydiving en Queenstown, la Isla del Sur de Nueva Zelanda.
Elisa practicando Skydiving en Queenstown, la Isla del Sur de Nueva Zelanda.

– ¿Cómo surgió la idea de irte fuera?
– La idea de viajar siempre ha estado en mis planes, desde pequeñita siempre he soñado con salir al mundo, experimentar nuevas costumbres, conocer gente y lugares nuevos. A los cinco años me mudé con mi familia en Bonares y mi infancia la he pasado entre Huelva y Badajoz, la ciudad natal de mi padre y familia paterna. A los 16 años cogí mi primer avión para Cambridge, Inglaterra para estudiar un curso de inglés, me quedé con una familia y desde ahí el gusanillo de viajar se despertó. Durante cuatro veranos viajé a diferentes ciudades en Inglaterra y Francia para perfeccionar ambos idiomas, una experiencia que nunca olvidaré. De que acabé la educación secundaria en el Instituto Catedrático Pulido Rubio en Bonares decidí mudarme a Granada para empezar mis estudios en Traducción e Interpretación. En mi segundo año me fui de Erasmus a Portsmouth, Inglaterra  y mientras estudiaba mi cuarto y último año de carrera en la Universidad de Nuevo Méjico, Estados Unidos, encontré un programa para asistentes de conversación en el extranjero que me llamó mucho la atención. Ofrecían bastantes becas para Estados Unidos e Inglaterra pero solo tres para Nueva Zelanda y otras tantas para Australia. Dado que ya había vivido la experiencia inglesa y americana,  decidí arriesgar las cartas y pedir una de esas tres plazas para Nueva Zelanda. Terminé la carrera, hice mis prácticas en una empresa de traducción en Granada y una semana después de acabarla, estaba sentada en un avión rumbo a…¡Nueva Zelanda! Aún no sé cómo pasó, pero la conseguí.

Imagen captada por Elisa durante un viaje a Cape Reinga, donde el Mar de Tasmania y el Pacífico se encuentran.
Imagen captada por Elisa durante un viaje a Cape Reinga, donde el Mar de Tasmania y el Pacífico se encuentran.

– ¿Te costó dar el paso o fue algo que tenías en mente desde hace tiempo?
– La verdad que siempre cuesta moverse cuando tienes tu círculo de amigos, tu vida social organizada y tu familia cerca, pero la idea de un lugar tan exótico y lejano como Nueva Zelanda lo hizo bastante fácil. Además, se suponía que era solo para un año… (Comenta entre risas)

– ¿Por qué este destino y no otro?
– Este destino lo elegí básicamente porque quería vivir en un lugar rodeado de naturaleza, tranquilo y sobre todo diferente a lo anterior, y Nueva Zelanda parecía cumplir con todos los requisitos.

Esta onubense es, entre otras cosas, miembro del equipo de marketing de una empresa dedicada a productos de cuidado facial.
Esta onubense es, entre otras cosas, miembro del equipo de marketing de una empresa dedicada a productos de cuidado facial.

– ¿Qué es lo que estás haciendo allí?
– Mi primer año, en 2011, trabajé como asistente de conversación en un colegio privado femenino y presbiteriano, St Cuthbert´s College a la vez que hacía mi Máster en Traducción de Software a distancia y daba clases particulares de español. El plan era volver a casa después de este año pero…surgió el amor. Conocí a Thomas, al que ahora es mi “prometido”, como lo llaman aquí, y decidí buscar un trabajo y quedarme un año más. Lo encontré en un bufete de abogados de protección intelectual, para el que aún sigo llevando a cabo interpretaciones de conferencias y traducciones legales. El 2013  vino cargado de buenas nuevas ya que conseguí mi residencia neozelandesa, por la que tanto papeleo he tenido que hacer durante más de un año, y me admitieron en la Sociedad de Traductores e Intérpretes de Nueva Zelanda. A partir de entonces, además de trabajar como intérprete y traductora freelance, también soy miembro del equipo de marketing de Skinfood, una empresa dedicada a productos de cuidado facial. Con suerte, muy pronto se lanzará en España. Sigo dando clases de español a antiguas alumnas y trabajo como traductora e intérprete en el hospital de Auckland y los tribunales. También voy a clases de yoga, zumba y de decoración de tartas y pasteles, ¡para no aburrirme! (risas)

Elisa Arias con su actual pareja, en Sidney.
Elisa Arias con su actual pareja, en Sidney.

– ¿Cómo fue la adaptación a  un nuevo hogar?
– Mis primeros dos años compartí piso con neozelandeses y es, la verdad, la mejor forma de ampliar el círculo de amigos y fácilmente integrarte en la cultura. Los kiwis, como se les llama a los naturales de Nueva Zelanda, son bastante abiertos, amigables y el país es ante todo, multicultural. Ahora vivo con mi ‘prometido’, en una casa con jardín, tengo carnet de conducir kiwi, es decir, conduzco en el lado opuesto, y trabajo, como todo neozelandés, de 9:00 a 17:00 horas, ¡y ceno a las 19:00! ¿Qué os parece? (risas). Por otra parte, la comida es bastante rica, les encantan las barbacoas y un buen cordero al horno, pero nada como nuestro jamón…confieso que echo de menos los jamones colgando (risas).

– ¿Y en ese cambio de país, qué fue lo más duro?
– Lo más duro es levantarte por la mañana y no oler las ‘tostás con bacalao’ de mi abuelo y los pucheros, entre otras miles de comidas de mi madre al medio día, además del papeleo para conseguir la residencia neozelandesa, que fue bastante complicado.

Con amigas en una de las playas de Coromandel, en la isla del norte.
Con amigas en una de las playas de Coromandel, en la isla del norte.

– Y, además de las comidas, ¿Qué echas de menos de tu tierra?
– Echo mucho de menos los cafés con mis amigas por las tardes, las siestas y las fiestas cada dos por tres. Es bastante complicado explicar en Nueva Zelanda cómo un pueblo entero se prepara para una romería, la música, los caballos por todas partes, el alboroto, el olor a azahar en primavera por las calles… son muchas cosas las que por aquí no se asoman.

– Háblanos de las tradiciones de esa zona…
– Como dije anteriormente, Nueva Zelanda es un país multicultural, la comunidad asiática y de las islas del pacífico tiene una gran influencia en el país. El ‘Pasifika festival’ reúne a todas las culturas del pacífico en un festival lleno de mercados, comidas y trajes tradicionales y exhibiciones de  danzas ancestrales en directo. Sin embargo, la cultura maorí es la que más sobresale y la que más festividades tiene a lo largo del año.

Una de las imágenes del Pasifika Festival.
Una de las imágenes del ‘Pasifika festival’.

– ¿Y cómo es la ciudad en la que resides?
– Auckland es la ciudad más grande y poblada de Nueva Zelanda y se encuentra en la isla del norte. Es una ciudad bastante cosmopolita y extensa, se subdivide en dos grandes zonas separadas por un puente y tiene muchos parques y zonas verdes. Es precisamente el centro de la ciudad donde encuentras más movimiento de gente y donde te sientes más como en Europa. Algo que me encanta es que tienen siempre programas culturales muy amplios, desde exposiciones de arte, sesiones de teatro, danza, musicales, siempre hay algo que hacer.
Las estaciones, como estamos en el hemisferio sur, son las opuestas a las del norte, por lo que ahora mismo estamos en pleno invierno. Lo que más me sorprendió del clima aquí es que puedes tener las cuatro estaciones en un mismo día, aunque te acostumbras. En cuanto a la gente, es bastante abierta y acogedora, les gusta su cerveza después del trabajo y la moda europea, por supuesto.

– ¿Y cómo describirías Huelva y cuáles son los mejores recuerdos que tienes de ella?
– Llegue a Bonares cuando tenía unos cinco años y la verdad, he pasado mi infancia y los mejores años de mi vida allí con mi familia y amigos. Creo que eso es lo que hace Huelva especial, la gente que conozco en ella, y, por supuesto, también las gambitas, las coquinas, los caracoles en salsa, el olor del piñonate para la santa, las fiestas, ponerme mi vestido de volantes y bailar unas sevillanas, desayunar unos churros con chocolate en la Plaza de Huelva… En general, muchas cositas pequeñas que de verdad la hacen especial.

– ¿Tienes ganas de volver?
– Pues claro que tengo ganas, aunque tal y como están las cosas, no me importa esperar para volver, la calidad de vida que tenemos aquí merece la pena.

Paseo en barco por la llamada 'octava maravilla del mundo', Milford Sound.
Paseo en barco por la llamada ‘octava maravilla del mundo’, Milford Sound.

– ¿Alguna anécdota que te gustaría compartir con nosotros?
– Anédotas tengo bastantes pero me quedaré con una que siempre me hace sonreir; mi madre pidiéndome solo una cosa antes de venirme por primera vez a Nueva Zelanda: “Elisa por dios no te enamores de un Neozelandés que eso está muy lejos” y mira por donde, es lo primero que sin pensar me ocurrió y ya llevo casi tres años aquí jaja.

– ¿Cómo describirías tu experiencia allí?
– Ante todo maravillosa, desde que llegué las profesoras del colegio en el que trabajé me acogieron como una más en la familia y me ayudaron con todo lo que necesité para que me sintiera cómoda y acogida. Por supuesto he pasado momentos duros, sobre todo en lo referente a cómo resolver todo el tema de la inmigración y los visados, pero por ahí simplemente hay que pasar. Con suerte he tenido todo el apoyo de mi familia en España y la de aquí, eso es lo más importante.

Elisa durante su fiesta de pedida de mano, el nueve de marzo de 2013.
Elisa durante su fiesta de pedida de mano, el nueve de marzo de 2013.

– ¿Qué es lo que has aprendido durante este tiempo?
– Bastantes cosas, tanto a nivel personal como laboral, pero sobre todo he aprendido a hacer todo aquello que me lleva a ser feliz, valorando lo que tengo, luchando por lo que quiero y disfrutando de todo pequeño detalle.

– ¿Cuáles son tus planes de futuro?
– Tener un futuro feliz. El año que viene queremos casarnos, vivir unos años en Auckland y luego irnos a vivir a España o alguna ciudad europea, quien sabe, y montar mi propia empresa de traductores e intérpretes aunque cada vez tengo más estudiantes que quieren clases particulares de español, igual una fusión de los dos, seguir formándome, comprar una casa donde seguir experimentado en la cocina, en fin, muchos planes.

– ¿Qué te dice tu familia y amigos de tu experiencia?
– Pues creo que ya están acostumbrados y básicamente como dice mi madre, ‘tu padre y yo estamos tranquilos, sabemos que más lejos no te puedes ir’, (risas).

Elisa Arias con su actual pareja, Thomas, con quien tiene planeado casarse dentro de un año.
Elisa Arias con su actual pareja, Thomas, con quien tiene planeado casarse dentro de un año.

– ¿La recomendarías?
– La recomendaría sin duda alguna, es tan diferente que sorprende, sobre todo si viajas por la isla del sur, es simplemente preciosa, naturaleza en su estado puro. Yo me la recorrí en caravana, junto con tres amigos más, y es una experiencia que nunca olvidaré. El país está preparado para este tipo de viajeros y puedes hacer caminatas espectaculares, recorrer glaciares, ver ballenas desde un helicóptero, leones marinos en la playa o simplemente cualquier deporte de riesgo que puedas imaginar, yo me decidí por Skydiving.
Además, también enseñas a los que te rodean sobre tu propia cultura y eso también te hace valorar aún más la riqueza de la cultura española en todos los sentidos.

– Y una última pregunta, ¿Qué seria para ti, Elisa, una buena noticia?
Pues que España salga de la crisis, me da mucha pena leer los periódicos cada día y darme cuenta de la situación de mi país. Así podríamos volver y eso sí sería una buena noticia.

4 comentarios en «La pasión por los viajes y los idiomas lleva a Elisa Arias desde Bonares a Auckland, donde actualmente trabaja como intérprete y traductora en varias empresas»

  1. Toda una luchadora. Te mereces todos esos éxitos y muchos más. Nos vemos en octubre, cuando podrás volver a oler el «piñonate de la santa». Un beso muy fuerte

  2. Elisa, nos alegra y engrandece verte, y compartimos como el esfuerzo y la buena disposicion han dado sus frutos. Besos de Francisco,Javier,Paquita y Domingo.

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