El muelle-embarcadero de la Compañía Rio Tinto

Atardecer con barca de vela en el embarcadero de Riotinto. Navidad 1969. / Foto: J.R. Manzano
Atardecer con barca de vela en el embarcadero de Riotinto. Navidad 1969. / Foto: J.R. Manzano
Atardecer con barca de vela en el embarcadero de Riotinto. Navidad 1969. / Foto: J.R. Manzano
Atardecer con barca de vela en el embarcadero de Riotinto. Navidad 1969. / Foto: J.R. Manzano

Emilio Romero. El embarcadero más importante construido por los ingleses en España es sin duda el de la compañía de Rio Tinto, en la margen izquierda del estuario del río Odiel, en Huelva, con otras denominaciones como Muelle o Cargadero de Mineral de la Compañía Riotinto; Muelle de mineral de la Compañía «The Río Tinto Company Limited»; Cargadero de mineral de Riotinto; Muelle de la Riotinto Company Limitd de Huelva, o popular pero erróneamente llamado “Muelle del Tinto”.

Dos ingenieros ingleses intervinieron en la construcción del embarcadero de minerales de RTCL en Huelva, uno como diseñador y creador de la idea y el otro como ingeniero a pie de obra, vigilante de los trabajos: Sir George Barclay Bruce nacido en Newcastle en 1821 y Thomas Gibson nacido en Tarsdon, Northumberland, en 1843, el cual trabajó en los muelles de Londres y otros puertos ingleses con estructuras de pilotes roscados o que le hizo adquirir gran experiencia en este tipo de construcciones. En 1868 fue nombrado miembro de la I.C.E., fue ingeniero residente en el Reneough Bridge en Newcastle donde lo conoció Bruce que le propuso ser director de la obra del muelle de la Rio Tinto Company en España, aceptando Gibson que se incorporó a Huelva en julio de 1874.


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En su primer viaje de inspección y estudio a Huelva, Hugh Matheson, el financiero británico fundador de la Rio Tinto Company, se hizo acompañar de George Barclay Bruce, a quien Matheson encargó los proyectos del ferrocarril Riotinto-Huelva, y del muelle embarcadero de mineral en el estuario del Odiel, el conocido como muelle de Riotinto (aunque erróneamente llamado hoy día por dicho nombre), por embarcarse en él el mineral de estas minas.

El muelle-embarcadero de Rio Tinto fue proyectado con pilotes de fundición y roscas helicoidales tipo Mitchell, con columnas de fundición y vigas de hierro forjado, con viguería y entablado de madera. Para el conocimiento exacto del proceso de su construcción, nos remitimos al trabajo de Thomas Gibson, ingeniero residente a las órdenes de Bruce durante la construcción del muelle de Huelva, presentado por su autor en la Institution of Civil Engineers de Inglaterra en 1878. El muelle tenía un primer cuerpo ejecutado en terraplén, con estribos de piedra, continuando por un segundo cuerpo de pilotes y vigas de madera, hoy día muy degradado y, terminado en un embarcadero metálico, parte del cual se adentra en la ría.


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El muelle se puso en marcha en marzo de 1876 y se cerró en mayo de 1975, casi un siglo después. Aproximadamente 130 millones de toneladas de mineral se han embarcado por él a lo largo de su dilatada etapa de actividad. Unos ensayos efectuados en las maderas de las plataformas de cimentación hace unos diez años, dieron como resultado que se encontraban en magnífico estado y que seguían cumpliendo su misión resistente a la perfección. No obstante,  las plataformas de madera que descansaban en el fondo del río encerraban un peligro que no fue captado por los sesudos ingenieros ingleses en sus críticas a la obra: la imposibilidad de dragar en sus alrededores por no debilitar la cimentación, acarrearía una pro¬gresiva disminución del calado. En efecto, ya en las últimas décadas de funcionamiento del muelle, era frecuen¬te que algunos grandes barcos quedaran embarrancados en marea baja, por fortuna apoyados en el blando lodazal.

En los años 70 del pasado siglo y para ejecutar el paseo marítimo de la ría de Huelva, se desmontó un tramo de 50 metros aproximadamente, lo que ha dejado desconectados los dos sectores de la obra, el realizado en tierra y el que se eleva sobre el río Odiel. Pero lo más importante para el futuro del muelle ha sido sin duda la toma de conciencia por parte de la ciudad de Huelva del valor de este embarcadero como monumento histórico y declarado como Bien de Interés Cultural, expresión máxima de la arqueología industrial británica del XIX. Consecuencia de ello, han sido los dos proyectos de rehabilitación del muelle, uno de ellos llevado a cabo en el sector que se adentra en la ría y otro en el tramo de tierra adentro, que han permitido recuperar buena parte de la estructura de este artefacto industrial, hoy declarado Bien de Interés Cultural por Decreto 73/2003, de 18 de marzo.

En el primero de ellos se rehabilitó su estructura metálica y montaje de las viguerías y plataformas de madera. El tramo terrestre se encuentra totalmente terminado, a excepción de su arranque ejecutado en madera, y permite pasear hoy por encima de la gran estructura, en espera de la unión de sus dos partes para poder adentrarse paseando sobre la ría onubense a bordo de este gran barco varado, que nos retrotrae a los tiempos nostálgicos de la tecnología británica del siglo XIX, y al esplendor de aquellos embarcaderos, diseñados en unos casos para el embarque del mineral y en otros para el ocio de los visitantes, dándose aquí el caso de que el muelle de Riotinto, una vez finalizada su actividad industrial, pueda iniciar una segunda etapa de vida como muelle de ocio y recreo para orgullo de los que supieron conservarlo y legarlo a la posteridad.

5 comentarios en «El muelle-embarcadero de la Compañía Rio Tinto»

  1. Muy bueno el artículo. Tenemos que mantener el patrimonio industrial, es una lástima que no se proteja lo suficiente. Estamos perdiendo día a día el legado del que hablabas en el periódico inaugural. Esperamos con interés una nueva colaboración.

  2. Gracias José Luis, esparamos que entre todos podamos hacer algo, o por lomenos concienciar a los demás de la importancia del legado que tiene nuestra Huelva, para que no se olvide en la historia.

  3. Enhorabuena, Emilio, gran artículo. En algún sitio he leído que Gibson, ante la queja de la compañía por el extraordinario coste de la colosal obra de ingeniería, garantizó que duraría operativo al menos cien años. Mucho tiempo después de haber fallecido este ingeniero británico se cumplió su vaticinio, para disfrute de los onubenses por constituir uno de sus principales símbolos.

  4. Muy buena coontribución, Emilio a la difusión de la importancia de la protección y valorización de nuestro patrimonio minero-industrial. Esperamos con interés tu futuras colaboracines.

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