BN. Con el Miércoles de Ceniza se inicia la Cuaresma, los 40 días en los que la Iglesia llama a los fieles a la conversión y a prepararse verdaderamente para vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en la Semana Santa.
En la Misa se bendice e impone en la frente de los fieles la ceniza hecha de las palmas bendecidas en el Domingo de Ramos del año anterior. Las cenizas son impuestas en la frente, haciendo la señal de la cruz con ellas mientras el ministro dice las palabras bíblicas: Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás, o Conviértete y cree en el Evangelio.
El obispo de Huelva, Mons. Santiago Gómez, presidirá esta tarde en la Catedral, a las 19.00 horas, la Santa Misa con Imposición de Cenizas, en este día en el que se inicia el tiempo de Cuaresma.
Con la llegada del Miércoles de Ceniza da comienzo una nueva Cuaresma, el tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua. Tiempo especial de escucha de la Palabra de Dios y de conversión, de preparación y de memoria del Bautismo, de reconciliación con Dios y con los hermanos, de recurso más frecuente a las «armas de la penitencia cristiana», como son la oración, el ayuno y la limosna (cf. Mt 6,1-6.16-18).
Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal.
En su mensaje de Cuaresma de este año, el Papa Francisco invita a la reflexión sobre la exhortación de san Pablo a los gálatas: «No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad, hagamos el bien a todos» (Ga 6,9-10a).