Mari Paz Díaz. Este verano se están desarrollando nuevos trabajos arqueológicos en el yacimiento de Turóbriga, la ciudad romana del siglo I a. C. de Aroche. En esta nueva fase se están llevando a cabo actuaciones que permitirán conocer nuevos detalles sobre este núcleo de población de enorme interés al ser, por el momento, el único yacimiento romano visitable en la provincia de Huelva.
Una oportunidad que en Huelva Buenas Noticias hemos querido aprovechar para adentrarnos en este atractivo enclave. Y lo hacemos de la mano de los responsables de la investigación, encabezada por el catedrático de Arqueología de la Universidad de Huelva Juan Manuel Campos Carrasco, que capitanea un equipo en el que participa, entre otros, el profesor del Área de Arqueología de la Onubense Javier Bermejo.
Situado en las inmediaciones de la ermita de San Mamés, el yacimiento de Arucci es un espacio enclavado en el término municipal de Aroche, a unos tres kilómetros de este núcleo urbano, en la zona occidental de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche.
Las investigaciones en Arucci Turobriga se iniciaron hace ya casi veinte años por parte del Área de Arqueología de la Universidad de Huelva y suponen la base del conocimiento que a día de hoy se tiene del yacimiento, como se pone de manifiesto en la abundante bibliografía existente sobre los descubrimientos, hallazgos e interpretaciones que sobre este espacio han aparecido en revistas científicas especializadas, tanto nacionales como internacionales, monografías, capítulos de libros y numerosos trabajos de investigación, entre los que se encuentra una tesis doctoral.
Esta ciudad, que destaca como una de las mejores conocidas de todo el territorio onubense para el periodo romano, fue fundada en tiempos de Augusto, entre los años 15 y 13 a. C. dentro de un plan de reajustes territoriales y reformas administrativas llevadas a cabo en las tierras del Suroeste tras la pacificación de la zona. En este proyecto se aglutinaban otras poblaciones como Turobriga, en la nueva fundación.
Este proceso fundacional se acompañará de todo un programa de repoblación con personas llegadas de otros puntos de la Península Ibérica, especialmente de la zona lusitana y gallaica, sobre la base céltica preexistente. Será ahora cuando la epigrafía muestre a las familias más destacadas: Baebia, Plotia, Sertoria, Vibia, etcétera.
A lo largo del siglo I d. C., la ciudad experimentará un rápido crecimiento y desarrollo urbanístico. Así, en torno a los principados de Calígula y Claudio (37-54 d. C.) se lleva a cabo la construcción del Foro de la ciudad, diseñando una plaza porticada en la que tienen cabida las funciones administrativas, judiciales y religiosas.
Posteriormente, en la época Flavia (69-96 d.C.) se construirán las termas y el Campo de Marte, edificios públicos monumentales que denotan una actividad constructiva importante para la época, alcanzando la ciudad su máximo esplendor en el siglo II d. C.
A mediados del siglo III d. C., la ciudad comenzará a decaer, siendo paulatinamente abandonada, dentro del contexto general de crisis urbana que se registra entonces en todo el Imperio Romano. Esta situación servirá de cantera para la construcción de las numerosas villae rusticae, documentadas en las inmediaciones de la ciudad.
Actualmente, el conocimiento del urbanismo de la ciudad se centra en el área del foro y las termas, área público-monumental, que constituye el corazón del conjunto urbano.
Seguidamente, y hacia el norte, se desarrolla el área doméstico-residencial, de la que actualmente se tienen constatadas en mayor o menor medida hasta tres casas (domus).
Toda este área constituía la zona al interior de la muralla de la ciudad, delimitada por un perímetro bien constatado al norte, sureste y suroeste, estando menos conocido al sur. Dicha muralla contaba al menos con dos puertas, una en la zona sur, próxima al Foro, y otra en la zona norte junto a la denominada Casa Norte.
Tras las murallas se extendían los suburbia, áreas periurbanas destinadas a usos como las necrópolis o actividades industriales, entre otras.
Para este caso concreto, se cuenta con las necrópolis ubicadas al sur y al norte, junto a las puertas, y por el Campo de Marte. Éste, con una superficie de 3.900 m², estaba destinado a la práctica de actividades deportivas, gimnásticas, luchas de gladiadores, celebración de los comitia, etcétera.
Tras estos datos, las nuevas excavaciones que se están desarrollando hasta octubre intentarán poner de relieve otros datos que sigan demostrando la riqueza histórica, no sólo de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, sino de toda la provincia de Huelva.
