José Manuel Alfaro/ Sección de ficción ‘El Cuaderno de Muleman’. Mucho se está hablando en las últimas semanas del despido de más de 8.000 profesionales sanitarios de los 20.000 que entraron para reforzar el sistema sanitario durante la pandemia. Pero en medio de este caos de renovaciones de 6 meses y despidos masivos, un haz de luz se ha cruzado en uno de estos profesionales. Una enfermera natural de Encinasola que renunció al principio de la pandemia, a una oferta de trabajo en otro país, para incorporarse a un hospital de la provincia como enfermera de refuerzo durante la pandemia.
Ella, como muchos sanitarios más, optaron en ese momento por incorporarse a un sistema que desde el 2008 venía perdiendo capital humano y cualificado, al mismo tiempo que mandaban a los estudiantes recién titulados a salvar personas a otros países de Europa. Una situación rocambolesca que le ha llevado a participar a ella y los 7999 compañeros, en uno de los concursos más prestigiosos del sector sanitario hasta la fecha. Un concurso que, a pesar de ser de nueva creación, tiene uno de los premios más suculentos del panorama asistencial. Además según la entidad que los ha convocado, en las próximas semanas dado el éxito cosechado, se hará pública una nueva edición que duplicará la cuantía del premio del concurso de este año.
Un concurso con el que se busca promocionar el talento sanitario en la sanidad y dotar a los profesionales más cualificados de la estabilidad necesaria para consolidar su perfil técnico y profesional. Dotando así a la sanidad pública de una asistencia sanitaria de calidad, como nos cuenta el portavoz de la asociación de visitadores médicos que ha organizado el concurso y al que ha sorprendido la buena acogida que ha tenido la convocatoria. Y es que se han presentado más de 8.000 solicitudes, de las que solo han podido seleccionar un candidato, una enfermera natural de Encinasola, que disfrutará este premio durante un año y del que espera le cambie la vida, tal como nos cuenta en la siguiente entrevista.
– ¿Por qué se presentó a este concurso?
– Lo fácil sería decir que he llegado a este concurso por casualidad, pero tengo que decir que no. Un llega aquí después de encadenar meses de prácticas en consultorios perdidos de la provincia, después de unir contratos de días o semanas, después de sustituir las vacaciones o las bajas de enfermeras interinas y todo ello, sin llegar a encadenar la firma de un contrato de más de tres meses. Después de esta inestabilidad que me ha impedido incluso comprarme un patín eléctrico a plazos, solo te queda un camino: participar en un concurso en el que las pruebas pueden destrozar tu integridad moral con la misma intensidad que un contrato de obra y servicios por horas en un consultorio de la Sierra.
– ¿En que consistieron las pruebas?
– En nuestro sector estamos acostumbrados a ver muchas cosas que rozan lo inverosímil. Pero nada comparable como llevar a 8000 futuros parados a un hospital en obras y someterlo a ciento de pruebas inhumanas que ningún sanitario en la vida real realizaría. Pruebas eliminatorias que consistían en sencillos juegos infantiles, cuyo resultado era la eliminación sistemática de muchos de los concursantes, que caían presos de la desesperación, al mismo tiempo que la euforia se apoderaba de los que pasábamos a la siguiente prueba. Nunca imagine que estas pruebas, pudieran dejar una operación a vida a muerte, un infarto a tus pies, un adolescente con un coma etílico o un toxicómano vomitándote encima, a la altura de un juego de niños.
– ¿Qué sintió cuando le comunicaron que había ganado?
– Una inmensa alegría, nunca hasta ese día había ganado nada en mi vida, ni un maldito concurso de cartas de amor el día de los enamorados en el instituto, el último número de una decimo de lotería, el sorteo de una cesta navidad en el trabajo o el último trozo de pizza en un botellón. Sentí supongo la euforia de quien ha ganado apostando a los caballos en una carrera amañada, sobre todo después de ver tanto compañeros sufriendo, como iban siendo eliminados uno detrás de otro, viendo como la violencia acaba con su sin razón, viendo como solo podía quedar uno, ese uno fue una, y esa una, fui yo.
– ¿Cómo ha cambiado su vida, después de ganar este premio?
– Mi vida ya no es la misma desde que gane el concurso, hay algo que ya no funciona dentro de mí, pareciese que mi reloj vital se hubiera detenido dentro y una apisonadora hubiera pasado por encima. A pesar de todo, no estoy orgullosa de lo vivido, porque atrás se quedaron 7999 compañeros para que yo alcanzara la gloria del firmamento de este premio que no se si compensará el daño producido. Creo que, si los 8000 aspirantes hubiéramos luchado juntos, hubiéramos sido un grupo, hubiéramos ido a las puertas del Parlamento, hubiéramos acampado allí con nuestro botiquín, lleno de jeringas, pastillas, vendas, apósitos y agujas, hubiéramos conseguido todos, el mismo premio que yo, pero cuando la individualidad se impone a la comunidad, el concurso se impone a la lucha, al final solo puede quedar uno o una.
– ¿Qué es lo que más destacaría del premio?
– La estabilidad es lo único bueno que me ha ofrecido este premio, de momento, es saber que, en un horizonte no muy lejano, tendré comida, techo y transporte público asegurado. Las otras cosas como la dignidad colectiva, costará más recuperarlas, mirar con honestidad al resto de los compañeros también costará hacerlo. No sé si el precio que he pagado para ganar este concurso habrá compensado, eso solo lo conoceré dentro de un año.
– Antes de terminar, denos unas claves para los próximos concursantes
– Solo les puede decir que la desesperación no debería de ser el jugador número doce, que antes de llegar a ese punto sin retorno hay muchas posibilidades, puedes migrar a un país vecino con déficit de sanitarios, trabajar en el reino precariedad del sistema sanitario privado o tienes incluso la posibilidad como último recurso, trabajar asistiendo a un dependiente 24 horas al día y sin contrato. Algo que siempre será mejor que ganar un concurso organizado por la asociación de visitadores médicos, en el que tienes que competir con 8000 sanitarios despedidos y en paro, por un contrato de 4 horas diarias, durante un año en un centro de reconocimiento médicos para trabajadores de empresas de agrícolas.
1 comentario en «Una enfermera de Encinasola, gana el primer premio de un prestigioso concurso médico»
Que digo yo, que si el artículo es de ficción, bien podía la enfermera haber sido moguereña como el escritor y no pensar en la otra punta de la provincia,