RFB. Amigos y familiares de Ignacio Palacios Esteban recorrerán la Ría con rumbo a Punta Umbría el próximo sábado. Recordar su figura y homenajear su vida en una breve pero significativa singladura está en el ánimo de los promotores y, sobre todo, cumplir un deseo póstumo del recordado responsable del Apostolado del Mar en Huelva durante unos años claves en la actividad pesquera de nuestra provincia.
El cura Ignacio y el cura Pepe –José López Boza– fueron los primeros sacerdotes que recuerda el que estas líneas suscribe. Era tan pequeño cuando los conocí que aún no había pisado un templo. Me impresionaba su vestimenta, aparecían como personajes bien distintos a los demás. Las sotanas en ocasiones y siempre los alzacuellos… era la primera vez que observaba a gente vestida así. También el primer ‘dos caballos’. Casi siempre los veía juntos. Retengo en la memoria la sensación de las buenas vibraciones que transmitían, ambos.
Ignacio era más serio que Pepe, o al menos así me lo parecía. Pero en cada ocasión en que acompañaba a mi padre y coincidía con ellos tenía la oportunidad de apreciar la simpatía y cariño de los dos. Imágenes imborrables como las huellas dejadas por ese Apostolado del Mar que iba mucho más allá de una básica actuación asistencial.
Stella Maris, un término tan familiar desde que tuve uso de razón que casi me atrevería a decir que forma parte de mi identidad, al igual que de la de tantos onubenses vinculados con el mar. Y este término está conectado indefectiblemente a Ignacio Palacios. Es verdad que desde la perspectiva infantil era absolutamente ajeno a todo lo que significaba, toda la intensidad de tanta energía volcada en alcanzar una mayor justicia social y bienestar para las gentes de la mar en Huelva. Y un motor esencial de todo aquello era sin duda Ignacio Palacios.
Hace unos días revisaba unos papeles antiguos en casa y me encontré una carta de agradecimiento a mi padre, fechada en 1965, recién echada a andar la Escuela Nautico-Pesquera de Huelva -impulsada por Palacios-. En el escrito, firmada de puño y letra por el director del Apostolado, expresa su satisfacción por los excelentes resultados obtenidos por los onubenses que acudieron a los exámenes aquel año en la Escuela Oficial de Cádiz para obtener la titulación de Patrón de Altura.
Aprobaron todos los que se presentaron. Más allá de la cuestión técnica de la preparación, realizada en Huelva, lo que es evidente es que el trabajo del entonces cura Ignacio, fomentando la formación, el avance cultural y social, la mejora de las condiciones de los hombres del mar en Huelva, cosechaba sus frutos.
Honesto e inconformista, Ignacio Palacios fue un adalid de esas mejoras necesarias en un ámbito tan duro como el mundo de la pesca. No era un simple cura que libraba una batalla doméstica. Calificado de ‘cura rojo’ por los que veían en el una amenaza, en realidad su incansable labor empujó el sector hacía condiciones más dignas y justas. Su influencia en la realidad del ámbito pesquero fue determinante.
Esa primera etapa en Huelva, en la décadas de los sesenta y setenta, coincidió con el desarrollo espectacular de la flota pesquera y gracias a la aportación del cura Ignacio, del cura Pepe y de otros de su ‘equipo’ –Urbano Velaz, Carlos Acitores, Joaquín Brito, Fernando Mota y Paco Cruz-, en ese desarrollo pudo apreciarse una evolución positiva, lenta y difícil pero sostenida, en las condiciones de los hombres de la mar.
En aquella época el cura Ignacio siempre se sintió respaldado por los obispos de la diócesis. Tanto García Lahiguera como González Moralejo asumieron el espíritu de renovación social en el ámbito pesquero onubense que promovían Ignacio Palacios y sus compañeros. García Lahiguera hizo varios viajes con él para conocer de primera mano la vida de la gente de mar. Palacios, José López Boza y otros curas se embarcaron en varias ocasiones para vivir desde dentro la dura realidad de las tareas pesqueras.
Burgalés de nacimiento y formado en los primeros años en Cantabria, Palacios quedó magnetizado desde bien joven por el mar y sus gentes. Estudió tres carreras -la última en la Universidad de Sevilla-, y llegó a Huelva en 1962. Según manifestó al cabo del tiempo, sus años en Huelva fueron los más felices de su vida. Se trasladó a Sevilla en 1983 para asumir responsabilidades en la Junta de Andalucía. Su trabajo fue clave en la ordenación y desarrollo de la pesca en nuestra Comunidad.
La inmensa experiencia que acumuló y el conocimiento profundo que tenía del sector pesquero andaluz en general, y del onubense en particular, le impulsó en los últimos años a escribir sobre la temática. En Huelva Buenas Noticias tuvimos el privilegio de contar con su pluma en varias colaboraciones. Hoy es recordado con gratitud por tantos cuya vida se vio influenciada por ese tesón y voluntad firme de pugna a favor de la justicia social en la pesca.
1 comentario en «Ignacio Palacios, una huella imborrable en la vida pesquera de Huelva»
Magnífica aportación!