F.B. Ser onubense por el mundo ya infiere una categoría especial. Salir del círculo de confort y adentrarse en lo desconocido requiere verdaderas dosis de valentía. Nuestra protagonista de hoy es un ejemplo notorio pues ha encontrado destino nada más y nada menos que en Noruega. Pero no en Noruega y ya está. La huelvana Rocío Martínez Coronel vive en una de las ciudades europeas más próximas al Polo Norte, Kirkenes.
Bastante más de 4.000 kilómetros la separan de aquí, pero parece que en su corazón no existe la distancia porque es muy fuerte su vínculo emocional con la tierra que le vio nacer y, sobre todo, con su gente del sur. También se siente afortunada por contar allí, en el norte del norte, con su pareja, Andrés, así mismo onubense. El es su apoyo fundamental en los naturales momentos de debilidad.
Muy, muy joven, las respuestas de Rocío, sin embargo, denotan una sorprendente madurez. Sus palabras transmiten agradecimiento por la vida y confianza en lo que tenga que llegar. Podríamos pensar que esa es la verdadera fuente de su valentía. Y en ese apartado de agradecimiento vital, sumado a un explícito sentimiento de orgullo, ubica a sus padres, que -este es nuestro juicio- no deben de caber en si, precisamente de orgullo por una hija tan especial.
Su padre -nos cuenta- le ha trasmitido desde muy pequeñita, con el ejemplo, el trabajo, el sacrificio y la disciplina, «quién algo quiere algo le cuesta, siempre me ha apoyado y animado a estudiar lo que quisiese y lo importante que es ser feliz con lo que uno hace, mi padre para mi es sentirme segura y protección. Mi madre, siempre me ha transmitido el amor, la paciencia y la importancia de la familia y de los tuyos, mi madre es sensibilidad y bondad. Mis padres siempre me han enseñado a ser una persona humilde y ser siempre feliz por encima de todo.
La onubense por el mundo de esta semana vincula su profesión con el concepto de generosidad. En estos momentos, como primera etapa en su carrera, está llevándola a la práctica en una residencia de mayores noruega.
Rocío se crio en Bellavista y también tiene influencias mazagoneras, al haber pasado los veranos en esas mágicas playas. Una profesión tan vocacional como la de enfermera estaba en su mente desde muy pronto. Su perseverancia hizo al final que alcanzara esta meta académica porque no se graduó de primeras sino que cursó un primer año de psicología con el objetivo fijado de entrar en enfermería, repitiendo selectividad para obtener la elevada nota de acceso requerida.
En la facultad onubense coincidió con Andrés y ya comenzaron a andar juntos. Tan juntos como para irse de la mano a ese norte tan distante y tan diferente de nuestra realidad meridional. La aventura noruega que está viviendo es realmente su primera salida seria del entorno familiar. Con solo 23 años, sin embargo, se muestra muy unida con sus padres, hermano y abuelos que siguen desde aquí su peripecia laboral confiados en su valía personal y profesional.
Enfermería es para Rocío «una manera de cuidar y ayudar a los demás, es ser el mayor apoyo de personas que solo te tienen a ti en ese momento, puedes mejorar la vida de muchas personas».
Responde a nuestras preguntas con amabilidad y simpatía.
-¿Cómo viviste inicialmente esta experiencia de salir fuera, tan lejos?
– Dejar a tu familia, amigos, tu perro, tu casa… no es fácil. Empezar de cero en otro país con una cultura tan diferente, nuevo trabajo, nuevo idioma… tampoco lo es, asusta al principio, pero es bonito poder vivir eso alguna vez en la vida y aprender de todo ello. Además, esta experiencia la vivo con mi pareja, Andrés, otro apoyo esencial en mi vida y hace que todo sea más fácil y bonito.
– Nunca había salido de casa, siempre he estado acostumbrada a vivir con mis padres y mi hermano, y para mi, ellos son un apoyo incondicional, por lo que se me hace duro estar tan lejos de ellos en el día a día, aunque eso también me hace crecer y me hace ser más fuerte.
– También es una oportunidad única para valorar lo que tenemos en casa. Me ha hecho ver en el paraíso que vivimos y las cosas buenas que tenemos, paisajes, comida, clima, nuestro carácter…
– Irte a vivir fuera de tu país siempre te condiciona para tu futuro, esperas tener mejores condiciones de trabajo, poder ahorrar y poder volver a tu país con una mejor vida.
– ¿Puedes hacernos una breve descripción desde entonces de las cosas que te han pasado hasta llegar al momento actual?
– Hace tan solo unos meses que vivo en Noruega, y cuando llegué no podía creerme que ya estaba aquí, fuera de casa, viviendo sola en otro país con mi pareja con 23 años. Todo era nuevo para mí. Acababa de terminar la carrera y ni siquiera había trabajado de enfermera en España. No sabes que te deparará la ciudad en la que vivirás, tu trabajo o tus compañeros.
– Debido al Covid tuvimos que hacer cuarentena al llegar, los primeros días todo es bonito. Conocimos Oslo y todo parecía un viaje más, pero cuando te instalas en una nueva casa, pasan 2-3 semanas y empiezas el trabajo te das cuenta que esto va enserio. Mentiría si dijera que desde el principio ha sido fácil, el idioma es una barrera grande, pero a la que te acostumbras, el trabajo es duro muchas veces, es diferente a lo que estás acostumbrada hacer en las prácticas del Hospital de Huelva, refugiada siempre de otro enfermero. No es tu casa, ni tienes tus comodidades de siempre. La comida es completamente diferente, horarios distintos, aquí no tienen buen jamón y un buen queso de “tapa”, echas de menos todo de tu casa a la que sabes que hasta dentro de meses no vas a poder ir.
– Empiezas a conocer al resto de españoles que viven en tu ciudad, empiezas hacer amigos y los días libres conoces la zona, visitas los sitios que te dicen que son bonitos, todo te hace ilusión, ves renos a dos metros de distancia por primera vez. A veces muero de envidia cuando veo a mis amigos a 30 grados en la playa y yo estoy aquí a 10 grados sacando la ropa de invierno y sabiendo que llegarás a -20 grados en pocos meses.
– A veces, todo se hace cuesta arriba y tienes bajones de echar de menos a tu familia y amigos, aunque he de decir, que para mi todo esto es mucho más fácil gracias a Andrés, que vive conmigo momento a momento todo esto y es mi mayor apoyo aquí Noruega, al ser también enfermero y trabajar juntos me entiende en todo y es una gran suerte poder vivir esta oportunidad y experiencia juntos. Él es quien me levanta cuando tengo un mal día tan lejos de casa y me hace sentirme como en ella.
– ¿En qué ciudad vives?
– Actualmente vivo en Kirkenes, una ciudad al norte de Noruega, en la frontera con Rusia. Tenemos muchas ganas de conocer el invierno, viendo las auroras boreales, muy comunes aquí y mucha nieve, aunque para el 2022 tenemos pensado cambiar de ciudad y poder vivir en muchas otras ciudades de este país.
– ¿Dónde trabajas? ¿Cuál es tu desempeño?
– Trabajo de enfermera en una residencia de ancianos, aún debemos mejorar el nivel de Noruego para empezar a trabajar en un hospital más grande.
– ¿Cuáles son las aspiraciones profesionales de Rocío Martínez Coronel?
– Acabo de terminar la carrera y siento que aún estoy encontrándome en todo esto. Nunca sabes donde terminarás, jamás pensé irme a vivir a otro país, pero me gustaría mucho trabajar en Urgencias o en la UCI neonatal en un buen hospital, seguiré estudiando para conseguirlo.
– ¿Cómo es tu vida cotidiana? Descríbela, por favor
– La ciudad en la que vivo no es muy grande, está al norte de Noruega donde hace normalmente temperaturas muy frías, por lo que aquí suelen hacer mucha vida dentro de casa. No hay tantos bares y sitios fuera en la calle como en España. En el día a día solemos ir a trabajar en el turno que tengamos ese día y hacer algo en casa, con amigos o solos. Y los días libres siempre salimos hacer algo por la zona, ir a las playas noruegas, alguna ruta en la montaña o conocer alguna otra ciudad cercana.
– Cuando tenemos varios días libres juntos intentamos hacer alguna escapada o hacer algún viaje. Pero es muy importante tener una rutina, ya que aquí dentro de muy poco comienza la “noche polar” y siempre hay oscuridad y noche durante el día. Ahora mismo tenemos el “sol de media noche”, donde hay sol incluso de noche. Es precioso poder estar viendo un paisaje y un cielo completamente azul a las 2 de la mañana con pleno sol. Pero al principio fue complicado acostumbrarse para dormir, porque aunque parezca mentira, no tienen persianas y cuesta dormir con un sol que parece de las 2 de la tarde de España.
– ¿Cómo estás pasando esta etapa pandémica?
– En España fue duro, aunque no trabajé de enfermera, pasé el año entero en el hospital de prácticas como si lo estuviese. Fue duro vivir todo desde tan cerca, y pensar que tenías que protegerte más aún por proteger a los tuyos al volver a casa. Además, la vida nos cambió a todos de una manera u otra, ví menos a mis amigos, sentía intranquilidad al salir un día, estudiar en casa a la vez que estaba en el hospital, me preparé el curso de noruego y fue un año intenso.
– Aquí en Noruega, la pandemia esta mucho más controlada, desde que llegué a Kirkenes el covid no existe aquí, nunca han usado mascarillas y no saben lo que es pasarlo mal por la pandemia. Aunque sigo teniendo a mis amigos en primera línea de batalla en España trabajando y a mi familia, por lo que sigo con la misma preocupación.
– ¿Cómo se ve Huelva desde allí?
– La gente que vive tan lejos ve a España con las ciudades más turísticas y de vacaciones, pero el sur destaca mucho por el buen tiempo, la gente con el buen carácter y muy buena comida. Les encanta la playa con nuestro calor y como dicen aquí “con una buena cerveza”.
– ¿Cómo nos ven a los españoles, según tu experiencia, la gente con la que convives?
– Con la gente con la que he hablado de esto suele coincidir que los españoles somos gente muy abierta, muy simpática y que les gusta mucho la calle y la fiesta. Ven a España como un buen país para disfrutar e ir a desconectar, es completamente lo opuesto al norte de Noruega, donde vivo. Aquí la gente vive mucho en casa, más introvertida y hace mucho frío, por lo que les encanta España. A los enfermeros españoles normalmente nos valoran mucho, la formación de enfermería es más completa en España y suelen tener buenas expectativas de nosotros.
– ¿Crees que es correcta la percepción que tenemos nosotros de ellos?
– Antes de venir aquí pensaba que los noruegos eran mucho menos simpáticos y más introvertidos, hay de todo como en todos lados, y es cierto que hacen mucha vida en casa, al final es lo que su clima les deja y su cultura está adaptada a estas condiciones, pero en el trabajo he podido hablar con noruegos muy simpáticos, abiertos y personas muy buenas. No son tan cerrados de carácter como nos pensamos, pero si son muy suyos a la hora de hacer las cosas, les gusta hacerlas a su manera.
– ¿Qué echas de menos de Huelva?
– Sin duda a mi familia, a mis amigos y a mi perrito, pero podría decir que todo. El clima de Huelva, ahora que conozco este tan frío, es para mi el mejor del mundo. Como comenté antes, el irme de Huelva me ha hecho valorar aún más lo que tenía en casa. Nuestras playas, nuestro sol, nuestra comida… Huelva para mi es perfecta y no es tan valorada como merece.
– ¿Qué tendríamos que mejorar aquí según tu criterio?
– Quizás deberíamos aprovechar más los recursos tan puros y bonitos que nos da Huelva. Tachamos a Huelva de una provincia donde no hay nada y sin embargo tenemos todo. Tiene sierra, tiene playa, tiene productos increíbles, comidas que no se encuentran igual en otro sitio… Tiene paisajes que no valoramos en nuestro día a día, pero son preciosos. Muchas veces no hace falta irse fuera de casa para ver sitios impresionantes. Podríamos explotar mucho más los recursos que tenemos.
– ¿Vienes con frecuencia a Huelva?
– Nunca se cuando voy a poder ir a casa, iré cada vez que el trabajo me lo permita. Tan solo llevo fuera unos meses y cuando termine el verano me gustaría ir a casa para desconectar y volver a coger energía.
– ¿Imaginaste que tu vida se iría desenvolviendo tal como está sucediendo?
– Para nada, jamás pensé que terminaría viviendo en otro país con 23 años y mi pareja, Andrés. Siempre he tenido claro cosas en la vida. Pero he ido viviendo lo que llegaba, y aunque no creo en el destino, todo pasa por algo. Cuando iba a irme de Erasmus a Noruega con mi amiga Paula, llegó el Covid y nos paralizó la vida a todos. Y de repente, de un día para otro surgió con Andrés la oportunidad de venirnos aquí y no lo pensamos para nada. Si lo pensábamos entraban las dudas y los miedos. Así que no me gusta hacerme ideas de cuando y donde estaré dentro de X años, porque he podido vivir que lo que planeas es justo lo contrario a lo que pasa.
– ¿Cuáles son tus ilusiones?
– A día de hoy, tan solo quiero vivir el momento rodeada de los míos y poder ser todo lo feliz que pueda. Para mi, lejos o cerca, el apoyo de los míos y poder trabajar de lo que más me gusta, viviendo esta experiencia con el apoyo de mi familia desde España y de la mano de Andrés me hace muchísima ilusión. En un futuro me gustaría poder vivir en Huelva, en mi casa, poder desarrollarme siempre profesionalmente y disfrutar del día a día.
– ¿Qué te gustaría decirle a la gente de Huelva?
– En general, que disfruten del paraíso en el que vivimos, que tenemos un tesoro que no siempre valoramos lo que se merece. Y a mi familia y amigos que los quiero cada día más. Y que aunque esté a muchos kilómetros de distancia los siento igual de cerca que siempre.
– ¿Volverás?
– No se que pasará en un futuro, pero a día de hoy digo un si rotundo. Agradezco mucho esta oportunidad que tengo, poder salir de casa, poder viajar, aprender, conocer otros países… pero para mi, tener a mi familia y amigos cerca es esencial. El calor de mi casa, mi playa y la calidad de vida que me da Huelva me hace feliz. Y he de decir que todo esto lo estoy aprendiendo desde fuera. Pero como se suele decir “como en casa en ningún sitio” y mi Huelva no la cambio por nada.
Enhorabuena y suerte, Rocío.