Lecturas casineras 33. Los Templarios

Benito A. de la Morena

Colaborador del Grupo Azoteas


Festival de Cine de Huelva

Caballeros del Temple…monjes guerreros…guardianes del Santo Grial… primeros banqueros…usureros… herejes…desterrados… (a modo de resumen de la breve historia de los Templarios) 

Los Pobres Caballeros de Cristo, quienes vieron su primera luz un día de Navidad de 1119, dieron su última batalla un viernes 13 de octubre de 1307, ante los guardias del rey francés Felipe IV ‘El Hermoso” y con triste complicidad del Papa Clemente V.


Puerto de Huelva

Acusados de herejía, sodomía y paganismo, los que tuvieron el mayor poder económico de la Cristiandad, fueron desposeídos, en esa noche cruel, de las propiedades financieras e inmobiliarias de la Orden del Temple, estimadas en “cerca de 800 castillos, más de 6.000 caballos, miles de casas y una flota de barcos, además de oro y plata” y así se saldó la enorme deuda que el “hermoso” rey tenía con el Temple.

Mucho se ha especulado sobre la estratégica conspiración urdida para desposeer de riqueza y controla el poder de la Orden templaría, pero a pesar de las acusaciones severas vertidas contra ella y las confesiones obtenidas mediante torturas atroces a sus dirigentes, el “brillo” de la Orden se ha mantenido y hoy, once siglos después, todavía existe la creencia de que los templarios siguen siendo una estructura bien organizada, para el servicio del humilde, a las órdenes de Dios.

Su Gran Maestre era el Papa, y según opiniones de estudiosos del tema, aún se deriva el pensamiento hacia estructuras de un poder encubierto, que también dispone de un Gran Maestre, a modo de herederos de ese mensaje oculto a lo largo de los siglos, quizás de una leyenda que no se desea enterrar, pues hubo más bien que mal y el mundo necesita creerlo.

Pero al margen de esta actividad económica, siempre se les ha reconocido como guerreros de gran habilidad, resistencia y excelente capacidad estratégica y organizativa, y desarrollaron en España una labor similar a la que tenían encomendada en Tierra Santa en la lucha contra el Islam, pero  con la peculiaridad de que conjugaban su actividad militar para la defensa del cristianismo, con una vida de austeridad extrema, manteniendo estrictos votos de pobreza, castidad, piedad y obediencia; valores difíciles de encontrar en la actualidad.

Tras el edicto papal de 1311 declarando la suspensión del Temple, algunos de sus caballeros fueron transferidos a otras órdenes, como la del Hospital, la de Calatrava (Castilla, 1164), la de Montesa (Aragón) o la Orden de Cristo (Portugal)… y si bien fue en Aragón y Portugal, donde mejor se ha conservado el legado templario, podemos citar el magnífico Castillo de Monzón en Huesca, o el espectacular castillo del municipio portugués de Tomar, podemos citar otras reseñas es España como el Castillo de Miravet, en Tarragona, el excepcional Castillo de Peñíscola y la propia ciudad de Tortosa, o el Castillo de Alcañices (Zamora), escenario de la firma en 1294 de un acuerdo fronterizo entre los reinos de Castilla y Portugal, el conocido como Acuerdo de Alcañices, o el Castillo de Ponferrada, en la comarca leonesa del Bierzo, entre otros.

Tan numerosos como sus recuerdos, son las historias sobre leyendas, batallas o mitos que de ellos se han escrito, tanto cinematográficas, como literarias. Citemos entre las primeras “El código Da Vinci”, “Templario”, “Cruzada”, “El tesoro perdido de los caballeros templarios: El Santo Grial” y muy especialmente, según mi opinión “El reino de los cielos”

En literatura, sugiero los ultimos que he leído, “Historia oculta de los templarios”, “Jesús o el secreto mortal de los templarios”, “Maalouf”. (Las Cruzadas vistas por los árabes), “Templarios del Maestrazgo”, Las Cruzadas, realidad y mito” que, junto a otros, guardo con cariño en mi biblioteca.

Los Templarios nos han ofrecido, a lo largo de su “corta” historia, una muestra de valores que han transcendido en el tiempo; valores que se reclaman desde una cultura cristiana en decadencia, pero que se han abierto hacia una cultura más universal donde la solidaridad y la entrega humanitaria tienen cabida, pues son imperiosamente necesarias para la supervivencia de las especies que habitamos este precioso Planeta Azul.

«Y en Azoteas añadimos:

Benito de la Morena tiene dos vicios: La Física y la Reflexión. De él aprendimos lo segundo y nos atrajo lo primero.

Ahora nos aporta una sugerente propuesta: Los Templarios, ese mito que ha soportado siglos y modas, pero siempre está en la mesa de los que buscan lecturas interesantes.

Bienvenida esta oferta generosa y diversa para «Lecturas casineras».

Los mitos siempre son interesantes. Y, en este caso, seductor.»

Grupo Azoteas

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www.casinosdehuelva.com

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