Carlos Arroyo. La Escuela de Artes y Oficios León Ortega, antiguo Matadero, fue el marco incomparable del pregón taurino de las Fiestas Colombinas, en el que Bernardo Romero se reafirmó como onubense y como aficionado al toro.
“Es un ser misceláneo”. Así lo definía su presentador, Juan Díaz, por su versatilidad y la variedad de temas en los que ha tratado. Bernardo simplemente dijo que “ante todo soy de Huelva” y “aficionado al toro, y a mucha honra”.
Antes, el pasodoble ‘Nerva’, magníficamente interpretado por la Banda Sinfónica Municipal de Huelva, servía de preludio para el pregón taurino.
Se desarrolló el pregón como una defensa de la Fiesta, que no sólo se ciñe a lo que pasa en la plaza, sino también en los tendidos, la afición, “que no es el corazón, pero sí la médula espinal de la Fiesta”. También señalaba Romero que “los verdaderos enemigos de la Fiesta están dentro, en el inmovilismo”, ya que “la Fiesta progresa y por eso está vista”.
Analizó el pregonero los carteles de las Colombinas, “donde aparecen toros de las mejores ganaderías y los mejores toreros del escalafón, que vienen a darse a Huelva, con los toreros de Huelva”.
Romero finalizó el pregón con el grito “¡que Viva Huelva, señores!”.