Miguel Mojarro
Hoy toca una obra de arte de la Literatura y un homenaje que se le hace desde el Ministerio de Cultura.
Hace un par de años, el «Centro Documental de la Memoria Histórica» se presentó en Salamanca con la exposición «Los Tebeos de la Guerra Civil». Hoy es obligado el complemento de aquella exposición salmantina: «Los Tebeos de la Postguerra», en Madrid.
Ambos eventos han sido un reconocimiento merecido a una época, en la que los tebeos fueron el único recurso de un asueto marcado por las increíbles carencias de una situación social, que solamente pueden imaginarla quienes la vivieron.
Pero hoy, la presencia de sociólogos estudiosos del tema, ha colaborado a que se conozcan aspectos esenciales mas allá de la mera existencia física de estas publicaciones.
Los catálogos de ambas exposiciones, separadas dos años, son un compendio de lo expuesto, además de una texto acompañante, magnífico, que analiza objetivamente y con rigor, cada una de las publicaciones analizadas.
La visita real ya no es posible (De momento), pero el catálogo cuya portada se reproduce es una joya para los que quieran conocer de manera sumamente amena y rigurosa, la realidad de aquellos objeto del deseo de todos (niños y mayores), que se ofrecían colgados cada semana en las paredes de los kioscos. A veces, los catálogos son verdaderos libros sobre el tema, Éste es el caso.
«Los tebeos son un aspecto especializado de la prensa de entretenimiento, a los que el sistema educativo asignó la triple función de informar, educar y entretener», se dice en el impresionante catálogo de la exposición del tebeo de la postguerra.
«Se compran, se venden, se cambian y se alquilan tebeos y novelas». Así rezaba un cartel en esos lugares míticos que eran los kioscos.
Los tebeos existen, en versiones originales o en sucesivas reproducciones facsímil, en las que hemos tenido la suerte de recuperarlos.
Es hora de que reivindiquemos el placer de su lectura, salvo aquellos que presumen de lo que no son, porque también ahora, lejos de la niñez, esas viñetas historiadas (O viceversa) son ejemplo de calidad en los guiones, en las imágenes y en la organización.
El que no tema que lo confundan, los que quieran disfrutar de una calidad real, quienes deseen adentrase en una literatura a medio camino entre la ingenuidad y el placer, busquen o pidan, pero encuentren esos tebeos y siéntense con ellos en un escalón fresco de la escalera de casa. Allí está el rincón de lectura adecuado para una literatura que ha salido de los kioscos para estar en los libros de texto y en las exposiciones.
Hay un Casino que así lo ha entendido y se ha atrevido a publicar sin reparos su militancia en el grupo de los elegidos, en el colectivo que nunca dice que no a un motivo de placer Cultural. Así, con mayúsculas. Porque los tebeos son parte de nuestra Cultura y de nuestro Patrimonio.
Así lo ha asumido el Casino Minero de Corrales y ha realizado una exposición de ejemplares recopilados entre sus socios y amigos. Pero es que el Casino Minero de Corrales, su actual Directiva de tres (Tres ejemplos de entusiasmo), se han hecho socios de la Cultura como Patrimonio de la Humanidad (El problema de la Humanidad, uno de ellos, es que no se percata de que su única posibilidad de sobrevivir es en brazos de la Cultura y afanándose en el Patrimonio).
Se empieza por los Tebeos, como en aquellos días de postguerra, en los que el pan negro de maíz y la sombra de los árboles eran nuestros compañeros en el asueto. Algunos empezamos así y hoy leemos a Cervantes, vemos a Calderón, disfrutamos con Berlanga y reflexionamos con Marañón.
Sugerencia: Si pueden, busquen en librerías de viejo, encuentren y compren este catálogo. Magnífico.
Adelante. En los tebeos está el inicio para poder seguir escalando.
Grupo Azoteas (Nos han saboteado nuestras referencias. Hemos tenido que cambiar)
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