R.F.B. De Palos de la Frontera, Andrés Fernández fue el enfermero que escribió el primer manual en la historia de esta esencial rama de saber y la práctica sanitaria. Vivió en la cúspide del imperio español, finales del siglo XVI principios del XVII. Y publicó como decimos, en 1617, el que se considera el primer tratado de enfermería en España y, probablemente, del mundo.
Andrés Fernández, además de dedicarse personalmente al cuidado de los enfermos, recopiló todos los conocimientos y experiencia que había conseguido con su generosa labor, redactando el manual ‘Instrucción de Enfermeros‘, publicado en varias ediciones desde esa primera de 1617.
La relevancia de este palermo es incuestionable, sus escritos potenciaron el conocimiento de las mejores prácticas de enfermería, haciendo avanzar la sanidad española y mundial. Los Obregones, a los que pertenecía, era como se denominaba a la Mínima Congregación de los Hermanos Enfermeros Pobres. Este apelativo venía de su fundador, que se llamaba Bernardino de Obregón.
La congregación de Obregón se instaló por designio real en el Hospital General de Madrid en 1587. Bernardino fue su rector y quien llevó a cabo diversas reformas de relieve, centralizando la atención sanitaria y de salud, y modernizando su gestión.
Este hospital estaba situado en la Carrera de San Jerónimo, precisamente en el espacio y lugar que hoy ocupa el Palacio de las Cortes Españolas.
La congregación y, en particular, el onubense Andrés Fernández establecen un punto de inflexión en la historia de la enfermería. Antes el cuidado de los enfermos era menos sistemático y durante la baja edad media correspondió a instituciones como las órdenes militares de enfermería.
Entre ellas, los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, los Caballeros Teutónicos, los Caballeros de San Lázaro y las órdenes mendicantes de San Francisco y Santa Clara de Asís.
La mayor parte de la información que tenemos sobre Andrés Fernández aparece publicada en una de las biografías de Obregón, publicada en 1724. En ella se observa la relevancia del onubense, calificándolo de reformador y segundo fundador de la Congregación. Se resalta su condición de maestro, de amparador de los pobres y consolador de afligidos.
Era un hombre de ‘rigurosas costumbres’, que dirigió también el Hospital General de Madrid. En dos ocasiones fue hermano mayor de su congregación, considerado así mismo ‘Enfermero Mayor‘. Realmente se le puede considerar el primer enfermero como se entiende hoy en día el desempeño de la profesión desde un punto de vista técnico.
Cuatro siglos después, cuando el gremio de Enfermeros, así como el resto del personal sanitario, se ha visto sometido a la dura prueba de la pandemia Covid-19, hemos querido hacer un homenaje recordando a ilustre palermo. El primer enfermero entendiéndolo en la grandeza de su término que, precisamente, era de nuestra tierra.
Los valores del palermo Andrés Fernández, su vocación, su capacidad innovadora y de servicio, ejemplifican a toda una profesión. La que hemos visto, sin desearlo, ponerse en valor en los difíciles e inesperados días vividos.