S. D. Roberto Bautista, jugador número 12 del mundo, impuso la lógica y conquistó la 95ª Copa del Rey de Tenis tras derrotar en la final al australiano Álex de Miñaur en dos sets (6-3 y 7-5) en un partido que se alargó hasta la hora y 40 minutos.
La pista central del Real Club Recreativo de Tenis de Huelva ha sido escenario de dos jornadas muy interesantes, culminadas este miércoles con una final entre Bautista y De Miñaur, en el que los galones, la experiencia del castellonense impusieron su ley, ante un joven jugador australiano que, en cierta medida y en algunas fases del choque, acusara el enorme esfuerzo que tuvo que realizar el día anterior en la semifinal ante Alejandro Davidovich.
El partido fue un juego de aciertos y errores, y en esta ocasión, para más inri, hubo más de lo primero en el favorito -Bautista, 12 del mundo- y más de su oponente -De Miñaur, 20-, lo que de todos modos no impidió que, al menos en la segunda manga, el partido tuviera tintes emocionantes y de buen tenis.
Puede que el cansancio del día precedente le jugada una mala pasada a De Miñaur, que se le vio algo más lento que su rival, muy seguro en el saque y en todos su golpes, acumulando dos breaks de ventaja para colocarse con un claro 5-1.
Reaccionó como pudo el australiano el desenlace de una manga que era del castellonense, arrebatándole uno de los breaks (5-3), si bien la réplica de Bautista no se hizo esperar en el siguiente juego endosó un contrabreak con vitola de sets: 6-3.
El guión del partido no cambió en el inicio de la segunda manga. Otra vez Bautista impuso su mejor tenis sobre la pista y, tras romper el servicio de su rival en el segundo juego, alcanzó un 3-0 que daba la impresión que era el principio del fin.
Pero aún tuvo que remar un poco más el castellonense, porque Álex de Miñaur, después del palizón físico del día anterior, se resistió a ser el convidado de piedra, y poco a poco, a base de tesón, sus mejores golpes y ganas, equilibró la balanza en la pista y en el marcador: 4-4.
Puede que a partir de ahí empezara un partido nuevo, con mucho equilibrio, con los dos ganando sus servicios, hasta que en el undécimo juego con saque de Bautista, el australiano estuvo a dos bolas del break que le hubiera acercado a la conquista del set y a la continuidad del choque.
Pero la experiencia es un grado, y cuando pudieron venir maldadas Roberto Bautista se aplicó con el celo de excelente tenista, y primero apagó el fuego iniciado dando la vuelta y ganando el juego (6-5), y luego cerró por completo el partido con otro break, éste ya definitivo porque significaba el 7-5, el triunfo y la Copa del Rey.