HBN. La Asociación Onubense para la Normalización, Educativa, Social y Laboral AONES Huelva lleva más de 30 años trabajando por las personas con discapacidad intelectual. Una entidad sin ánimo de lucro creada por padres de personas con discapacidad intelectual con el objetivo de mejorar la calidad de vida de este colectivo y el de sus familias a través de la inclusión social plena. Una finalidad en la que, tal y como nos cuenta el director técnico de la entidad, Diego Lopa, «fuimos pioneros al ofrecer un mensaje en el que transmitíamos el convencimiento de que una sociedad para todos y con todos era posible. Desde entonces, han sido muchos años de cambios, luchas, errores, aciertos y mucho aprendizaje y autocrítica». En la actualidad, AONES trabaja con más de 300 familias de usuarios/as de 0 a 50 años. Desde la atención temprana al empleo inclusivo pasando por la educación. Siempre bajo la misma filosofía: promoción de la autonomía personal. Una labor encomiable que, desde 2016, recibe el apoyo y colaboración de la Fundación Atlantic Copper.
Colaboración que se concreta en un importe apoyo económico mensual para sufragar gastos de personal voluntario cualificado en un programa educativo llamado ‘Ayúdame’. Este proyecto nace para dar apoyo a los centros educativos con una carga muy grande de alumnos con discapacidad o necesidades educativas especiales. «Es una realidad que en los centros existen más necesidades educativas que recursos humanos. Nuestro estrecho contacto con la Universidad de Huelva nos permitió cerrar un convenio con el Master de Educación Especial para ofrecer a sus alumnas (en su mayoría maestras, pedagogas o psicólogas) la oportunidad de tener una experiencia práctica como nunca hubiesen imaginado. Poder realizar prácticas en un centro educativo durante un curso académico completo», explica Diego Lopa, que añade que «el otro punto fuerte y necesario para llevarlo a cabo fue nuestra relación habitual con la Consejería de Educación y el convenio de colaboración por el cual podemos acceder a las aulas a dar apoyo extraordinario a centros educativos».
El perfil de las personas que entran a colaborar en el proyecto ‘Ayúdame’ es muy claro. Un título profesional (maestra, pedagoga, psicóloga, psicopedagoga o educadora social). Según concreta el director técnico de la entidad, «un perfil académico inmaculado, dado que hay más de mil solicitudes por año para entrar en este master, ganas de comerte el mundo y estar hecha de otra pasta. Las condiciones son durísimas, porque por la mañana van al colegio y por la tarde a la universidad a dar clase en el master. Podríamos decir que por la tarde se lo cuentan y por la mañana lo viven de verdad».
Siendo así, con ‘Ayúdame’ ganan todos. Según Lopa, «los colegios están encantados, se corre la voz y cada año hay más directores interesados en sumarse al proyecto. La educación especial es muy enriquecedora, pero agotadora mental y físicamente. Tener de repente una compañera con toda la ilusión y energías intactas es una bendición para los equipos de especial de estos centros. Las alumnas, por supuesto, adquieren una experiencia práctica profesional inimitable, el anhelo de toda comunidad educativa, tener más prácticas que teoría. Además, les permite hacer dos partes importantes del master como son las prácticas y el trabajo de fin de master».
Por parte de AONES, este programa supone un gran reto hacia una acción que no solo beneficia a sus socios/as, sino a todo el conjunto de la sociedad onubense. En este aspecto, como director técnico, aclara que «como entidad declarada de Utilidad Pública estamos obligados a encontrar vías de desarrollo y mejora para nuestro colectivo en nuestro ámbito de actuación. Y, respecto a la Fundación Atlantic Copper, creo que este proyecto encaja en todas su líneas estrategias de formación porque beneficia a colectivos en riesgo de exclusión, trabaja en el ámbito de la educación tanto escolar como universitario y mejora la empleabilidad potencial de personas jóvenes«.
Por todo ello, Diego Lopa destaca la importancia del respaldo a este tipo de iniciativas de la Fundación Atlantic Copper, puesto que, «francamente, no creo que el proyecto fuera viable sin el apoyo económico de Atlantic Copper. La subvención económica íntegra va destinada a dietas con las que las participantes no tienen que preocuparse de costearse desplazamiento ni comidas y, dado lo frenética que va a ser su experiencia, les da seguridad y a la vez les halaga recibir un respaldo económico básico más allá de que lo que hacen lo hagan voluntariamente. Pocas veces la Fundación Atlantic Copper apuesta por dar continuidad a un proyecto, por lo que para nosotros es un gran honor y un indicativo de que el proyecto es necesario».
Con todo ello, para terminar, Diego Lopa nos deja este mensaje final: «Se nos ha cortado a todos un poco la trayectoria con la crisis sanitaria, pero estamos acostumbrados a luchar y a vivir otro tipo de exclusión. Volveremos más fuertes».