Juan Carlos León Brázquez. La muerte del pintor Daniel Vázquez Díaz ocurrió en un hoy de hace 51 años. Afortunadamente, este año sí, el pintor ha tenido un gran recordatorio hace unos días, en las XVI Jornadas de Historia sobre el Descubrimiento de América desarrolladas en Palos de la Frontera, en la Casa Martín Alonso Pinzón. El Ayuntamiento de Palos y la Universidad Internacional de Andalucía se unieron para dar visibilidad a un pintor fundamental del siglo XX, cuando se conmemora el 90 aniversario de la terminación de los frescos de La Rábida, “los más importantes del siglo XX en Europa”, y que marcan el presente de un lugar tan emblemático onubense como es el Convento-Monasterio de Santa María de La Rábida, en Palos de la Frontera. Paralelamente, en la Oficina de Turismo de Palos se realizó la primera muestra bibliográfica del pintor, con los fondos bibliográficos de quien firma este artículo.
Las ponencias, coordinadas por Eduardo García Cruzado, se desarrollaron durante dos días, siendo inauguradas por el alcalde palermo, Carmelo Romero Hernández, quien disertó sobre ‘Palos en la obra de Vázquez Díaz’, destacando el valor pictórico del pintor nervense “capaz de abrir puertas plomizas para respirar libertad y endulzar pensamientos opacos e intransigentes en una España conservadora y a menudo fanática y pertinaz”. “En estos pagos -agregó el alcalde de Palos- Vázquez Díaz no sería tan rabideño si no fuera tan vasco y no sería tan vasco si no fuera tan eminente zurbaranesco, minero, español de todas sus tierras y probo, recto y disciplinado en su vida y su obra”.
La segunda ponencia le correspondió a quien esto firma, siendo mi intervención para enmarcar ‘La Rábida y su tiempo’, en el momento en que Vázquez Díaz impregnó de su arte las paredes del Convento. Mi interés en la charla fue determinar la influencia onubense, especialmente minera, en los primeros colores de los que se impregnó Vázquez Díaz y a lo que ningún biógrafo hace justicia al despreciarse generalmente la cuna del pintor, “donde no había nada que pintar”. Pues para darse tal circunstancia, hoy Nerva tiene uno de los mayores índices de pintores de España, además de que Vázquez Díaz reivindicó en distintas entrevistas los rojos, carmines y grises como propios de su tierra. La segunda parte la destiné a señalar que el V. Díaz que llegó a La Rábida era ya un pintor maduro, con las ideas claras y con una larga trayectoria pasada por Sevilla, Madrid, País Vasco, París y otra vez España. Un recorrido por la enormidad de amistades que atesoró y sus retratos, especialmente de dos onubenses, Juan Ramón Jiménez y Francisco Pompey.
En mi opinión, Vázquez Díaz pudo hacer los murales de La Rábida gracias al momento de exaltación colombina y americanista de aquellos años. En 1920 los franciscanos volvieron a La Rábida; en 1926 se había producido el vuelo Palos-Buenos Aires del Plus Ultra; en 1929 se inauguró la Exposición Iberoamericana de Sevilla y la Exposición Internacional de Barcelona y también en 1929, en la Punta del Sebo, se inaugura el Monumento a Colón donado por los Estados Unidos de América. Antecedentes importantes para que Vázquez Díaz obtuviera el visto bueno para decorar los muros de La Rábida con las famosas escenas colombinas.
La primera jornada se cerró con la Conferencia ‘Vázquez Díaz y los frescos de La Rábida’, realizada por la doctora en Bellas Artes, Ana Berruguete, la última gran estudiosa del pintor al haber realizado su tesis doctoral con el título ‘Vázquez Díaz, Tradición y Vanguardia’. Justamente su intervención vino en dar a conocer todas las influencias recibidas por el pintor y de cómo pudo introducir su vanguardismo en España, en años difíciles y de oposición, sin tener que renunciar a la tradición pictórica del país. Berruguete insistió que desde que regresó a España, en 1918, el pintor se implicó tanto en el movimiento renovador iniciado en Madrid, “que llega a liderar una auténtica epopeya artística y personal, que acabó convirtiéndolo en la cabeza visible del proceso de renovación formal de la pintura española”. A pesar de que su obra es discutida y polémica, la conferenciante subrayó que “asumió las mejores cualidades de lo moderno sin romper totalmente con la tradición y consiguió dar respuesta y cabida a esa inquietud de renovación que, sin ser vanguardista, era completamente moderna”.
Cualquier manifestación pública de Vázquez Díaz se convierte -según Berruguete- en la ocasión perfecta para reavivar el debate entre los considerados modernos y los que se definen como defensores de la tradición. Mientras tanto, el pintor triunfó en sus apariciones individuales en Bilbao (1920), donde la crítica habla por primera vez de la utilización que hace del cubismo; en Madrid (1921), donde Juan Ramón Jiménez le presenta como el primado del arte nuevo; en Barcelona (1921) donde le reciben como uno de los suyos; otra vez en Bilbao (1924) en la que es señalado como maestro de toda una generación de artistas vascos; sin olvidar el papel tan importante que juega el pintor en sus estancias en Lisboa y Oporto, entre finales de 1922 y 1923, para la confraternización de lo ibérico, en términos de absoluta modernidad. Según Ana Berruguete, “el arte de Vázquez Díaz parecía aglutinar en aquellos momentos de la realización de los Frescos rabideños, las mejores cualidades de lo clásico en términos modernos”.
Ya en la segunda jornada, el director del Museo Vázquez Díaz de Nerva, Juan Barba Robles, explicó el contenido de los fondos públicos que se conservan en la pinacoteca nervense, tanto los propios como los donados o los que se encuentran en depósito, destacando el valor de lo que fue la primera época del pintor. Explicó como el Museo ha ido haciéndose con algunos de los cuadros en los últimos años y las dificultades para subsistir en el actual entorno cultural andaluz. También mostró diapositivas con algunos de los cuadros que se encuentran en el Museo Provincial de Huelva, con lo cual se pudo comprobar en las Jornadas sobre Vázquez Díaz que en Huelva se conservan algo más que los Frescos rabideños, ya que incluso Nerva es hoy un centro fundamental para apreciar los estarcidos y bocetos del trabajo que posteriormente llevó a cabo Vázquez Díaz en los muros de La Rábida, completando así el proceso seguido para los murales.
El profesor de la Universidad de Huelva, Cristóbal García García, se extendió en sus explicaciones sobre la situación socioeconómica de Huelva y, en especial, de Palos de la Frontera en los años previos a la Guerra Civil española, en una demostración del desarrollo de la provincia desde entonces y enmarcando las grandes diferencias que existen con el moderno Palos actual. Significativos algunos datos, como que la población de Palos en aquel momento rondase los 2.000 habitantes o que el analfabetismo alcanzase a más del 50 por ciento, lo que elevaba la importancia de la iconografía para entender los acontecimientos. Y todo se produce en un momento en el que el Puerto de Huelva era el motor de la actividad económica y en un 1929 enmarcado por la crisis económica y política.
Por último, el periodista Eduardo J. Sugrañes, mostró un gran número de documentos fotográficos de la realización del Monumento a Colón en la Punta del Sebo y estableció comparativas en los trazos con el Colón de Vázquez Díaz, especialmente el de las Conferencias. Sugrañes destacó la influencia egipcia en la estatua de Colón de la escultora norteamericana, quien previamente a la realización de su obra onubense había visitado Egipto. También recordó que Miss Whitney quiso transmitir que su estatua era algo más que Colón, “simboliza la civilización cristiana”, aunque en ningún momento ella habla de haber hecho un Monumento a la Fe Descubridora, término que se popularizó en los años setenta. Y recordó que mientras la estatua de Colón tuvo una inauguración oficial, en La Rábida nunca hubo inauguración oficial de los cinco paneles del Poema del Descubrimiento. Las jornadas iban también a contar con la presencia de la nieta del pintor, Laura Vázquez Díaz, quien finalmente por problemas de salud no pudo asistir al acto de reconocimiento que se le ha hecho en Palos de la Frontera al gran artista onubense.
En cuanto a la muestra bibliógrafica, se me ofreció la oportunidad de mostrar un gran número de folletos, catálogos, libros, postales, sellos, vitolas, que nunca antes había expuesto públicamente, con lo que Palos de la Frontera se convirtió por unos días en el centro de una singular muestra sobre Vázquez Díaz, complementaria de sus pinturas y murales. Como ya expliqué in situ, a través del grafismo dominante en los libros sobre su obra podemos extendernos en conocer su gran labor pictórica que enmarcó una importante fase del arte español del siglo XX. Hoy hace 51 años que el pintor murió en Madrid, hoy se le recuerda con mucha más dignidad que el incomprensible olvido que padeció hace solo un año.