Ana Rodríguez. En tierras coreanas habita desde hace ya tres años una onubense, Rocío Díaz, una joven cuyos estudios la llevaron hasta el país asiático donde ha trabajado como profesora en una academia y como traductora-intérprete y secretaria bilingüe en una empresa de importación-exportación a Colombia, además de hacer sus pinitos como actriz de doblaje en anuncios publicitarios y películas.
Rocío Díaz nació en Huelva, en el populoso y cofrade barrio de Isla Chica. Estudió Secundaria y Bachillerato en el Instituto San Sebastián y, posteriormente, Magisterio y Psicopedagogía en la Universidad de Huelva, aunque para hacer un postgrado en Calidad y Mejora de la Educación, en la especialidad de Liderazgo y Cambio, se acabó mudando a Madrid. Desde entonces su vida ha dado muchas vueltas y, aunque ha pisado la capital onubense para visitar a su familia y amigos, nunca ha retornado a ella como residente. «Mi vida en Huelva fue como la de cualquier otro estudiante onubense: estudiar, salir con los amigos… También estuve durante muchos años vinculada al mundo cofrade de una u otra forma, pero nunca llegué a trabajar en la provincia», comenta la onubense.
Lo que sí hizo esta onubense fue dar clases particulares y realizar prácticas en diversos colegios de Huelva, así como en la Cruz Roja. También, antes de irse a Corea, formó parte durante tres meses del equipo de Investigación Internacional del Ministerio de Educación, en su sede de Madrid, colaborando con otros investigadores europeos para poder facilitar la convergencia educativa europea.
La joven onubense siempre ha creído que una educación mejor es posible y comenzó su tesina encaminada a encontrar un modelo de reforma educativa propicio para los países que salen de dictaduras u otro tipo de represión social. Así, para poder estudiar la legislación, la historia y comprender mejor a la sociedad coreana, Rocío acabó viviendo en Corea del Sur, un país en el que se instaló para aprender coreano y poder realizar el doctorado. «Corea no sólo ha vivido una guerra en la que todavía anda sumergida, sino que a lo largo de toda la historia ha estado sufriendo ataques y ocupaciones tanto por parte de China como de Japón, país que le trató con especial crueldad. Así que era uno de los objetivos de mi tesina» destaca Díaz.
A su llegada al país asiático, Rocío estuvo estudiando coreano de forma intensiva en una de las mejores universidades del país, pero al cabo de los meses, debido a que la Universidad en Corea es muy cara, tuvo que empezar a trabajar como profesora de español en una academia para poder pagar sus cursos, hasta que el trabajo la absorbió por completo y tuvo que dejar los estudios.
– ¿Cómo fue tu vida laboral tras abandonar los estudios?
– Hasta octubre del año pasado estuve trabajando de profesora, pero mi academia cerró y entré a trabajar como traductora-intérprete y secretaria bilingüe (español-coreano) en una empresa de importación-exportación a Colombia. Gracias a los conocimientos del país y su cultura, tengo la extraña capacidad de adaptarme a la vida de las empresas coreanas, pero una vez me casé, me despidieron y me cerraron las puertas otras empresas, empezaron a pensar que debía convertirme en ama de casa. La sociedad coreana aún es muy sexista y racista, aunque desde fuera no lo parezca, que parece muy moderna, con todos los adelantos tecnológicos y su ‘Kagnam style’… pero si eres mujer extranjera casada, ya no te ofrecen ninguna oportunidad.
– ¿Dónde has vivido en Corea?
– Durante dos años y medio viví en la capital, Seúl, pero después de casarme me mudé a la ciudad dormitorio de Incheon, en la que se encuentra el aeropuerto internacional, que está a unos 15 kilómetros más o menos de la capital.
– ¿Cómo fue tu llegada a Corea?
– Cuando llegué a Corea sentí ilusión y esperanza. Es un país que deslumbra mucho, con una primera impresión excepcional. Además, yo iba con un objetivo claro, después de haber realizado una tesina que me apasionaba y que esperaba poder seguir investigando. Por eso estar en el país del que había investigado tanto y que contenía aquella información que me interesaba, me daba un extra de ilusión. Fui muy feliz.
– ¿Cómo te defendiste con el idioma?
– Desde el principio, como no sé inglés, hablé coreano, por eso no tuve problemas de comunicación importantes ni los problemas de discriminación que suelen sufrir los extranjeros. Siempre que les hablas en su idioma se sienten más cómodos y te dan la oportunidad de acercarte a ellos. Tampoco tengo problemas de comunicación graves, por lo que puedo acudir a realizar cualquier gestión sin miedo a que no me quieran atender por no hablar inglés ni nada parecido. Y una cosa esencial en el país es tener, con perdón por la expresión, ‘un par de cojones’. Si eres una persona resuelta se te facilitan las cosas.
– ¿Es la imagen que tienen los españoles de Corea real?
– Corea no es como la pintan. No es «el país donde los profesores de español se hacen millonarios», ni donde llueven las oportunidades (como he llegado a leer en páginas oficiales españolas). Ser profesor te da para comer barato y pagarte una habitación en una pensión, y las oportunidades dejan de ofrecértelas por las razones más diversas y efímeras del mundo. Es un país muy duro, competitivo y a veces cruel y frío, y hay que estar muy seguro de poder superarlo antes de montarse en el avión rumbo a Corea. Y no lo digo como española, tampoco para mi marido, que es coreano, Corea es un buen país para vivir.
– ¿Cómo es la vida en un país asiático?
– La vida en un país asiático es muy interesante, por las diferencias culturales, sociales y de todo tipo, que si sabes apreciarlas y respetarlas te enseñan muchas cosas y te cambian como persona, te dan una visión de la vida muy diferente. Como extranjera, te da la oportunidad de aprender mucho acerca del respeto personal, del trabajo duro y de la tolerancia. Debido a mi interés por la historia coreana, más que aprender de los coreanos actuales, he aprendido muchísimo de los coreanos que se han hecho un hueco en la historia, de las personas mayores con las que he podido charlar mientras tomábamos té, o de aquellos que ya no están en el mundo pero que se dejaron la piel y la sangre por defender su país y que sobrevivieron al infierno en la tierra. Antiguamente era un pueblo guerrero, con mucho coraje.
– Las tensiones políticas supongo que se dejan notar en el ambiente…
– En Corea del Sur no nos damos cuenta de nada, aunque pueda parecer mentira. Las noticias que llegan a España de Corea del Sur son sólo un pequeño porcentaje, pero la realidad es que cada tres meses, más o menos, Corea del Norte amenaza al Sur. Así que los habitantes estamos más que acostumbrados a que amenace y luego no haga nada. De hecho la última vez, la de los misiles apuntando hacia el Este, sabíamos desde un principio que no llegaría a más y seguimos nuestra vida cotidiana.
Si me permites darte mi opinión, creo que el líder de Corea del Norte se encuentra en una situación muy delicada para él. Unos dirigentes que no creen en su capacidad debido a su juventud, un pueblo que pasa muchísimas necesidades y que empieza a levantarse, una necesidad de abrirse al extranjero y obtener ayudas, unos militares que escapan a China por no estar de acuerdo con la política… Así que todas esas amenazas no dejan de ser llamadas de atención e intentos de toma de contacto con el exterior, pero intentando mantener su posición. También es una estrategia, más o menos efectiva, de reprimir a sus habitantes. No es la forma correcta, pero es su forma de que le escuchen.
– ¿Cómo describirías la coyuntura social, política y económica del país?
– Socialmente cerrada y estática, porque es un país con esos principios confucionistas inquebrantables que no cambian con facilidad. Políticamente… me parece increíble que haya llegado a ser presidenta la hija de un dictador que asesinó a miles de personas y restringió los derechos de los ciudadanos a lo mínimo que se despacha. También me parece increíble que a veces, por el hecho de ser aliado de EEUU, no tenga ni voz ni voto en su propio país para respetar los intereses de EEUU. Y económicamente muy complicada, porque es la imagen viva del capitalismo. Puedes encontrarte caminando por una misma calle a un empresario forrado, beneficiario de rebajas fiscales, que tiene varios Mercedes aparcados en la puerta de su casa y a una anciana a la que no le dan un sólo won de jubilación y, aunque enferma, tiene que recoger cartones para poder comer. Y aunque todas las sociedades puedan ser de una forma u otra parecidas, en Corea nadie se revela en su contra, por lo que lo único que puede hacer es volverse cada vez más extremo.
– También tendrá algo bueno…
– Cosas buenas… pues claro que tiene. A veces una sociedad estratificada tiene sus puntos positivos, por ejemplo, nadie va a cuestionarse tu autoridad cuando la tienes, si es estática no tienes que adaptarte a cambios sociales importantes. Políticamente, hay partidos minoritarios que son muy interesantes y de los que deberían aprender los grupos políticos minoritarios españoles. Y económicamente, es un país del que puedes sacar mucho cuando te lo montas por tu cuenta, si les ofreces beneficios claros, los coreanos son grandes y fieles socios.
También decir que España debería aprender de Corea en la metodología de salir de la crisis. Históricamente cuentan con lo que llamamos ‘El milagro del Río Hang’ y sencillamente es la salida más espectacular y brillante de una de las más espectaculares crisis.
– ¿Es una experiencia que recomendarías a otras personas?
– Corea es un país muy bueno para viajar o para vivir unos meses, dejándote empapar por el ambiente, pero si intentas integrarte, es un país que te lo hace pasar muy mal, incluso situaciones a las que no le ves razón de ser. Por eso, animo a que vengan de viaje o para estudiar de intercambio, sobre todo en lo referente a las nuevas tecnologías y la administración de empresas, pero no es un país recomendable para escapar de la crisis.
– ¿Cuáles son tus planes futuros?
– Mis planes futuros son aprovechar mi nivel de coreano y los conocimientos, así como los contactos de mi marido, para intentar abrir una empresa. Pero en España. Aunque yo quería seguir luchando en el país porque España está muy mal, es mi marido el que está loco por volver a España. Sólo estuvo durante un mes, pero comprobar la calidez de las personas, el significado de la palabra familia… le cambió por completo.
– ¿Qué te gusta más de allí?
– Me encanta la comida, esos picantes, esos pulpos vivos que te los comes enrollados en un palo de madera, la carne de perro en todas sus variedades… me gustan mucho los coreanos, que me parecen todos guapísimos. Me gusta la música, con esas voces masculinas que desearía que estuviesen en el país (que no son como las voces chinas y japonesas que solemos tener en mente). Me gusta el cine, muy cuidado. Me gusta ese nacionalismo intenso que se respira. Me gusta la arquitectura antigua. Me gusta un millón de cosas de Corea, por eso no creo que pueda darte una respuesta concreta.
– ¿Cómo son las ciudades, las gentes, el trabajo…?
– Las ciudades grandes suelen ser muy modernas y muy rurales las ciudades pequeñas, en Corea no suele haber término medio. El ambiente es muy estresante y todo el mundo corre de un lado a otro. Sin embargo en los pueblos parece que alguien no cambia el calendario desde el año 70 y todo sigue igual desde entonces, todo tan lento.
La gente suele ser muy agradable y apasionada, aunque arrastrada por la rapidez y rigidez de su sociedad. Es una pena.
Y el trabajo… el trabajo suele ser el centro de la vida de las personas. Vives para trabajar y has de tenerlo claro antes de entrar en la entrevista de trabajo. Tendrás que dejar un poco de lado tu vida social, familiar y en todos los sentidos. Y, por supuesto, has de ser fiel al 100% a tu empresa. Al fin y al cabo, al hacerte trabajador de ella, pasas a darle tu vida.
– ¿A qué cosas de Corea te ha costado más trabajo acostumbrarte (costumbres, hábitos…)?
– Una de las cosas a las que aún no me acostumbro es la cultura del alcohol que tienen, muy fuerte en toda Asisa, y la estratificación social. Debido a la personalidad algo retraída de los asiáticos, siempre buscan en el alcohol la forma de abrirse a los demás y suelen llegar a emborracharse. Y la sociedad estratificada… no entiendo por qué tiene mi jefe la posibilidad de insultarme, de obligarme a hacer ciertas cosas en mi vida fuera de la empresa que no quiero por el simple hecho de estar por encima mía en la escala. Pero no sólo en la empresa se practica esa cultura, los hijos tienen que obedecer a sus padres siempre, incluso pueden decidir por ellos la carrera que van a estudiar o con quién han de casarse. Hay millones de personas en Corea que viven las vidas que han elegido para ellos… y a eso no puedo ni quiero acostumbrarme.
– ¿Hay algún hobby que tuvieras en España y que en Corea no puedas practicar o viceversa?
Pues la verdad es que en los últimos años he estado tan ocupada que no recuerdo mi afición, aunque creo que es la fotografía. Lo que sí, en Corea he descubierto una habilidad innata que tengo y que creo que no podré practicar en Huelva, que es el tiro olímpico.
4 comentarios en «Rocío Díaz se marchó a Corea del Sur para elaborar su tesis pero acabó de intérprete en una empresa y de actriz de doblaje»
Querida Rocio, en Huelva si podrás, si quieres, practicar tiro olímpico, tanto de arma larga, como corta. Como sabrás, en Huelva se caza mucho, hay muchísima caza, y por tanto buenos tiradores, y en las épocas que no se puede cazar, por veda, gran cantidad de estos matan el gusanillo tirando al plato. Y si es con arma corta, yo creo que la galería de tiro del Callejón de la Sierpes, junto al parque Moret, sigue funcionando.
Que gusto saber de ti de nuevo!!! me encanta leerte tan lúcida y tan clara, tan feliz. En unos meses me regreso a México así que ya sabes, cuando gustes ir mi casa es tú casa 🙂 Saludos desde Madrid.
Hola Rocío, me llamo Irene, tengo 17 años y soy de Valencia. He leído tu artículo entero porque me ha encantado, además de que el tema me resulta muy interesante. No había leído nada que contestara a tantas preguntas que tenía en mente, puesto que ninguno era a modo de experiencia personal, que de alguna forma te da muchísima más seguridad.
Volviendo a la causa de este comentario, hace ya tiempo que vi por primera vez una foto de la capital de corea, Seoul, y al me enamoré de ella al instante. Puede sonar idealizador, pero me parece una ciudad preciosa con lugares maravillosos que visitar. Al principio tuve la idea de ahorrar para un viaje al país dentro de cuatro años (considero que los veinte es una buena edad para hacerlo), pero la gran cantidad de páginas web, así como documentales sobre el país, que me aportaron más información sobre su cultura de la que tenía, dieron un giro inesperado en mi decisión e hicieron que ese viaje no fuera el único. Tuve claro en ese momento lo que quería con toda mi alma, vivir allí en algún momento de mi vida. Por lo tanto, quiero hacer ese viaje de visita, pero cuando acabe la universidad tengo claro que mi meta es estudiar y vivir en corea. Lo que estoy diciendo suena a que sólo conozco la parte buena del país, pero desde luego que sé acerca de los problemas que allí permanecen. Nunca he tenido algo tan claro. Se ha convertido de repente en mi motivación para esforzarme al máximo en mis estudios y alcanzar la nota de la carrera que tanto me apasiona: traducción e interpretación.
Ahora mismo estarás pensando: «¿por qué narices me está contando su vida en verso?» Pero simplemente quería desahogarme con alguien que ha tenid una experiencia como ésta, y agradecerte lo mucho que me han aportado tus respuestas. Espero aprender muchísimo más acerca de este tema.
Firmado: una chica con cada vez más ganas de aprender.
hola Irene,sabes mi sueño es ir a corea, vivir alli ,pienso que es un pais hermoso,y desearia tanti ir alli.espero logres tu sueño.