Juan Luis Vázquez Alemán. Había una vez un molino harinero en el río Odiel, que el muro de contención para frenar las crecidas se trago, del que todavía quedan restos sobre el lecho, fotografías y mucha historia detrás de él.
Volemos en el tiempo hasta llegar a mediados del siglo XIX. En una familia de la villa de Gibraleón, nacía una niña a la que llamarían Isabelita, Isabel Quintero de la Peña (1.869-1.957), esposa que fue de Don Fernando Vázquez González, importante comerciante de la localidad. Tuvieron su domicilio y nacieron sus hijos en la calle San Juan nº 5, fueron padres de seis hijos; José, Antonio, Manuel, Fernando, Dolores e Isabel que continuaría los negocios de su madre. Isabel enviudo muy joven, y soportaría el peso familiar sobre sus espaldas, además de los negocios de su marido que no solo supo mantenerlos, sino que los aumento. Al esfuerzo, la lucha y el tesón de Isabel, le supuso el sobrenombre de “la Viuda de Vázquez” o simplemente “la viuda”.
Centrándome en el significado real de lo que fue este molino de rio, que no es otra cosa lo que quiero contaros que la evolución de este humilde molino, pasando por la Harinera Santa Isabel para terminar en lo que sería la Fábrica de Harinas del Odiel, con su majestuoso edificio.
El primitivo molino era propiedad de la familia Vazquez-Gonzalez que le tocaría en herencia a Fernando esposo de Isabel Quintero y al enviudar esta, tomaría las riendas ella. Allí trabajarían muchos vecinos de las inmediaciones en el transporte de cereales para la molienda y posterior trasporte de la harina y subproductos resultantes que los vendía en principio por la localidad. Con el tiempo, la sedimentación del rio hacia que las crecidas fueran mayores y al desbordarse producía destrozos en el molino, esto junto a la gran demanda de la harina y el auge económico en la zona a principios del siglo XX ,se vio obligada a instalar un molino eléctrico pero este ya dentro del pueblo. Estaba ubicado en la antigua calle Niebla, actual Avenida de la Constitución. A esta fábrica de harinas se la denominaría como Fábrica de Harinas de Santa Isabel, estuvo funcionando hasta bien entrados los años 50. Por motivos de continuidad se cerró dicha fabrica pasando el testigo a lo que sería la Harinera del Odiel, un edificio enorme situado en las antiguas callejas de Mora y que absorbió a casi la totalidad de los trabajadores de la antigua harinera. El pionero de esta nueva fábrica de harinas seria el señor José Mora Riera, Alcalde de Gibraleón en la década de los 40. Abriría sus puertas en 1.959. Años más tarde se unieron a la empresa, Teodoro Leandres en principio y por último Apolinar Arenillas.
En 1.971 cerraría las tolvas para siempre, quedando para el recuerdo los edificios en el casco urbano de Gibraleón y las ruinas del molino en el rio, dejando de existir fábricas de harinas en este municipio hasta la actualidad.
En la actualidad, el molino del río ha desparecido, con las obras de construcción del muro de contención a finales de los 90. Solo se pueden apreciar algunos bloques de piedra de la represa, trozos de ladrillo y resquicios de pizarra. Aunque algunos pensaban que había quedado sepultado por el muro de contención que se hizo en los 90, tras comparar fotografías antiguas con actuales, me inclino que entre las crecidas del río y el movimiento de tierra de las obras. Ha quedado sepultado en el lecho del río Odiel para los restos.
Lo que fuera fábrica de harinas Santa Isabel, posteriormente albergo un cine de invierno, salón de celebraciones y en la actualidad un Bazar Asiático, una Peluquería y una vivienda arriba. Siguiendo como propietarios descendientes de Doña Isabel Quintero de la Peña. La fabrica tenia la entrada para carros y vehículos por la calle Alonso el Sabio, quedando la entrada principal para la actual Avenida de la Constitución.
Y Harineras del Odiel, fue almacén de frutas, piensos, hubo algún intento de restablecer de nuevo la fabrica. Fue también anfiteatro de los más atrevidos, ya que desde la azotea se podían ver las películas que proyectaban los cines de verano de Clemente Quintero (CINE BELEN) y José Mora (CINE MORA). Tras décadas de abandono fue derrumbado en los años del ladrillo y actualmente es un residencial de pisos y adosados.