El onubense Lucas Alcázar reivindica los derechos de las personas trans: «Ahora tengo la certeza absoluta de ser quien tenía que ser»

Lucas Alcázar es cofundador de Género Sentido, una organización trans de Huelva.

Cristina Morales. En este día tan marcado en el calendario, muchos se preguntan por qué sigue siendo necesario mostrar orgullo por una determinada identidad sexual. Lo cierto es que es algo que se comprende del todo cuando se escucha a una persona que ha vivido la lucha por reconocerse tal y como es y para conseguir que los demás también lo hagan. Hoy, viernes 28 de junio, es el Día Internacional del Orgullo LGTBIQ+, unas siglas que pretenden englobar a todos los colectivos que se salen de lo «normalmente» establecido. Porque la sociedad se ha pasado décadas, incluso siglos, pensando que solo existían dos géneros. Tras el franquismo y ya en democracia, se comenzó a visibilizar que existía una gran diversidad, que la orientación sexual no tenía un solo sentido y que había personas que no se reconocían en su propio sexo. Poco a poco se fue alzando la voz de gays, lesbianas y trans, sobre todo, aunque la diversidad no paraba ahí.

Hoy 28 de junio es el Día Internacional del Orgullo LGTBIQ+.

Aunque la figura del trans, término aceptado para englobar a transexuales y transgéneros, siempre ha estado en nuestra sociedad, lo cierto es que las personas de este colectivo se siguen sintiendo, en muchos casos, incomprendidas y obligadas a explicar a todos su situación para conseguir que los traten por el género del que se sienten. No solo eso, sino que se siguen enfrentando a agresiones por el simple hecho de vivir y disfrutar de su libertad, y es que la transfobia es una realidad. Ni que decir la lucha de este colectivo en otros países en los que ni siquiera está aceptada esta realidad. Pero las personas trans se enfrentan día tras día a situaciones de desigualdad y discriminación, de tal modo que el hecho de buscar empleo se vuelve casi un imposible. Si para cualquier persona encontrar trabajo es complicado, aún más para ellos, que se encuentran a menudo con situaciones incómodas por no ser aceptadas como personas del sexo del que sí se sienten. Esto hace que la tasa de paro de este colectivo alcance el 80%, un grave problema puesto que sin trabajo estas personas son excluidas.



Las asociaciones del colectivo en Huelva se unen en una única manifestación.

Pero no solo eso, existe una amplia diversidad de roles de género que no están contemplados ni aceptados socialmente, la manía de poner etiquetas y nombre a todo crea frustración cuando alguien no sabe cómo encasillarse. Buscando una nomenclatura que represente toda la diversidad existente, se llegó al consenso de aglutinar bajo las siglas LGTBIQ+, a los colectivos lésbico, gay, bisexual, trans, intersexual, queer, incluyendo a través del + cualquier otra identidad que se quede en el medio de todas ellas o en ninguna parte. Una forma de tener presente a toda la variedad existente en la sociedad, donde cada individuo es diferente y, por ello, también lo puede ser su condición o identidad sexual.

Los transexuales siguen siendo discriminados en su vida social y laboral.

En Huelva, a pesar de ser una ciudad pequeña, poco a poco se está produciendo una mayor concienciación acerca de esta realidad, el hecho de que es una ciudad orgullosa y diversa en la que cabemos todos. Por ello, por primera vez en la capital se va a celebrar una manifestación única, gracias a la unión de las distintas asociaciones y entidades que trabajan por defender los derechos de estas personas, representando así a todo el colectivo. De esta forma, la Marcha por los Derechos LGTB Huelva, partirá hoy viernes, 28 de junio a las 20.00 horas desde la Plaza del Viejo Estadio Colombino, para culminar en la Plaza de Las Monjas, tras la lectura de un manifiesto a las puertas del Ayuntamiento, en la Plaza de la Constitución, que está previsto sobre las 21.00 horas. El lema elegido para presidir la cabecera de la marcha reza: ‘Huelva diversa y orgullosa, por los derechos LGTB’. Las asociaciones Género Sentido, Diverses, Mariliendres y la Fundación Triángulo Andalucía se unen para exigir que se continúe en la senda de la igualdad y no se dé ni un paso atrás.


Puerto de Huelva

Huelva orgullosa y diversa.

Para conocer en primera persona esta lucha y concienciarnos de que es muy importante seguir reivindicando la igualdad de derechos para todos, seas como seas y ames a quien ames, hablamos con una persona que lleva desde muy joven peleando por ser feliz siendo quien es y ayudar a otras personas a conseguir lo mismo. Lucas Alcázar Franco, cofundador de Género Sentido y alma máter de otras organizaciones onubenses, nos cuenta su periplo en este día para celebrar la diversidad que tanto nos enriquece como sociedad.

– ¿Cómo ha sido tu recorrido en tu lucha por reivindicar vuestros derechos?
– Contar la historia LGTBI que yo he vivido en Huelva, es básicamente contaros lo que me ha condicionado todo siempre, por eso creo que me siento tan orgulloso de ser diversidad porque cuando echo la vista atrás es cuando realmente soy consciente de las conquistas que hemos conseguido y sinceramente saberme parte de eso me llena de satisfacción por dentro. Os resumo un poco el recorrido que he tenido dentro del activismo en Huelva y posteriormente en Sevilla para de nuevo volver a Huelva. Con 17 años (hace casi 20 años) decidí dar uno de los pasos más importante en mi vida, que fue ir a la Asociación Colega Huelva, por aquel entonces su presidente era Miguel Ángel Labadía. Allí conocí a personas que se convertirían en mis amigas, muchas de ellas lo siguen siendo. Encontrar aquel espacio en una ciudad pequeña como esta fue lo mejor que me pudo pasar. Nos reuníamos todos los viernes, todos deseábamos que llegara ese día, y en esos espacios debatíamos temas, Miguel Ángel organizaba pequeñas formaciones de otras materias. Después de aquellas reuniones, nos íbamos todas a comer a un restaurante chino, eso era algo indivisible, formaba parte de nuestra tradición de los viernes. Allí compartíamos nuestros miedos, hablábamos de cómo salir del armario con nuestros padres y nuestras madres, de cómo nos habíamos dado cuenta, por aquella época vivíamos clandestinamente, a escondidas de la sociedad aunque formásemos parte de ella realmente, el único visible era Miguel Ángel. Por aquella época decir que eras gay o lesbiana (que era como yo me definía en aquel momento a falta de referentes) era asumir que la gente te mirase como si fueras un bicho raro, básicamente lo mismo que me ha vuelto a pasar ahora como trans.

Sigue siendo necesario recordar la diversidad.

– ¿Cómo fue cambiando la realidad?
– Con los años nos fuimos empoderando y yo decidí asumir la visibilidad como medio de vida en mi lucha por soñar un mundo en el que no fuéramos los apestados. Fue complicado, siempre que iba agarrado a mí pareja (a mí en aquel momento que me leían como chica) nos terminaban insultando -machorra, camionera-. Incluso recibimos una agresión, en unas Colombinas a la chica con la que estaba le pegaron un puñetazo. Recuerdo que ese día acabamos detrás de la estación de autobuses en un banco llorando las dos y con la certeza además de saber que no podríamos contárselo a nadie, ya que la respuesta sería que nos lo merecíamos.

– ¿Cómo comienzas a involucrarte activamente en la causa?
– Conozco al que es ahora presidente de Fundación Triángulo Andalucía, Raúl González del Río y me propone llevar a cabo un proyecto a partir de mis estudios sobre ‘Mobbing en el trabajo por LGTBIfobia’ y organizamos un Festival de Cine LGTBI Andaluz en Huelva, llamado ‘Andalesgai’. Tras esto, creamos la Fundación Triángulo Andalucía. Fueron unos años muy provechosos, como todos los que he estado en las distintas organizaciones, he aprendido mucho y me han dado la oportunidad de conocer a personas diferentes. Llevamos a cabo el Festival de Cine, este año se han cumplido 15 años de su nacimiento y he tenido el gran honor de ser jurado. De hecho durante aquella época también formé parte de una revista que se llama LSBI.

Hace 50 años que se celebra el Día del Orgullo Gay, ahora abierto a más colectivos.

– ¿En qué momento se comienza a normalizar más la situación del colectivo LGTBI?
– Llega la Ley del Matrimonio y dos años más tarde la de Trans Estatal y aunque sigamos sufriendo discriminación porque hay muchas personas que nos detestan, la conciencia social cambia sobre lo que es ser gay o lesbiana, y comenzamos a ser los amigos y amigas molones que todo el mundo quiere tener. Todo esto desde la apariencia de mujer lesbiana. Hasta que llega un momento en mí vida en el que me pierdo y me alejo de todo, incluso de la lucha LGTBI. Y aunque me alejo, en un periodo bastante sombrío, encuentro una comunidad de fe cristiana católica LGTBI de la que formo parte actualmente ICHTHYS, donde han realizado (por lo menos conmigo) una labor inmensa de acompañamiento.

– ¿En qué momento decides aceptarte?
– Decido que tengo que asumir lo que realmente soy y me marcho a Barcelona para buscar referentes y los encuentro a través de canales de Youtube. Aunque yo era un hombre, cuando pensaba en lo que significaba me decía a mí mismo, «yo no soy eso». Precisamente en Barcelona está asentada una de las mayores comunidades de chicos trans, que defienden una masculinidad diferente o incluso yo diría que lo que cuestionan es el género en toda su grandeza. Allí descubro que puedo ser el hombre que yo quiera, de hecho actualmente soy feminista porque conozco los dos géneros, y sé que a las mujeres no se les trata igual. En Barcelona, yo ya supe que esto era algo imparable y que lo iba a realizar, vuelvo a Huelva con mucho miedo pero sabiendo que lo tengo que asumir y creyendo firmemente que aceptar precisamente eso, indudablemente me expulsaría de la ciudad.

Lucas decidió aceptarse y vivir feliz.

– ¿Cómo te acogió tu entorno?
– Esta salida del armario ha sido mucho más cargante que la otra, he tenido que hablar prácticamente con todo el mundo y cuando hablo de todo el mundo puede que me refiera hasta al frutero de mi barrio, porque claro ahora quiero que se dirijan a mí en mi nombre y pronombre correcto. Fue difícil además contar algo que había ocultado hasta los 34 años.

– ¿Cómo te enfrentas a la transición?
– De las primeras cosas que sentí cuando comencé la transición (el periodo en el que te sometes a los cambios de sexo/género) es que iba a volver a vivir otra salida del armario y así ha sido, además mucho más dura que la otra. Aunque ahora me gusto y esa sensación vale más que cualquiera de las pérdidas que he podido tener. Pedirle a una persona que se enfrente ella sola a un cambio de sexo/género es prácticamente condenarla a una inestabilidad emocional constante, de ahí que desde Género Sentido requiramos que desde las Unidades Trans, que existen en los diferentes hospitales, se aporte un profesional que acompañe a esa persona en todo el proceso.

Con la legalidad del matrimonio homosexual se comenzó a aceptar que existe diversidad.

– ¿Qué aporta la Asociación Género Sentido?
– Género Sentido acaba de nacer y hemos creído en ella, porque pensamos que el colectivo trans debe de estar de una forma más directa, es complicado porque aunque la raíz de la discriminación es la misma para todas las orientaciones e identidades, el patriarcado básicamente, los sistemas de opresión no son lo mismo ni tienen la misma violencia. Por no hablar de la historias de vidas de las personas trans. Nuestra misión es poder ofrecer acompañamiento en grupos a personas trans, poder ayudar a responder todas las dudas que tengan, así como colaborar en la visibilización de este colectivo, que como ya saben, fue el que inició el movimiento y el que más sufrimiento ha padecido: las mujeres trans.

La experiencia de alguien que ha vivido en sus carnes una transición de sexo/género y lo duro que se hace ser aceptado cuando algo se sale de lo que erróneamente se considera «normal», nos hace ver la importancia de seguir trabajando a favor de la diversidad sexual y la no discriminación de las personas por su orientación sexual o identidad de género. Para ello es fundamental la atención, información, formación, sensibilización y concienciación para fomentar un entorno seguro para la diversidad sexual en todas sus manifestaciones. Este año, además, la celebración del Orgullo Gay alcanza medio siglo, ya que se cumplen 50 años de los conocidos como disturbios de Stonewall, que consistieron en una serie de manifestaciones espontáneas contra una redada policial que tuvo lugar en el bar denominado Stonewall Inn, del barrio neoyorquino de Greenwich Village, contra el colectivo homosexual.

Este día sigue siendo necesario.

Aunque sabemos que la diversidad engloba mucho más, estos hechos tienen relevancia al constatar que la lucha por la igualdad lleva más de 50 años de rabiosa actualidad, ahí reside la importancia de seguir mostrando ese orgullo. Y es que mientras haya una persona que se sienta discriminada, que se vea obligada a justificar ante todos a quien ama, sufra alguna agresión o no encuentre trabajo por esta razón, no podrá desaparecer este día.

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