Cristina Morales. El ser humano siempre tiene la necesidad de superar etapas y pasar a la siguiente fase. Siempre queremos avanzar y huimos de quedarnos estancados. Aunque no estemos mal en un determinado trabajo o lugar, a veces impera la curiosidad de conocer nuevas realidades. Este es precisamente el caso de Aitor López Gastón de 35 años y natural de Aroche, que se encontraba en una buena situación laboral y personal, pero en su cabeza estaba perenne la idea de conocer más mundo.
Desde pequeño siempre fue una persona inquieta y persistente, asegura que no fue mal estudiante pero tampoco de los mejores. De hecho su mayor pasión era y es la música, planteándose incluso estudiar bellas artes, idea que finalmente rehusó aunque él mismo asegura que ni se acuerda del por qué, de hecho su hermana sí curso dicha carrera, por lo que les viene de familia. Finalmente realizó estudios de percusión y guitarra, aunque profesionalmente se decantaría por cursar un FP y UNIV en la rama de electricidad y electrónica, así como diversos cursos relacionados con la industria, de lo que actualmente se gana la vida.
Tras terminar los estudios técnicos, empezó a trabajar en el polo químico de Huelva. Desde entonces, su trayectoria profesional siempre ha estado ligada al ámbito industrial en la especialidad de electricidad y electrónica, donde ha ocupado distintas posiciones en diferentes fábricas como Ence, Cepsa o Enagas, entre otras. También trabajó en la refinería del campo de Gibraltar y participó en el proyecto Adriatic LNG como técnico de puesta en marcha, proyecto que le entusiasmó por ser una plataforma de hormigón única en el mundo del tamaño del Santiago Bernabéu que flotaba.
Posteriormente, sobre el año 2008 surgió el boom de las renovables en España, donde tuvo la oportunidad de trabajar en las primeras plantas de torre termosolar del mundo ubicadas en Sevilla (Sanlúcar la Mayor y Fuentes de Andalucía). En dichas plantas, de gran tamaño e impacto tecnológico, ocupó la posición de panelista en la sala de control donde tuvo la oportunidad de aprender bastantes cosas únicas hasta el momento. Desde entonces sigue trabajando en dicho sector.
Las cosas cambiaron y fueron surgiendo oportunidades para trabajar en diferentes proyectos ubicados en diversos países extranjeros. Rechazó algunos por permanecer en su tierra pero, un día la curiosidad de conocer cómo es la vida y el trabajo en zonas radicalmente diferentes le hizo aceptar, decisión que cambiaría su vida. Hablamos con Aitor López Gastón para conocer su experiencia de primera mano.
– ¿Por qué decidiste irte fuera?
Decidí irme al extranjero porque soy una persona inquieta y siempre he tenido curiosidades y ambiciones. Antes de tomar la decisión de salir al extranjero me encontraba con una trabajo estable y contento en el mismo, pero me llamaban de ofertas de trabajo para irme al extranjero y siempre decía que no. Pero eso empezó a tocar en mi conciencia y cada vez me iba resistiendo menos, hasta que un día llego una oferta jugosa y dije que sí. Tenía que quitarme el gusanillo de trabajar fuera, que llevaba tiempo rondando en mi cabeza.
– ¿Cuánto tiempo llevas fuera de España?
Desde septiembre de 2015 me trasladé a Sudáfrica donde he participado en diferentes proyectos en distintas localidades. Además, en varias ocasiones me he trasladado a otros países para poder participar y aprender de otros proyectos tanto en España como en Israel o Marruecos, por ejemplo.
Desde que comencé esta aventura en el extranjero tengo la posibilidad de volver a casa cada dos o tres meses unas semanas de vacaciones, dependiendo del volumen de trabajo que tenga en esos momentos, con lo que mi estancia se hace más llevadera.
– ¿Qué haces en este país?
Actualmente soy Jefe de Operaciones de una central eléctrica termosolar de tecnología cilindroparabólica con almacenamiento térmico, la central CSP Ilanga Solar Plant de 100 MWh de potencia instalada. Anteriormente participé en otros proyectos en varias localidades del mismo país ocupando diferentes posiciones según las necesidades del proyecto. Durante 2015-2016 trabajé como supervisor eléctrico y jefe de obra en la planta de Khi Solar One de tecnología de torre de 50 MWh durante el proceso de construcción y puesta en marcha. Posteriormente, en 2017-2018 participé en otro proyecto llamado Xina Solar One de 100MWh y tecnología cilindoparabólica ubicado en el desierto del Kalagadi muy cerquita de la frontera con Namibia, donde desempeñé el cargo de panelista y jefe de turno en la sala de control de la planta.
– ¿Es tu primera estancia en el extranjero?
Por motivos laborales, sí.
– ¿Cuál es tu lugar de residencia?
Resido en Aroche, en un pueblecito de la sierra de Huelva. Siempre he sido residente español, aunque trabaje en el extranjero.
– ¿Cuál es tu balance de la experiencia por ahora?
Muy positivo ya que he tenido la oportunidad de crecer personal y profesionalmente. Vivir en otro país te hace aprender otras formas de ver las cosas tanto en el ámbito personal como profesional, es enfrentarte diariamente a nuevos retos y experiencias, ya que implica otras formas de vivir y trabajar, aprender otras formas de entender la vida, las relaciones humanas, la organización empresarial, gestión del tiempo, entre otras cuestiones. Estos pueden ser algunos de los múltiples beneficios de trabajar en otro país.
– ¿Cómo es vivir ahí? ¿Es muy diferente a España?
SA (Sudáfrica), no se parece nada a España. Es muy diferente pero te acostumbras. El país es una maravilla, si tuviera que aconsejar unas vacaciones no lo dudaría en ir a SA, safaris, mesetas llenas de animales, montañas, desiertos, mar, paisajes alucinantes, Cape Town, Durban, parques nacionales y mucho más, todo fantástico.
Otra cosa es vivir allí, trabajar, hacer la compra, pagar facturas o buscar cualquier cosa que necesites. Una vez conoces la idiosincrasia, cultura e historia del país ya se hace más difícil. Es un país con unas diferencias sociales brutales y eso indirectamente conlleva a una delincuencia elevada. Además, cabe recordar que dicho país salió del apartheid hace unos 30 años y la sociedad todavía arrastra las consecuencias que eso produjo, por ello vivir el día a día es un poco complicado y no se parece en nada a España. Los domingos no hay nada para tomar una cervecita y una tapa, aunque parezca una tontería es un choque cultural en toda regla. Con el tiempo uno se va adaptando y a día de hoy hasta me gusta ir por la calle y ver la forma de vida de la gente y encontrarme de todo por el camino.
– ¿Dónde vives? ¿Cómo es esta ciudad?
He vivido en varias localidades, pero actualmente resido en una ciudad llamada Upington de unos 70.000 habitantes en la provincia de North Cape. La ciudad podría decir que es agradable y tranquila para lo que puede ser Sudáfrica en los aspectos de seguridad. También existe una pequeña comuna de españoles (compañeros) con los que en los ratos libres fuera del trabajo nos reunimos y se hacen inmejorables con la compañía.
La ciudad está atravesada por el río Orange, está situada en una zona desértica, pero gracias al río se crea un pequeño ecosistema, digamos tropical, y estamos rodeados de fauna y vegetación. También existen gran cantidad de viñedos sembrados a las orillas del río de los granjeros locales.
Tenemos muy cerca el desierto del Kalagadi y la frontera con Namibia y Botsuana, al norte está el Kalahari Transfrontier Nacional Park uno de los parques más famosos y grandes del mundo junto al Kruger. También tenemos muy cerca unas cataratas del río Orange llamadas Agraubies Falls, minas de diamantes como Kimberly, de donde proviene la kimberlita y donde se encuentra el famoso Big Hole (gran agujero), una mina de diamantes excavada a mano durante la esclavitud pero sin nada que envidiarle a la Corta Atalaya de Riotinto en cuanto a tamaño se refiere.
– ¿Qué estás haciendo en estos momentos?
¡Una entrevista! Y tomándome unos días de descanso.
– ¿Te has marcado algún nuevo objetivo o reto?
De momento mi objetivo me lo propuse hace varios años y sigo trabajando para conseguirlo.
– ¿Qué piensa tu familia y amigos de tu aventura?
No sé, mi familia y mis amigos creo que piensan que todo es maravilloso, que es cool, que viajas, conoces cosas diferentes, idiomas y un largo etcétera y lo cierto es que hay cosas que sí, pero la vida del expatriado es más difícil que eso. Todo el mundo, en general, solo ve la parte buena, pero la realidad es que es muy difícil irte y dejar tantas cosas atrás, también es muy difícil empezar de cero en otro lado, se presentan muchísimos problemas de los que no estabas percatado o peor, no estabas preparado para ello. No quiero meter miedo con esto para el que tenga pensado salir fuera, pero sí que sepa que la vida en el extranjero no es maravillosa y tendrán muchos más problemas que en casa de los que hay que aprender a levantarse. Pero la gran enseñanza y lección de vida que te da es lo más importante que tiene.
– ¿Cuáles son tus planes futuros?
Seguir trabajando hasta la jubilación. Si me toca la primitiva volveré antes a casa, si no intentaré buscarme con el tiempo la vida cerca de los míos, de mi gente y de mi tierra.
– ¿Piensas volver a España, a Huelva, en breve?
Todavía está en el aire, ojalá España y Huelva tuvieran más oportunidades de empleo estable y de calidad, el objetivo es volver, pero la fecha no está definida.
– ¿Qué es lo que más echas de menos de tu tierra?
Mi familia y amigos claro está, esos buenos ratos con los tuyos son entrañables. Pero si hay que echar de menos algo son las tapas, el buen pescado, la caña de lomo y el jamón, un buen puchero y las patatas fritas de la abuela.
– Para terminar: un mensaje a tus paisanos.
Animar a todos los que tengan la oportunidad de viajar o trabajar en el extranjero a que no se lo piensen, es una experiencia enriquecedora. Estas experiencias y oportunidades hay que aprovecharlas y que sepáis que no es nada fácil, pero a la vez puede ser una de las cosas que más te ayuden a madurar como persona o como profesional. Los amigos y la familia siempre estarán ahí para apoyar esas decisiones.