El santabarbero Alejandro Marín presenta su primer poemario, ‘Ocupando un espacio póstumo’, en la Feria del Libro de Sevilla

El joven escritor Alejandro Marín Pérez.
El joven escritor Alejandro Marín Pérez.

Mari Paz Díaz. La poesía es un lenguaje universal que no entiende de edad, raza, género o estado civil. Por este motivo, en una sociedad donde todo parece estar dominado por el mercantilismo, es de agradecer que los jóvenes apuesten por la literatura en general y por el género poético en particular. Así lo ha hecho el onubense Alejandro Marín Pérez, nacido en el Hospital Infanta Elena de Huelva hace 26 años y criado entre Santa Bárbara de Casa y Ayamonte, los pueblos de su padre y su madre, respectivamente, por lo que considera que su carácter es una mezcla de ambas comarcas, de «sal y encina». 

Sus primeros estudios los desarrolló en Santa Bárbara de Casa, donde estudió Primaria. A partir de aquí, se marchó un año al municipio pacense de Fuente de Cantos para, luego, hacer hasta el Bachillerato en Puebla de Guzmán. Una etapa tras la que se fue a Sevilla para estudiar Farmacia. Sin embargo, tras cuatro años de carrera, la abandonó para hacer Psicología, estudios que se encuentra desarrollando en la actualidad.


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Una actividad académica que está compaginando con otras propuestas, puesto que, hace cerca de dos años, fundó, junto a Fernando Peña, la Editorial Dieciséis, entidad en la que es editor jefe. Un contacto con el mundo literario que hace dos semanas ha tenido un nuevo punto de inflexión, puesto que acaba de publicar su primer poemario en papel, titulado Ocupando un espacio póstumo, que aparece en el mercado de la mano de Ediciones en Huida.

Una obra que acaba de presentar en la Feria del Libro de Sevilla y que pronto traerá a su tierra, tal y como nos cuenta su autor a través de esta entrevista. 


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Portada de su primer poemario.

-Alejandro, ¿cómo y cuándo surge tu interés por la escritura?
-Hace no mucho, mi madre me enseñó un diploma que me regalaron cuando tenía apenas doce años, en mi primer verano de campamento, en el que decía algo así como: “Al mejor poeta”. Se basaba en unas cartas que enviaba a una chica de la que me enamoré perdidamente, y que, por no ser capaz de decirle lo que sentía a la cara, se lo escribía. Todo empezó ahí: en la necesidad de decir. Luego eso paró, cambié quizá, y dejé de escribir. Reapareció por momentos en el instituto, y se quedó finalmente en el inicio de mi vida universitaria. Entonces, la necesidad nació de la soledad. Una soledad buscada, a la que aboca el miedo a la incomprensión. No es algo extraño pensar que, ante una duda, una dolencia, un mal momento, tu entorno no va a saber entenderte, y por ello buscamos lugares de refugio. Yo, encontré ahí la poesía. Ahora es otra cosa, ha pasado a convertirse en una vía de comunicación, con la que establecer vínculos, con la que gestionar la creatividad, con la que hacerme ver y verme.

-Ahora presentas tu primer poemario. ¿Qué destacaría del mismo?
-Que es diferente. Porque, pese a ser un libro de poemas, no sería nada sin el prólogo/relato que los antecede, y viceversa. Uno completa al otro, ambos conforman la resolución de una incógnita que se presenta, y esta podría ser: ¿Y si el suicidio se comete de manera errónea? ¿Y si la intención del olvido no explica la necesidad de la muerte?

El joven, firmando ejemplares de su poemario durante la Feria del Libro de Sevilla.

-¿En qué te has inspirado a la hora de escribir?
-Todo parte, en un principio, de la propia experiencia, ya sea a través de palabras o frases reales que surgen en el día a día. Pero se completa con preguntas que quiero responder, vidas que me planteo querer conocer, no ya directamente, sino en mi imaginario, que me gusta indagar en la conciencia, que me gusta tener presentes. Cualquiera que lea el libro, y me conozca, sabe que es pura ficción, pero, a la vez, cualquiera que lo lea, y me conozca, podría preguntarse si es real.

-¿Cuánto tiempo te ha llevado escribirlo?
-Alrededor de un año. El poemario ha cambiado muchas veces de forma, de base. Se han añadido, pero, sobre todo, descartado muchos poemas. El tiempo aquí no es fijo, ya que la idea de publicarlo no aparece hasta muy avanzado el proyecto. Por tanto, ¿desde cuándo empiezo a contar?

-¿Qué acogida está teniendo? 
-Me atrevería a decir que buena. Los que lo leen, me cuentan que les gusta. Quizá tengo amigos demasiado benevolentes conmigo. Para mí, lo importante es que mi entorno me reconozca a través de lo que me apasiona hacer. Si es así, ha funcionado. Cada vez más se me mira por lo que soy. Repercutir no es más que materializarse en los demás, quedar presente, estar de alguna forma.

También ha participado en la feria representando a su editorial.

-¿Dónde lo has presentado? 
-Lo presenté el 25 de mayo en la Feria del Libro de Sevilla. Y, pronto, hago una nueva presentación el sábado 15 de junio en Santa Bárbara de Casa.

-¿Cómo valoras la presentación del poemario en la Feria del Libro de Sevilla?
-He estado por dos razones, por la presentación de mi poemario y como parte de Editorial Dieciséis. La presentación fue un éxito, al menos en lo personal. Estuvieron las personas que me importan, las que aprecian lo que hago y que supieron aguantar el calor infernal que hacía aquella tarde en Sevilla. Agradecimiento y cariño ¿qué más?
Por su parte, la caseta con Editorial Dieciséis ha supuesto un paso en firme en lo que nos habíamos propuesto Fernando y yo cuando comenzamos el proyecto. Ha significado afianzar las bases, acercar una literatura de mucha calidad a través de autores noveles. Y, además, un reconocimiento sustancial a nuestro trabajo por muchos paseantes en los días de la feria.

-¿Tienes algún otro proyecto de futuro?
-Muchos. Ahora mismo estoy escribiendo lo que llamo un “diario de lo cotidiano”, que trata de narrar a través de poemas detalles de un día a día banal. Parte de un hecho referencial real, para acabar llevándolo a un punto trascendental. Llevo 25 poemas. Quiero que sean al menos 60. Y, en cuanto a la editorial, seguir con paso firme. Sea lo que sea eso.

Vista de la localidad de Santa Bárbara de Casa.

-¿Qué significa para ti Santa Bárbara? 
-Recuerdo que hace unos años escribí un post en Facebook que titulé: La verdad es que no pareces de pueblo. Todo venía a razón de llevar unos días escuchando esa frase en boca de personas que iba conociendo. Como si pertenecer a una localidad, quizá apartada, quizá reducida, significase desconocer realidades o ser diferente. Todo lo contrario: en estos pueblos se encuentra la diversidad absoluta, sólo que concentrada. Vivo en la frontera con Portugal, a una hora de la playa y a una hora y media de Sevilla. Este lugar es mi hogar; el mirar de la gente como si te escrutase el alma, es mi hogar; el saludar con sonidos extraños, el “con Dios”, los “vamos”, es mi hogar; las plazas, los bares, el pantano, es mi hogar. Pero, entre todo ello, entre las esquinas que me han visto crecer, entre las casas vacías, entre los huertos, los campos, las candelas…, está la gente.

-Para terminar: un mensaje a los onubenses.   
-No hay mayor regalo para una tierra, que valorar lo que de ella nace.

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