La canoa, seña de identidad de Punta Umbría

Eduardo Sugrañes ofreció una conferencia en Punta sobre la canoa.
Eduardo Sugrañes ofreció una conferencia en Punta sobre la canoa.
Eduardo Sugrañes ofreció una conferencia en Punta sobre la canoa.
Eduardo Sugrañes ofreció una conferencia en Punta sobre la canoa.

Redacción. El periodista onubense Eduardo Sugrañes ha presentado su libro La Canoa. Diario de a bordo en el seno de los actos del 50 aniversario de la independencia del municipio costero, como “una seña de identidad indiscutible” de este enclave, “esencial para entender la Punta Umbría turística que hoy conocemos”.

Sugrañes, que posee una extensa carrera profesional, tiene una “especial vinculación” con la playa desde niño. De su estudio de las canoas, además de esta obra, tiene también un Premio Ciudad de Huelva de Periodismo por un reportaje dedicado a este legendario medio de transporte.



Según destacó, no fueron los ingleses los que popularizaron este rincón para el veraneo, “porque la querían para ellos solos”, sino que fue la Sociedad Económica Onubense de Amigos del País y los baños flotantes los que hicieron que se estableciera un medio de transporte periódico y estable desde Huelva a Punta Umbría, primero con vapores y lanchas y después con las conocidas canoas.

Habló de las primeras canoas, con nombres como Isla de Saltés: “un barco precioso, del que se decía en 1910 que llegaba a Punta Umbría en 45 minutos”. Ya en 1915 había tres barcos que prestaban servicio.


Puerto de Huelva

Por otra parte, tuvieron que vivir hechos luctuosos como el hundimiento de Enriqueta, en 1924. O la triste época de la Guerra Civil, en la que los vecinos seguían los partes en El Rápido.

Uno de los nombres claves en las canoas, como afirmó Sugrañes, es Pascasio. Su primera canoa fue La Amalia en 1931. En 1935 adquirió El Rápido Trini y la prensa de Huelva lo describía como un “Quijote moderno”. De Pascasio, nombró asimismo a trabajadores como Retamales y Camarón. Su última canoa fue El Chimbito, comprada en 1961.

Desde la carretera, “la canoa tuvo que competir con los vehículos particulares y el autobús”. Llegó a hablarse de 600.000 pasajeros en 1969, según el Puerto de Huelva. Pero en 1996 ya  estaba la cifra en 18.636.

Tras Pascasio, Manolo Varela tomó el relevo. “Fue una etapa muy dura, desde 1964, ya con la carretera. Años en los que dejó de ser un transporte de viajeros, para pasar a ser algo más recreativo”.

En 2000 era casi imposible su subsistencia. Comenzaron las iniciativas desde el Ayuntamiento de Punta Umbría y otras administraciones “y ahora se lucha por su declaración de Interés Turístico”, a la que Eduardo Sugrañes mostró su apoyo “porque ya en 2002 vivimos la tristeza de no tener canoa, de manera que espero que no vuelva a ocurrir”.

En 2003 renació el servicio de manos de Francisco Palmás, Miguel Martín y José Pérez Rivera. Dijeron entonces a la prensa que esta labor era “algo más que un negocio: es aportar con nuestro trabajo el mantenimiento de una seña de identidad de nuestro pueblo”.

La Canoa. Diario de a bordo fue publicada en 2011 con la colaboración de Cajasol y Gesto Comunicación, apoyándose en la hemeroteca del Diario La Provincia y otras fuentes, entre las que figuran distintos archivos, antiguos empresarios de la canoa y trabajos de investigación de autores como Juan Saldaña y Manuel Flores Caballero.

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