Jesús Copeiro. Isabel Naylor nació en Huelva el 22 de marzo de 1932 y vivió en nuestro país hasta el año 1945 en que viajó a Inglaterra para estudiar el bachillerato. Estudió en Golders Green, un colegio de religiosas marianistas del norte de Londres y regresó a España en 1949, quedándose a vivir en Riotinto. Era la persona que arreglaba y cuidaba la tumba de William Martin. Thomas Naylor, su padre, le llevaba flores todos los años y decía: De este pobre hombre no se va a acordar nadie el día en que yo me muera. Tú descuida -decía Isabel- que yo se las llevaré siempre.
Conocí a Isabel hace muchos años. Me recibió en su casa el 23 de diciembre de 1985 por sugerencia de José María Segovia al que había entrevistado dos años antes, el 30 de diciembre de 1983. A la entrevista con Isabel siguieron otras en 1986 y en 1992. Y a partir de entonces simpatizamos y la relación fue más fluida.
Su padre era Thomas Liddle Naylor nacido el 22 de enero de 1888 en Isleworth, en el barrio de Saint Margarets on Thames, cerca de Richmond, al sur de Londres. Con cuatro años llegó a las minas de plomo del Centenillo (Linares, Jaén) con su padre James Bell Naylor, ingeniero de minas, natural de Newcastle. Thomas estudió ingeniería mecánica en Inglaterra y a su regreso se quedó siempre en España trabajando en diferentes compañías mineras inglesas. Sus inicios fueron en las minas de hierro de Alquife (Granada), luego pasó a las minas de cobre de Cueva de la Mora, en Valdelamusa (Huelva). Vendidas las minas a una entidad francesa en 1917, Thomas pasó a trabajar con otra compañía inglesa en Cartagena. Allí conoció a la joven Carmen Moreno Sánchez (Cartagena, 12 de marzo de 1894), a la que haría su esposa. En 1931 regresó a Huelva para trabajar como ingeniero de mantenimiento en la Compañía del Ferrocarril de Zafra a Huelva, otra entidad inglesa, pero al ser nacionalizada y colocar dicho ferrocarril bajo control del Estado español, se mudó a la Compañía Riotinto en abril de 1942.
Precisamente, en el año 1931, poco antes de nacer Isabel, sus padres estuvieron a punto de trasladarse a Egipto para trabajar en una compañía británica que operaba allí, pero afortunadamente llegó una oferta de la Compañía del Ferrocarril de Zafra y se instalaron en Huelva. Isabel bromeaba diciendo que estuvo a punto de ser egipcia.
En Riotinto estuvo Thomas Naylor trabajando como ingeniero mecánico, primero en Talleres-Mina, luego en Cocheras y finalmente en 1955 en Talleres-Huelva, acabando como jefe de talleres de la Compañía Riotinto en la capital. Se jubiló en 1963 y falleció en Huelva el 24 de septiembre de 1966. Su esposa Carmen lo haría el 10 de octubre de 1976.
En mis entrevistas con ella, Isabel Naylor recordaba todas las dificultades que los ingleses tenían para moverse en la Huelva de la II Guerra Mundial. Recuerdo eso como una pesadilla –decía- tenía ocho años en 1940, lo teníamos todo preparado, ropa y maletas empaquetadas días y días y con el permiso de salida listo para poder partir en cualquier momento hacia Portugal, en caso de que las tropas alemanas entrasen por España. Era un horror, eso no se me olvida. Era una época en que había que pedir un permiso al gobernador civil de la provincia para ir a cualquier sitio, para salir de la ciudad.
Isabel residió en Riotinto entre 1942 y 1945, estudiando en la escuela inglesa de Bellavista que dirigía la profesora Jerry Sullivan. Al regreso de su estancia en Inglaterra residió de nuevo en Riotinto desde 1949 a 1955, siguiendo a sus padres. Los alumnos eran los hijos de los empleados ingleses y unos cuantos niños españoles (Felipe Luzón, José Luis y Augusto Martínez). Mrs Sullivan era la maestra de los niños ingleses, todos los himnos patrióticos se los enseñaba en la escuela. También daba clase de inglés una hora a la semana a los niños españoles del staff.
El día 11 de noviembre, Mrs Sullivan y la esposa del director -continúa Isabel- llevaban a todos los pequeños ante el monumento a los caídos en la I Guerra Mundial que se encuentra escondidísimo, detrás de la casa nº 53, en Bellavista. Se guardaba un minuto de silencio y se depositaban flores y coronas. Era emocionante, al igual que cuando en Inglaterra se celebra el día en que van los Reyes a Whitehall. De la II Guerra Mundial no hay monumento, no cayó nadie.
Entre los años 1940 y 1942, cuando Thomas Naylor trabajaba en la Compañía del Ferrocarril de Zafra a Huelva, el gobernador civil de la provincia montó un dispositivo de vigilancia para controlar los movimientos de los miembros de la colonia británica en la capital. Recuerdo a un policía de paisano que se paseaba por el muelle -narra Isabel- era un hombre alto, delgado y serio que me hacía pasar miedo, sobre todo cuando se acercaba a nuestra casa y observaba a través del jardín. Mi padre me decía: No tengas miedo que es un policía que nos está vigilando por ser ingleses, no por nada malo. Después de la guerra le reconocieron y le vieron mucho en comisaría. Los Naylor vivían en la Casa Zafra, en la Avenida de las Palmeras, en una casita cercana a la estación de Zafra, cerca de la vivienda de Monty Brown. Allí estuvimos desde abril de 1939 hasta abril de 1942, pues antes vivimos en la calle Rico.
Isabel Naylor me describió a los distintos miembros de la comunidad inglesa en Huelva: John Morrison, Francis Haselden, Albert Shutte, Bob Sinclair, Monty Brown, Agustín Lindon, Betty Arnold y también a los que residían en Riotinto. Gracias a la amistad que Isabel mantenía con Araceli Clauss (hija de Luis Clauss), pude introducirme en la colonia alemana y entrevistar a sus miembros: Araceli, Sigrid y Klaus Clauss, Pedro Weickert, Enrique Nielsen, Marisa Hexamer, Ilse Rödiger y Carmen Dressel. Y también a otros ciudadanos de la capital.
En casa de Isabel cenamos en más de una ocasión y me presentó a Bobby Brown (la que fuera hija de Monty Brown, director del Ferrocarril de Zafra a Huelva, expulsado del país al ser acusado de espía), que nos acogió amablemente en su casa de Salisbury, al igual que hiciera Paqui Haselden en su casa de Chaldon, durante nuestra estancia en Inglaterra para consultar los archivos británicos. Gracias también a Isabel pudimos contactar con Colin Gibbon y John Steele, investigadores británicos expertos sobre la identidad de William Martin, con los que mantenemos una buena amistad.
En el año 2002 el embajador británico en España, Peter Torry, se desplazó a la Casa Colón para imponerla la medalla MBE (Miembro del Imperio Británico). En el año 2013 el presidente de la Diputación, Ignacio Caraballo, la impuso la Medalla de Oro de la provincia de Huelva. Por último, el 19 de enero de este 2019 el alcalde Gabriel Cruz la impuso en la Casa Colón la medalla de la ciudad de Huelva.
Isabel Naylor compartió su vida con Alfonso Méndez Camacho desde que se casara en 1957 y con el que tuvo seis hijos. Precisamente la más joven, Gladys, es la que continúa llevando flores a la tumba de William Martin.
Encontré en Isabel Naylor a una persona encantadora y educadísima, siempre dispuesta a ayudar y a escuchar. Amable y agradable hasta lo infinito, en resumen, una mujer excepcional. Isabel Naylor falleció en su domicilio de Huelva el 24 de marzo de 2019, recién cumplido los 87 años. Se fue esa mañana de manera tranquila y sin sufrimiento, rodeada de todos sus hijos. Descanse en Paz.
Valverde del Camino, 23 de abril de 2019
P. D. Precisamente hoy, 23 de abril, día de San Jorge, patrón de Inglaterra, se cumplen setenta y siete años de la llegada del matrimonio Naylor y de su hija Isabel a Riotinto, en el vagón del Maharajá.
1 comentario en «Recordando a Isabel Naylor»
A truly wonderful lady. RIP Isabel