Cristina Morales. El deporte fomenta la participación y el trabajo en equipo, nos ayuda a desarrollarnos en nuestro entorno y a cultivar nuestro cuerpo y mantener nuestra vitalidad. Es algo esencial para nuestro desarrollo personal y, en muchas ocasiones, una vía de escape y una forma de liberar tensiones de nuestra vida cotidiana. Para otros, el deporte supone su vida, su profesión y la forma de ganarse el sustento, por lo que también podemos admirar la parte profesional de esta afición, puesto que el elemento vocacional es esencial. En particular, el fútbol es una disciplina rodeada de un halo negativo, propiciado por la ambición, el machismo, el juego sucio o la violencia que a veces predomina. Un mundo en el que impera el dinero y que mueve muchas influencias, nos puede parecer el escenario menos idóneo para alguien que luche por los derechos sociales.
Sin embargo, un onubense nos enseña que esto no es así y que, tras este competitivo deporte, muchos equipos se esfuerzan por proteger a su entorno e invertir en proyectos sociales. David Wert Ruiz trabaja en el Real Betis Balompié en un proyecto de protección a los exjugadores, liderando acciones que cubran sus necesidades y reconozcan la labor de las grandes estrellas que contribuyeron a llevar al club al lugar en el que ahora se encuentra. Natural de Huelva, este joven de 29 años estudió en el Colegio Funcadia desde Preescolar hasta Bachillerato, tras el cual comienza a cursar el Grado en Trabajo Social en la Universidad de Huelva. Durante su carrera disfrutó de hasta tres becas de movilidad (Erasmus +, Santander Iberoamérica y Erasmus + Prácticas), lo que le ayudó a enriquecerse en todos los aspectos (personal, académico y cultural). «Me quedo con el año que pasé en la ciudad de Oporto, ya que me pareció una ciudad maravillosa para vivir». Posteriormente, realiza el Máster en Estudios e Intervención Social en Migraciones, Desarrollo y Grupos Vulnerables, también en la Universidad de Huelva.
Su formación siempre estuvo muy unida a su pasión por el deporte y, en particular, al fútbol, siendo este un tema muy recurrente para sus trabajos e investigaciones. Algunos de ellos le hicieron cosechar éxitos académicos, como obtener el Premio al Mejor Proyecto Fin de Carrera por su estudio de investigación ‘El fútbol como elemento de integración social en jóvenes inmigrantes en Huelva’, además de conseguir la Cátedra de Cepsa Alumno 10C+. El proyecto que acompañó a su licenciatura «trataba de estudiar los niveles de integración social de los jóvenes extranjeros que juegan al fútbol, con el objetivo de demostrar que el fútbol puede ser y es una herramienta inclusiva. A pesar de que en los medios solo aparezcan casos donde este deporte es un ejemplo de violencia, machismo e intolerancia, estoy convencido de que el fútbol es la conexión más importante de millones de jóvenes, niños y niñas en todo el mundo». En 2016, Huelva Buenas Noticias publicó un reportaje sobre esta investigación.
Aunque es consciente de la mala imagen que tiene el fútbol, él se empeña en demostrar su parte social y el esfuerzo que algunos equipos hacen en fomentar este ámbito. Trabajar en sus dos pasiones, el trabajo social y el fútbol, es para él un sueño «siempre me ha apasionado el deporte y, aunque jugué a fútbol, incluso a baloncesto, a nivel federado nunca fui demasiado bueno». Tanto es así que este onubense también cuenta con su propia trayectoria tanto de deportista como de árbitro, ya que estuvo 11 años colegiado como árbitro en el Comité Técnico de Árbitros de Fútbol en Huelva y actualmente sigue vinculado a ese mundo al pertenecer a la Asociación Onubense de Árbitros Veteranos. Al terminar su formación decidió aunar sus dos pasiones y estudiar la situación del Área Social de varios equipos de fútbol de élite, un concepto cercano a la Responsabilidad Social Corporativa de los clubes y habitualmente a través de las Fundaciones, sin saber que en pocos años lideraría un proyecto similar en un equipo tan relevante como el Betis.
Antes de conseguir desarrollar su labor profesional dentro de este ámbito, tuvo la oportunidad de vivir una experiencia muy gratificante a nivel internacional, en la Asociación Portuguesa de Parálisis Cerebral «fue realmente interesante y enriquecedor conocer la realidad social de otro país, en la que el sistema de ayudas sociales es completamente diferente al nuestro». Además, realizó prácticas en el Centro Penitenciario de Huelva «un lugar peculiar y hermético, pero muy interesante para un trabajador social». Su experiencia también le llevó al Área de Vivienda del Ayuntamiento de Huelva, lugar que hizo, al igual que el resto de ámbitos de trabajo en los que ha desempeñado su labor, que adquiriese una gran cantidad de competencias y pudiese trabajar junto a grandes profesionales que han ido contribuyendo en lo que es hoy en día «nunca sabes qué persona, aunque no sea de tu campo, puede enseñarte algo que pueda serte muy útil en tu futuro».
Actualmente, vive inmerso en su trabajo en el Real Betis Balompié, lo que supone para él un verdadero sueño, al poder desempeñar su profesión en un club de élite. Su tarea está enfocada a la Asociación de Exjugadores del equipo, es decir aquellos antiguos jugadores que han forjado la leyenda y que han hecho posible que el Betis sea a día de hoy lo que es. En ese sentido, David Wert nos traslada desde dentro que es un club ejemplar en cuanto al trato a sus exfutbolistas y, precisamente, su objetivo es detectar posibles situaciones de necesidad o vulnerabilidad en esos jugadores veteranos y ver cómo se les puede ayudar. «Puede sonar un tanto extraño que un trabajador social trabaje para un club de fútbol de élite, aunque lo ideal sería que hubiese profesionales de lo social en todos ellos, puesto que son necesarios los expertos en este campo en las Fundaciones. Desde mi punto de vista, es un proyecto precioso que compagina a la perfección mis dos pasiones: el fútbol y lo social».
Se siente muy motivado a seguir y muy contento con su trabajo. A día de hoy es una suerte trabajar de lo que has estudiado y, además, en el ámbito de tu gran afición. Sin duda es porque este onubense ha trabajado duro para conseguir lo que un día se propuso «tener la oportunidad de trabajar en las oficinas del estadio Benito Villamarín y ver por aquí a leyendas vivas como Rafael Gordillo, Alexis Trujillo, Lorenzo Serra Ferrer, entre otros, es increíble, es un auténtico orgullo y un privilegio. Además, el ambiente aquí es fabuloso, ya que todos los compañeros y compañeras me han acogido como uno más en esta gran familia verdiblanca que somos». Todo ello hace que no se plantee, de momento, cambiar de rumbo y que visualice su futuro más inmediato y a medio plazo en este equipo, ya que se siente plenamente identificado con su trabajo y con el club.
Aunque tiene la suerte de que su trabajo sea también su pasión, el joven tiene otras aficiones como viajar. Sin embargo no es un turista al uso, le gusta vivir como un local de cada rincón del mundo que visita, empapándose de su cultura y viviendo como sus habitantes «no me gusta viajar a un sitio a ver monumentos, quedarte en un hotel y vivir y comer como si estuvieras en tu casa, sino tratar de hacer algo más auténtico y entender y, en la medida de lo posible, tratar de integrarte en las costumbres y en la cultura local, por lo que me gusta recurrir a alojarme en couchsourfings o Airbnbs compartidos. El último viaje que hice fue en octubre a Malta y ya estoy preparando el tercero que haré a Marruecos en febrero». Aunque su deporte por excelencia es el fútbol, también le gusta combinar el ejercicio con la naturaleza y, a menudo, sale a realizar rutas de senderismo» en ese sentido los onubenses somos unos privilegiados por el entorno natural que tenemos».
En la actualidad, su trabajo en el Betis hace que viva en Sevilla, aunque es un verdadero apasionado de su tierra «siempre presumiré de ser onubense allá por donde vaya, me siento muy orgulloso de mi tierra y, estando tan cerquita, me escapo más de un fin de semana para ver a familiares y amigos, aunque es cierto que Sevilla (o, como la llamo yo, la ciudad del Betis) es una ciudad sensacional para vivir ¡y eso que es más difícil encontrar chocos fritos!» Su pertenencia al Betis no le impide seguir disfrutando de su equipo de la infancia, el Recre «de hecho sigo siendo muy aficionado al Recreativo de Huelva, ya que para mí siempre ha sido una tradición ir desde niño, incluso al ya olvidado viejo Colombino, con mi padre de la mano a los partidos. Eso sí, el ambiente que se vive en el Benito Villamarín con 50.000 personas cantando a capela el himno del Betis en cada partido es algo muy difícil de describir. Desde que viví eso por primera vez, me considero tan bético como el que más».
David Wert Ruiz es todo un ejemplo de onubense que lucha por sus sueños, aunque tenga que tomar la decisión de vivir fuera de su tierra «Huelva siempre será mi casa pero el principal problema que le veo es la falta de oportunidades que tenemos los jóvenes. Mi hermano pequeño y varios amigos han tenido que emigrar al Reino Unido y otros países, hasta en Japón tengo amigos trabajando». Con la experiencia que ha ido cosechando en estos años estudiando y trabajando en varios ámbitos y destinos, deja a los onubenses un mensaje «dirigiéndome, sobre todo a los jóvenes, les diría que se preparen y que sueñen y trabajen por aquello en lo que creen».