Redacción. El delegado territorial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, José Antonio Cortés, ha realizado una visita previa al inicio de la ejecución esta semana del proyecto ‘Actuaciones de restauración en el área afectada por el incendio forestal de La Granada de Riotinto en el monte Dehesa de Jarrama’.
La inversión es de 1,7 millones de euros y el plazo de ejecución de 14 meses, según ha informado el delegado territorial. El monte público Dehesa de Jarrama, propiedad de la Junta de Andalucía, se encuentra en el término municipal zufreño. La superficie de este monte afectada por el incendio de septiembre de 2017 y que se extendió por La Granada de Riotinto y Zufre en la provincia de Huelva y por El Castillo de las Guardas en Sevilla ascendió a 1.235 hectáreas del total de 4.200. El actual proyecto de restauración se centra en 650 hectáreas.
Los técnicos han advertido ausencia de regeneración natural satisfactoria en la zona durante el año posterior al siniestro, por lo que es necesario para proteger los ecosistemas forestales y las especies habitantes realizar actuaciones de urgencias, con el propósito de controlar la erosión sobre los cursos de agua y las plagas en masa forestales. El monte Dehesa de Jarrama se encuentra en la Zona de Especial Conservación (ZEC) Corredor Ecológico Río Guadiamar.
“Incendios de tal magnitud conducen al medio natural hacia un proceso de degradación por pérdida de cubierta y por erosión principalmente. Hay alteraciones en la vegetación y, concretamente, en la flora y desaparecen especies, por lo que había que actuar en favor de esa biodiversidad”, ha declarado Cortés.
Los trabajos consisten principalmente en la habilitación de vías de saca para conectar con los caminos, tratamientos selvícolas en la masa de pinar (apeo, tronzado y desemboque a cargadero) y actuaciones de protección contra la erosión hídrica mediante la creación de albarradas con restos de madera en barrabqueras y fajinas en las laderas más expuestas.
Los informes precedentes a este proyecto alertaron de los efectos devastadores sobre la fauna, y no solo por la mortalidad de individuos, circunstancia que se produjo ya durante la vigencia del incendio. “Hay efectos indirectos más duraderos como el estrés y la desaparición de hábitats, áreas de nidificación, refugio y alimento”, ha explicado el delegado territorial de Medio Ambiente.
“La desaparición de organismos de gran importancia para los ecosistemas forestales, como los invertebrados, polinizadores y descomponedores, puede retardar la recuperación, de ahí que deba actuarse en la zona”, ha añadido.