Carlos Arroyo. Plaza de Toros de Almonaster, con media entrada larga en los tendidos en tarde calurosa, se lidiaron un novillo de Fermín Bohórquez para rejones, noble y de buen juego, y cuatro novillos de Fuente Ymbro, de excelente juego y presentación, nobles y encastados, para los diestros:
Fermín Bohórquez, pinchazo y rejón, dos orejas
Alfonso Cadaval, de gris plomo y oro, estocada, dos orejas; estocada y dos descabellos, vuelta al ruedo
Fernando Navarro, de teja y oro, pinchazo y estocada, dos orejas; seis pinchazos, media estocada y tres descabellos, silencio tras aviso.
Excelente juego el ofrecido por los cuatro novillos de Fuente Ymbro en la novillada mixta con motivo de la feria de la localidad serrana de Almonaster la Real. La verdad es que echamos en falta presencia onubense en un festejo que se celebra en nuestra provincia, y que, por desgracia, viendo los próximos carteles que ya se están anunciando, nos llevamos la desagradable sorpresa que los novilleros, toreros y rejoneadores de nuestra provincia no tienen la presencia necesaria para que vayan creciendo en sus carreras, al igual que los ganaderos, de una provincia con numerosas ganaderías y que no encuentran en su propia tierra la respuesta esperada en los carteles.
Alfonso Cadaval realizó lo mejor de la tarde en ambos novillos del magnífico encierro de Fuente Ymbro. El que abrió plaza fue el más templado, de clase infinita, se acopló con él el sevillano en muletazos de trazo largo sin mucho ajuste. Recibió a sus dos oponentes con recibos a la verónica templadas. El cuarto de la tarde tuvo menos clase, porque humilló menos y no tuvo el recorrido de sus hermanos de camada, pero también acudió con nobleza a los cites de Cadaval, que estructuró una faena pulcra que no remató con la espada.
Fernando Navarro se vio algo superado en los primeros tercios ante la acometividad del segundo de la tarde, que derribó con estrépito en varas. En la faena de muleta se acopló mejor por el pitón derecho y dejó muletazos sueltos de buen trazo, aunque no acabó de cuajar al magnífico novillo de Fuente Ymbro. En el sexto parecido guion tuvo la faena de muleta. El novillo, encastado, requería mando y suavidad, tan difícil conjunción, y el trasteo resultó embarullado, con algún pasaje de calidad, pero no con la rotundidad que merecía el mejor astado de la tarde. El sainete con los aceros dejó todo en agua de borrajas cuando se merecía mayores glorias el utrero de Fuente Ymbro.
En el ecuador del festejo actuó el caballero Fermín Bohórquez ante un astado de su propia ganadería, en una reaparición que no sabemos si será pasajera o permanente. Faena de rejoneo añejo, sin la espectacularidad de los rejoneadores actuales, resultó una faena aseada sin excesivo lucimiento.