Rosa Mora. En la actualidad son muchos los jóvenes que, tras terminar sus estudios universitarios, barajan la posibilidad de marcharse al extranjero como única vía para encontrar una estabilidad laboral que les permita desarrollarse profesionalmente. Nuestra ‘Onubense por el mundo’ de este lunes, sin embargo, reconoce a Huelva Buenas Noticias que se marchó hace más de dos décadas a Irlanda porque así lo deseaba, no se vio obligada a ello por las circunstancias económicas que hoy imperan en nuestro país. «La verdad es que siempre quise volar fuera, y probar fortuna. Tuve la suerte de que me fui porque quise y me salieron bien las cosas, no sin trabajar muchísimo, eso sí, y luchar por labrarme un porvenir«, señala Cinta Ramblado Minero. Licenciada en Filología Inglesa en la primera promoción de la Universidad de Huelva, esta onubense de Huelva capital, natural del barrio de Las Colonias, es doctora en Literatura Comparada en la Universidad de Limerick, ciudad irlandesa que el escritor Frank McCourt inmortalizó en su famosa novela Las cenizas de Ángela.
– En tu caso, tu experiencia Erasmus marcó tu trayectoria profesional, ¿No es así? (¿Por qué te decantaste por Limerick?)
– Cuando estaba en cuarto de carrera, se nos ofreció la posibilidad de solicitar las becas Erasmus para hacer el último año. Yo había visitado ya Irlanda muchas veces, y tenía amigos aquí, así que solicité Limerick porque era el único destino irlandés entonces. De Huelva vinimos entonces dos, una compañera de promoción y yo.
– ¿Qué te llevó a querer volver a Irlanda?
– Mientras estaba de Erasmus, solicité los lectorados del entonces Ministerio de Educación y Ciencia al Reino Unido, y, como ya me había echado novio en Limerick (el que es en la actualidad mi marido), solicité destino en Irlanda del Norte. Lo curioso es que me dieron plaza en tres institutos y uno de ellos tenía un convenio con el Alto Conquero, el instituto al que fui yo. Fueron coincidencias muy agradables.
– ¿Cómo fueron tus inicios profesionales en la Universidad de Limerick?
– Durante el lectorado en Irlanda del Norte, empecé a pensar en hacer investigación. Había estudiado la obra de Kate O’Brien, una escritora con conexiones españolas, y la profesora aquí, ahora ya jubilada, se interesó por mis ideas. Entonces escribí una propuesta de tesis doctoral, que fue aprobada, me presenté a la beca del estado (irlandés) para cubrir los gastos de matrícula, y la entonces directora de español, Nancy Serrano, me ofreció trabajar por horas en la sección de español, lo cual me permitió pagarme los estudios. Tuve la suerte de que cuando terminé la tesis salió una plaza del equivalente a profesora asociada, y la saqué. Lo demás es historia.
– ¿Sobre qué versó tu tesis doctoral?
– Mi tesis era un estudio comparado del uso de lo autobiográfico en la escritura de ficción en la obra de Kate O’Brien e Isabel Allende. En el año 2003 publiqué una adaptación de la parte sobre Allende, bajo el título ‘Isabel Allende’s Writing of the Self’.
– Y en la actualidad, ¿Cuál es tu cargo? ¿Cuáles son tus funciones?
– Ahora soy directora de la Escuela Universitaria de Lenguas Modernas y Lingüística Aplicada (escuela porque es un departamento muy grande). También soy profesora titular de Hispánicas. La mayor parte de mis responsabilidades son ahora mismo de gestión, pero también tengo una carga docente, aunque reducida, e intento continuar con mi investigación cuando puedo. En este sentido, mi enfoque y temas han cambiado bastante; desde el 2003 me dedico exclusivamente a cuestiones de memoria, género, representación y violencia política.
– Una Universidad que mantiene lazos de unión con la Universidad de Huelva, ¿No es así?
– Pues sí, nuestra lectora de español, a la que entrevistasteis recientemente, Julia Rodríguez, es de la UHU. Yo he participado en diversos proyectos de investigación con compañeras y compañeros de Filología Inglesa y también he colaborado con colegas de Historia, como Pedro Feria, otro onubense por el mundo, que está en Chile. Siempre que puedo, vuelvo, con becas de movilidad de profesores o por mi cuenta.
– Más de dos décadas en Irlanda… ¿Adaptada completamente?
– La verdad es que sí, con hijos aquí, forofa hasta la médula de Munster Rugby y del rugby irlandés. Aunque también hay que decir que las raíces no se pierden nunca, y sigo siendo más de Huelva que un choco. En mi casa se come puchero (la comida favorita de mi hijo pequeño), raya en pimentón, roscón de reyes y hornazo (a mí me gusta mucho la repostería y todos los fines de semana hago algún dulce).
– ¿Cómo describirías Limerick? ¿Algún aspecto que te llamara mucho la atención sobre la vida en Irlanda?
– Cuando yo llegué, Limerick era una ciudad oscura, húmeda, como la describe el escritor de Las cenizas de Ángela, pero con el tiempo ha ido cambiando, orgullosa de su diversidad cultural, de su rugby, seña de identidad; y una ciudad con muchas ganas de hacer cosas, de mejorar y de avanzar. Me llamaron la atención cosas buenas y malas desde mi punto de vista. Malas, la falta de vida por las tardes, la carestía de todo… Muchas más cosas buenas, no obstante, como el carácter irlandés, generoso y amable por naturaleza, y lo que más me fascina es el culto al rugby, la honestidad del deporte, la humildad de los jugadores y jugadoras, pues también tenemos un rugby femenino muy puntero, y la comunión entre equipo y afición, lo que se llama el jugador número 16.
– ¿Un país que recomiendas conocer?
– Desde luego, es un país precioso, especialmente cuando sale el sol.
– Respecto a tu familia, ¿Qué pensó cuando tomaste la decisión de marcharte?
– Qué pregunta más complicada. Mis padres y mi hermana creo que entendieron que tenía que intentarlo. Mis padres siempre estuvieron muy orgullosos de mí (ya no están; su enfermedad y su muerte, una experiencia muy dura para cualquier hija o hijo, pero estando fuera, aun más). Mi hermana, creo que se ha acostumbrado, e intentamos disfrutar al máximo cuando nos vemos. Hoy en día las distancias no son lo mismo que hace 20 años.
– ¿Qué echas más de menos?
– La luz, de mi costa de la luz, el calor familiar de mi hermana (a pesar del WhatsApp), y el ‘pescaíto’ frito del Paco Moreno.
– ¿Cuáles son tus aspiraciones?
– A mi edad ya, intentar conseguir la cátedra, llevar adelante a mis dos hijos, y, cuando me jubile, volverme a mi tierra hasta el fin de mis días.
– Para terminar: un mensaje a los onubenses.
– Que no hay que tenerle miedo a irse fuera, si se quiere o hace alta, que Huelva se lleva dentro, y que es una provincia bella, diversa y rica en historia, de la que estoy orgullosa y de la que le hablo siempre a mis estudiantes.